La tentación de la corrupción llega a todas partes
Monday, May 31, 2021
*Victor Martell
Acabo de leer un artículo que me ha llamado la atención, porque por mucho tiempo hemos estado en contra de la corrupción que corroe nuestros países americanos y hemos denunciado a políticos corruptos que han destruido la economía de nuestros países, condenándolos a ser nombrados como países de tercer mundo, cuando por sus riquezas naturales debieran estar en los primeros lugares del mundo. En el escrito en cuestión se dice:
“El Papa Francisco ha emitido una nueva carta apostólica en forma de motu proprio con nuevas medidas anticorrupción para los directivos de la Curia”.
“Se prohíbe aceptar o solicitar, para sí mismo o para personas distintas del Ente en que se presta servicio, por razón o con ocasión del propio cargo, dádivas, regalos u otros bienes cuyo valor sea superior a cuarenta euros”. (Reglamento General de la Curia Romana Artículo 40, párrafo 1, n).
Me pareció genial este reglamento de la curia romana; ojalá que este procedimiento se aplicara en todos los países y los nuevos presidentes americanos lo hicieran cumplir bajo la amenaza de ser llevados a los tribunales los que incumplan esta medida, porque en estos tiempos, es muy habitual que cuando un nuevo presidente toma posesión diga en su discurso inaugural o en sus campañas electorales que luchará contra la corrupción y luego... Un silencio total.
Hay otras formas de corrupción; pongamos un ejemplo: Un campesino con una parcela de tierra sin sembrar porque no tiene dinero con qué comprar las semillas ni el abono, y llega un señor y le dice: “Mire amigo, aquí están mil dólares, yo le traigo la semilla y el a bono para que me siembre esta amapola, si necesita ayuda yo le envío hombres a su mando.” El campesino no es bobo: él sabe que aquello es ilegal; pero... En su vida había visto mil dólares y la tentación le corroe el corazón.
Qué diferencia si el gobierno hubiera llegado a ocuparse de este campesino, dándole educación para sus hijos y comida mientras las semillas y el abono que ellos le proporcionaran no produce los frutos esperados. Ese campesino nunca se convertirá en un delincuente ayudando a los narcotraficantes. ¿De ¿quién es la culpa? ¿Del ignorante campesino que nunca había visto los mil dólares, o de los gobernantes corruptos que solo piensan en llenar sus bolsillos y nunca en su pueblo, ni en los votantes que lo llevaron al poder?
Yo recuerdo hace muchos años, recién llegado de Cuba, estaba sin trabajo y me llevaron a un banco en New York para que trabajara. El sueldo en aquel entonces era de 120 dólares a la semana; por aquella ventanilla pasaban normalmente un millón de dólares, y yo pregunté: “¿Si yo me equivoco y doy algún dinero de más, qué pasa?” La respuesta fue: “Señor, se le descuenta inmediatamente de su sueldo”, por lo que respondí: “Gracias, no me interesa”. Y me fui a trabajar a una factoría.
A veces es mejor alejarse de las tentaciones porque, fíjense, están hasta en el Vaticano.
Es importante que hagamos fuerza en nuestros gobiernos para que cese inmediatamente esta corrupción que esta a todos los niveles. Vamos a exigirles a nuestros políticos que sean honestos y cumplan lo que han pregonado en sus discursos; es importante que se voten leyes severas para que no se propague este mal, que está destruyendo las economías de nuestros países americanos y empobreciendo a las poblaciones. Si le ponemos fin, veremos el resurgimiento de una América fuerte, ofreciendo nuestras riquezas en minerales, y productos comestibles al mundo entero, sin restricciones veladas por compañías corruptas ofreciendo dinero a nuestros gobernantes.
¿Queremos ver una América Central y del Sur libre y económicamente fuerte, que no tenga que pedirle nada al Norte? Pues que cese la corrupción en nuestros países y seremos ricos, porque Dios nos regaló un suelo bendecido.
Este artículo se publicó por primera vez en la edición de mayo de 2021 de La Voz Católica.
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