Article Published

Article_archdiocese-of-miami-el-secreto-de-la-vida-es-confiar-en-el-senor_S

archdiocese-of-miami-el-secreto-de-la-vida-es-confiar-en-el-senor

Feature News | Wednesday, August 21, 2024

'El secreto de la vida es confiar en el Señor'

La Hna. Anunciata Fernández, de las Oblatas de la Divina Providencia: 75 años de vida religiosa, alegría y servicio a los demás

English Spanish
La Hna. Anunciata Fernández, con su máquina de coser, a sus 96 años asiste a los enfermos y hace manualidades. La Hna. Anunciata es religiosa de la congregación de las Oblatas de la Divina Providencia en Miami Beach, cumplió 75 años de vida religiosa que empezó en su natal Cuba.

Fotógrafo: MARIA BIORD | LVC

La Hna. Anunciata Fernández, con su máquina de coser, a sus 96 años asiste a los enfermos y hace manualidades. La Hna. Anunciata es religiosa de la congregación de las Oblatas de la Divina Providencia en Miami Beach, cumplió 75 años de vida religiosa que empezó en su natal Cuba.

MIAMI | Su vida es un testimonio de humildad, entrega, resiliencia y compasión que se inició el 6 de noviembre de 1928 en La Habana, Cuba. A sus casi 96 años de vida y con la fortaleza de sus 75 años de vida religiosa, la Hna. Anunciata Fernández resplandece como una atalaya de fe y amor incondicional por el prójimo bajo el carisma de las Hermanas Oblatas de la Divina Providencia.

Sus días están llenos de oración, trabajo comunitario y calidez humana en la parroquia de St. Patrick, en Miami Beach, donde reside desde hace más de 20 años y donde va a Misa todos los días.

Junto a la Hna. Claudina Sanz, lleva la comunión a los enfermos, ayuda en la asistencia de los necesitados. Además, hace labores manuales y cose “las capas blancas con encajes que se usan en los bautizos en la parroquia”.

Fotografía de recuerdo de la primera Comunión, en Cuba, de la Hna. Anunciata Fernández.

Fotógrafo: COURTESY

Fotografía de recuerdo de la primera Comunión, en Cuba, de la Hna. Anunciata Fernández.

“El secreto de la vida es confiar en el Señor y entender que lo que hacemos no somos nosotros, sino Él”, explica con una sonrisa serena y una mirada tranquila. Durante siete décadas y media, la Hna. Anunciata ha sido testigo de transformaciones tanto dentro como fuera de la Iglesia. “Los tiempos cambian”, dice evocando muchos recuerdos, pero de inmediato sentencia que la clave es “dejarse guiar por Dios y saber comprender a los demás”.

A muy corta edad perdió a su madre y aún con la tristeza en los ojos, recuerda cuando la Hna. Josefita la llevó a ella y a su hermana ante la imagen de la Virgen Milagrosa y les dijo: “Ella es su nueva madre ahora”.

Desde entonces, siempre se mantuvo con las Hermanas Oblatas de la Divina Providencia, congregación religiosa que fue fundada en 1829 en Baltimore, Maryland, por la Madre Mary Lange, con el propósito principal de brindar educación católica a las niñas excluidas del sistema educativo por la raza o la condición económica.

La educación de las Hermanas Oblatas llegó a Cuba a comienzos del Siglo XX y se mantuvo en la isla caribeña hasta su forzada salida en 1961, cuando el gobierno comunista expulsó a los sacerdotes y religiosas.

Fotografía de recuerdo de La Hna. Anunciata Fernández, de la congregación de las Oblatas de la Divina Providencia, que cumplió 75 años de vida religiosa en el convento de su congregación en Miami Beach.

Fotógrafo: COURTESY

Fotografía de recuerdo de La Hna. Anunciata Fernández, de la congregación de las Oblatas de la Divina Providencia, que cumplió 75 años de vida religiosa en el convento de su congregación en Miami Beach.

