Nueva presidenta para la Sociedad de San Vicente de Pa�l
Monday, December 11, 2017
*Victor Martell
El pasado 1ro de octubre, como especifica el reglamento, tomó posesión una nueva presidenta que regirá por un término de tres años los destinos de nuestra querida Sociedad de San Vicente de Paúl en la Arquidiócesis de Miami, desde Broward hasta Monroe.
Se trata de María Pérez de González, a quien conozco y que ha trabajado mucho a mi lado. Cubana nacida en La Habana, llegó a este país en 1963 con una fuerte formación católica desde su niñez. Desde que conoció de la obra de San Vicente de Paúl, la abrazó con todas sus fuerzas y sintió la vocación vicentina, ingresando en sus filas hace 14 años. A pesar de que se desempeñaba como maestra del programa bilingüe de las escuelas públicas de Miami-Dade, siempre sacaba tiempo para trabajar por los que nada tienen.
Su labor en nuestra Sociedad ha sido de gran dedicación, desempeñándose como vicepresidenta de la Conferencia de St. Kevin, en Miami; directora de capacitación vicentina en inglés y español por 12 años; y presidenta del Distrito Sur de Miami, con 15 conferencias a su cuidado. Estuvo casada con Diego González, ya fallecido, un vicentino nacido en República Dominicana, de quien guardo muchos recuerdos, siempre dispuesto a ayudar, sobre todo con el papeleo de oficina, ya que era contador y nunca me negó las auditorías que le solicitaba.
Como alguien que ama el magisterio, María nunca dejó de superarse y fueron muchas las maestrías y reconocimientos que logró en su trabajo. Uno de sus últimos logros, y que muestra con mucho orgullo, es la maestría en Teología Ministerial que obtuvo en Barry University. Esta aumenta su caudal de conocimientos para comunicarse con los nuevos vicentinos que necesitan una capacitación sólida para enfrentarse a los diferentes casos que encontrarán al ayudar a los necesitados.
Somos muchos los que esperamos que la nueva administración, ahora bajo la batuta de una madre, esposa y maestra ejemplar, nos ayude a fortalecer la mano derecha de nuestra Iglesia Católica, porque los vicentinos visitamos en sus hogares a quienes necesitan pan en su mesa, pero también el pan espiritual que fortalezca su alma para que, de la mano de nuestro Jesús, tengan fortaleza ante los infortunios de la vida.
¡Adelante, María, con tu nuevo desafío! Y recuerda, como decía nuestro mentor San Vicente, que ayer, hoy y siempre, los pobres serán “nuestros señores y nuestros amos”.
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