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Por suerte me ha tocado en varias ocasiones estar en Costa Rica en el mes de agosto y he tenido la dicha de presenciar unos de los exponentes más grandes de la fe y la veneración a nuestra madre, la Virgen María, en su advocación de Nuestra Señora de los Ángeles (también conocida localmente como "La Negrita").

No quiero referirme acá a la historia de esta aparición de nuestra madre a Costa Rica porque esta información está en los libros que relatan las distintas apariciones de la Virgen María y también en el Internet. A lo que sí quiero referirme es a las famosas, ya que lo hacen todos los años, "romerías" que comienzan mucho antes de su fecha de aparición el 2 de agosto. Desde mediados de julio comienzan a movilizarse hacia Cartago que es donde está la basílica. Quiero hacer notar que San José, la capital, se encuentra a 16 millas de Cartago, pero algunos romeros vienen caminando desde Guanacaste, que se encuentra a 138 millas de distancia; y así desde todos los pueblos distantes o cercanos, además de personas que vienen de otros países.

Una gran cantidad de estos romeros que pasan horas y días caminando, desafiando la lluvia, el frío, y todas las inclemencias del tiempo, cuando llegan a la puerta de la basílica se hincan de rodillas y avanzan hacia el altar mayor, donde esta "La Negrita",  con un gran fervor religioso, sin alardes, ni cultos raros. En el más completo silenció, solamente interrumpido por las caras de dolor por el esfuerzo y sus ojos llenos de lágrimas, se pueden ver a niños, jóvenes (la gran mayoría) y ancianos, algunos con muletas y sillas de ruedas.

Mi indiscreción periodística me llevo a preguntar a algunos de estos romeros el por qué de aquel esfuerzo y sus respuestas fueron estas:

Una señora muy mayor: "Vine a darle gracias a Nuestra Señora porque intercedió con Dios en darme un año más de vida, para poder disfrutarlo con mis hijos".

Una joven con una niña de manos: Me la encontré en la parte de abajo de la basílica donde hay un manantial que corre los 365 días del año y lo tienen canalizado con varias salidas de agua que todos dicen que es bendita. "Yo estaba ciega y lavándome los ojos, con esta agua, ya puedo ver".

Un padre con su niña de meses en brazos: "Mi hija nació muerta y mírela en la iglesia, como se ríe y todo por la intercesión de "La Negrita".

Y así en silencio se ven a miles de creyentes que no adoran a la virgen; lo que hacen es pedir su intercesión porque saben que un hijo no le niega nada a su madre, y ella le pedirá para nosotros ese gran favor.

La cantidad de romeros todos los años oscila entre millón y medio y dos millones de fieles, los cuales muchos no son ni católicos; pero eso sí, son fieles creyentes de su "Negrita".

Como católico practicante toda mi vida, siempre he sido muy cuidadoso al hablar de milagros, aunque no por ello tengo que confesar que siempre he sido mariano y muy devoto de la Virgen María en diferentes advocaciones — quizás por aquello de que es más fácil ir al Hijo por la intercesión de la madre.

Cuando supe que mi esposa tenía cáncer, saliendo de la oficina del oncólogo la puse en las manos de María y tengo que confesarles que fue precisamente en "La Negrita" en quien pensé. Hoy, meses después, yo también le doy las gracias, porque ese mismo oncólogo me dijo: "Esto se fue". El cáncer está en remisión y cuando le pregunté: ¿Y... Como así? Solamente alzó su mano hacia arriba y me miró fijamente.

Todos nosotros somos hijos de ella. Esto no quiere decir que en todo lo que pidamos su intercesión nos será concedido. A veces, pedimos cosas que pensamos que serán buenas y a largo plazo son dañinas para nosotros. Eso sí, recuerden que vamos al Hijo en los brazos de su mamá y estoy seguro que nunca nos dirá que no, siempre que sea para nuestro bien.

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