La Hna. Anunciata fue a la escuela primaria de las Hermanas Oblatas y asistió a la Escuela Hogar. Su rostro se ilumina al hablar de cuando entró al noviciado. “Llegué a Baltimore en 1947 y a los dos años hice mi profesión”. Recuerda con mucha emoción ese 15 de agosto de 1949. “Tenía 19 años y nos dieron el hábito, pero con el velo blanco”.

Se sonríe al rememorar lo duro que fue la barrera del idioma. Entre “good morning” y una que otra palabra suelta, un día se sorprendió hablando en inglés. “Yo ni me di cuenta”.

“La necesidad le enseña a uno”, afirma al repasar su trayectoria de servicio en Cuba, Baltimore, Costa Rica, República Dominicana y finalmente en Miami. Su trabajo principal ha sido la catequesis, pero también ha enseñado costura, tejido y artes manuales.

De cada lugar tiene muchos recuerdos. “En Costa Rica ayudábamos en el trabajo pastoral en Semana Santa”. En República Dominicana rememora la atención en la guardería y la asistencia a las madres adolescentes: allí tuvo “que cocinar arroz, frijoles, pudin”.

“También aprendí enfermería”, dice mientras explica que durante 17 años se desempeñó como enfermera en la Casa Madre en Baltimore. Aprendió a suministrar las medicinas, asear a los enfermos, alimentarlos y a “inyectar con Sister Barbara”. Recuerda a una hermanita mayor que no quería ponerse una inyección y cuando le preguntó que dónde había aprendido, ella pícaramente le dijo que en la Universidad de La Habana. Entonces la hermanita le dejó que la atendiera.

Sister Anunciata Fernández, religiosa de la congregación de las Oblatas de la Divina Providencia, cumplió 75 años de vida religiosa que empezó en su natal Cuba. A sus 96 años asiste a los enfermos, hace manualidades y con las otras religiosas de su congregación son parte de la parroquia St. Patrick en Miami Beach.

Fotógrafo: MARIA BIORD | LVC

Sister Anunciata Fernández, religiosa de la congregación de las Oblatas de la Divina Providencia, cumplió 75 años de vida religiosa que empezó en su natal Cuba. A sus 96 años asiste a los enfermos, hace manualidades y con las otras religiosas de su congregación son parte de la parroquia St. Patrick en Miami Beach.

Hacía su trabajo con alegría. “Hacía reír a las hermanas y hacía trucos de tirarme al suelo para que ellas se rieran”, dijo y resalta que la alegría es muy importante y también la convivencia. “Todos somos iguales”, reflexiona y de inmediato agrega “habrá cosas que no me gustan de alguien, pero también habrá cosas de mí que no gustan a los demás. Se trata de comprender a los otros y tratarlos con cariño y saber que Dios está presente en todas las personas”.

El dolor se refleja en su rostro al hablar de Cuba. Con un suspiro relata los días previos a su salida. “Salir fue mi mayor reto”, dice en voz baja y recuerda el dolor que le dio abandonar a las niñas de la escuela de las Oblatas. También se alejó de su familia y pasó 18 largos años sin poder abrazar a su hermana y a sus tres hermanos.

Con el uso de la tecnología, a través de su Tablet, se mantiene en contacto con su amada isla. “Veo la Misa del Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre que oficia el Arzobispo de Santiago de Cuba todos los domingos”, y su voz recobra la emoción para revelar que también ve videos, noticias y adelanta los capítulos del reality show Exatlón.

A la Hna. Anunciata le encanta ir a Los Cayos. Desde ahí se siente cerquita de su tierra natal y ora para que el Señor le perdone si ha faltado en algo. Agradece la comunión con sus hermanas y le suplica a la Virgen “que nos proteja en estos tiempos difíciles”. Dice que no cambiaría nada de su vida. “He sido feliz” y el secreto es “confiar en Dios y dejarnos guiar por Él”.

Add your comments

Powered by Parish Mate | E-system

This site is protected by reCAPTCHA and the Google Privacy Policy and Terms of Service apply