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El beato Federico Ozanam fue el fundador de la Sociedad de San Vicente de Paul en mayo del 1833. Con solo 20 años de edad, este seglar del siglo XIX, cristiano en un mundo secularizado, fue un auténtico profeta de su tiempo en la Iglesia a la que él “ama con gran amor y sumisión”.

Federico realizó sus estudios secundarios en Lyon y su carrera universitaria en París. Durante un periodo de su adolescencia tuvo grandes problemas de orden espiritual, pero se confió a la dirección del abad Noirot, gran filósofo, que le ayudó a superarlas. Él mismo escribe “he prometido a Dios dedicar mi vida al servicio de la verdad que me colma de paz”.

El 5 de noviembre de 1831 este joven intelectual, de 18 años, llega a Paris desde Lyon para seguir sus estudios en la Sorbona. Se desanimó, o más bien se horrorizó, de lo que vio en la capital.

“Un día,” cuenta Ozanam, “triste y abrumado de problemas, entré en la iglesia de San Esteban para sobreponerme y levantar el ánimo. La iglesia estaba en silencio y casi vacía. Arrodillado humildemente delante del altar, estaba un hombre sumergido en la oración del Rosario. Acercándome, pude reconocer a Ampüre. Después de contemplarle unos momentos me retiré, profundamente conmovido y más cerca de Dios.”

El científico matemático y físico, de fama mundial, André-Marie Ampüre, descubridor del electromagnetismo, fortalecía su alma en la oración. El joven estudiante aprendió, con este admirable ejemplo, cómo luchar contra los ataques de las pasiones. Sorprendido por esta muestra de fe, Ozanam reafirmó su fe al ver a Ampüre rezar el Rosario, y fue un hombre de fe profunda que llenó el mundo con su amor.

Ozanam solía decir que el Rosario de Ampüre le había movido y   convencido más que mil sermones. Después de este incidente hizo amistad con Ampüre quien le abrió su casa. Allí encontró apoyo para su fe en un Paris violentamente anti-católico y entró en contacto con Emmanuel Bailly, que de joven había pensado ser Lazarista, la orden fundada por San Vicente de Paúl, a quien conocía bien.

En 1833 Ozanam, con un grupo de siete amigos, fundó la Sociedad de San Vicente de Paúl, al que eligen como patrono. El mayor de ellos era Bailly, de 39 años. Federico tenía 20 años; sólo uno del grupo era más joven que él. En los comienzos no tenían experiencia de servicio, de trato con los que vivían en la miseria. Necesitaban una guía. Esta les llego por Bailly, presidente de la naciente conferencia, que sería una especie de consejero espiritual y símbolo de prudencia.

Cuando deciden ir al encuentro de los pobres, Bailly les envía a una mujer, una Hija de la Caridad de 40 años, Sor Rosalía Rendu, “Apostol del distrito de Moufettard”, y sierva de los desheredados del barrio parisino de Saint-Médard. Ella les acompañaría en sus primeros pasos en la visita a los pobres en sus casas, que ellos habían elegido como fin de la Conferencia de la Caridad.

Murió muy joven, pero un siglo y medio más tarde siguen vivos sus planteamientos sociales y su testimonio evangélico. Su vida la podemos resumir en tres palabras: oración, trabajo y entrega, tres principios permanentes en la concepción del cristianismo que Ozanam supo vivir y transmitir.

El 22 de agosto de 1997 fue beatificado por Juan Pablo II en la catedral de Notre Dame en París.

     

Comments from readers

Tony Magliano - 05/27/2019 03:38 PM
Excellent piece, Victor! Very inspiring! Blessed Ozanam pray for us!
Juana - 05/27/2019 03:33 PM
Excelente ejemplo de lo que puede hacer la gracia de Dios en nuestras almas cuando nos ponemos a su disposición. Este laico nos enseña que no tenemos que hacer grandes cosas sino pequeñas cosas con un gran amor. No tenemos que tener gran experiencia si nos urge hacer el bien y practicar la caridad.
james - 05/27/2019 02:29 PM
Thank you Victor Martell. All, please pray the Rosary everyday. Blessings,

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