Una crisis que necesita una solución urgente
Monday, November 18, 2024
*Victor Martell
El ver personas en la calle sin techo no es nuevo para los residentes de Miami y alrededores, siempre los hemos visto merodeando, sobre todo en el centro de la ciudad. Generalmente eran hombres que se pasaban el día en la calle y muchos se presentaban en Camillus House para pasar la noche, y por la mañana se bañaban y recibían una muda de ropa limpia.
Me tocó visitar a muchos en los portales como miembro de la Sociedad de San Vicente de Paul y llevarles desayuno los fines de semana. Esa vida no era fácil. Sí, es verdad, muchos de ellos eran alcohólicos o drogadictos; pero otros no, habían perdido su familia y estaban solos. También había personas con problemas mentales y hacíamos gestiones para que los aceptaran en alguna institución gubernamental para su recuperación.
Hoy en día, mis queridos lectores las cosas han cambiado, desafortunadamente para algo peor. Ya no son hombres solos o mujeres solas, en estos momentos nos encontramos a familias enteras, y lo más triste, algunas madres solteras que con sus hijos viven en portales, parques, y en nuestro vecindario. Otros viven en sus carros, haciendo sus necesidades en estaciones de gasolina o negocios que abren las 24 horas.
Si antes nos daba tristeza, ahora nos rompen el corazón. Si, es verdad, ahora tenemos muchas instituciones benéficas que los ayudan con comida, vivienda temporal etc. En parte, hay una verdad que muchos callan y es que cada día por nuestras fronteras aparecen más y más familias enteras indocumentadas y en muchos casos niños solos. Hay obligación de comprender que estas familias en desgracia se enfrentan a grandes peligros, robos, violaciones y en muchos casos la muerte.
Desafortunadamente hemos caído en aquello de justificar esta situación, poniéndoles epítetos a estas familias de que no quieren trabajar, es difícil para un indocumentado, que son malos padres porque traen a sus hijos a pasar esta vida miserable, se olvidan que en sus países sufren de persecución, cárcel y falta de trabajo y hasta muchos hablan de que traen a sus hijos para venderlos en el mercado negro, absurdo, cuando sabemos bien que unos padres pobres en muchos casos quieren más a sus hijos que matrimonios acomodados. Claro, yo les digo a estas personas que no tienen corazón, que estudien a nuestra iglesia católica, que desde que fue fundada por Jesucristo es para ayudar a los que nada tienen y a los enfermos, no solo en lo material sino también en lo espiritual.
Recuerden siempre sus palabras: “Ayudemos a nuestros hermanos”; porque son nuestros hermanos en desgracia y tenemos la obligación como católicos de ayudarlos. No cierren sus ojos y hablen con sus políticos para que esto se enmiende cuanto antes. Es bochornoso para todos que nuestras calles estén llenas de carpas o personas tapadas con periódicos. No me digan que no los acojamos en nuestras iglesias, porque son casas de Dios para oración y no refugios. A nuestras autoridades, en vez de tener dinero para cosas menos importantes, exijamos que se usen esos recursos para construir viviendas para personas de la calle. Y si el gobierno permite la entrada de indocumentados por las fronteras, que ahora carguen con los gastos que ellos ocasionen y no quieran que nosotros lo hagamos; porque nunca nos consultaron.
Así que mis hermanos políticos, comiencen a legislar hoy mismo para protegerlos de los vicios y peligros que se encuentran en nuestras calles hoy mismo.
Dios necesita que seamos sus manos alargadas para tratar de hacer lo que ÉL desea que hagamos nosotros. Recuerden siempre que Él nos ama; pero también ama a todos nuestros semejantes porque son sus hijos igual que nosotros, son nuestros hermanos y no te sientes a comer y dormir en tu casa sabiendo que hay miles que no tienen donde dormir, ni comer, para que puedas llamarte cristiano.
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