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En la Nochebuena del 24 de diciembre de 1968, la tripulación del Apolo 8 entró en órbita lunar y comenzó a dar vueltas alrededor de la Luna, la primera vez en la historia que los humanos visitaban otro mundo. 

Esa noche, los astronautas de la tripulación —Bill Anders, Jim Lovell y Frank Borman— hicieron una transmisión televisiva en directo que incluía imágenes espectaculares de la Luna a tan sólo 60 millas bajo ellos, y de la Tierra, ¡a 250 mil millas de distancia!

En una conclusión muy apropiada de la transmisión, los astronautas compartieron la lectura bíblica de los 10 primeros versículos del relato de la creación en el libro de Génesis.

Anders inició su discurso de forma inspiradora: "Nos acercamos al amanecer lunar y, para todas las personas en la Tierra, la tripulación tiene un mensaje: 'En el principio Dios creó el cielo y la tierra. La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas. Entonces Dios dijo: «Que exista la luz». Y la luz existió...'".

Después de la lectura de Génesis, Borman dijo: "Y la tripulación del Apolo 8 les desea buenas noches, buena suerte, y Feliz Navidad... y que Dios los bendiga a todos, a todos en la buena Tierra".

Pero en 1968, la buena Tierra, e innumerables personas buenas en ella, sufrían a causa de diversos males. La sangrienta guerra de Vietnam; el aplastamiento soviético brutal del levantamiento en Praga; los asesinatos de Robert Kennedy y del Rev. Martin Luther King, Jr.; y los disturbios raciales en todos los Estados Unidos eran algunos de los males graves que enfermaban a nuestra buena Tierra.

En la actualidad, 55 años después, las tristes realidades de 1968 continúan con nosotros a medida que nos acercamos a la Navidad, aunque en diferentes maneras.

Las guerras salvajes entre Rusia y Ucrania/OTAN, y entre Israel y Hamás —con bombardeos continuos sobre los gazatíes—, así como al menos otros 54 conflictos armados internos, han provocado innumerables muertes. La más triste es la de miles de niños, no estadísticas, sino pequeños de carne y hueso asesinados por adultos desalmados obsesionados con la matanza masiva de la guerra (ver: https://watson.brown.edu/costsofwar/).

Los tiroteos masivos; las ejecuciones con la pena de muerte; los 73 millones de abortos anuales de bebés no nacidos; los efectos mortíferos del cambio climático; y los más de 700 millones de personas hambrientas —50 millones de las cuales se enfrentan en la actualidad a la inanición—, son ejemplos horrendos de la pandemia de violencia en todo el mundo.

Lo trágico es que parece que no hemos aprendido nada.

Una hermosa manera de ayudar a que la situación mejore es hacer un regalo sincero de Navidad a nuestros desesperados, pobres y hambrientos hermanos y hermanas de la Tierra Santa devastados por la guerra (ver: bit.ly/ACNUSA-AyudaTierraSanta).   

Pero no nos detengamos ahí. Jesús nos pide renacer en nosotros para continuar su obra en nuestro mundo violento que clama por la justicia, la paz y el amor.

El primer paso tripulado de la humanidad hacia los cuerpos celestes en 1968 nos dio a todos los que vivimos en la buena Tierra un impulso astronómico. Y el famoso "Amanecer de la Tierra", captado por Anders en fotografía, ofreció a la humanidad una nueva perspectiva celestial para ver mejor nuestro hogar terrestre.

Hágase un maravilloso regalo de Navidad. Visite el siguiente enlace de la NASA y medite sobre la impresionante foto del "Amanecer de la Tierra": https://www.nasa.gov/image-article/earthrise-3/. Y con la mente y el corazón abiertos, escuche en oración el mensaje de Apolo 8 en la Nochebuena de 1968 (En inglés: https://www.nasa.gov/topics/history/features/apollo_8.html. En español: https://www.youtube.com/watch?v=k0hj7sBzQVk, tomado de la miniserie De la Tierra a la Luna.)  

Anders dijo que a pesar de todo el entrenamiento y la preparación para una exploración de la Luna, los astronautas terminaron por descubrir la Tierra. ¡Ojalá nosotros también descubriéramos la bondad del planeta Tierra y la de cada una de las personas que lo habitan!  

El Día de Navidad, con una vista de la Tierra distante desde la superficie de la Luna, el astronauta Frank Borman, del Apolo 8, ofreció esta oración profundamente inspiradora. Hagámosla juntos: "Danos, oh Dios, la visión necesaria para ver tu amor en el mundo a pesar del fracaso humano. Danos la fe para confiar en la bondad a pesar de nuestra ignorancia y debilidad. Danos el conocimiento para que podamos continuar orando con corazones comprensivos, y muéstranos lo que cada uno de nosotros puede hacer para impulsar la llegada del día de la paz universal. Amén".

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