Migrantes: Desplazarse o no desplazarse, esa es la cuestión
Monday, June 26, 2023
*Bishop Nicholas DiMarzio
El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, del Vaticano, publicó recientemente una declaración titulada Libres de elegir si migrar o quedarse. Pero, ¿qué significa en realidad el derecho a no emigrar?
Este principio fundamental de la doctrina social católica sobre la migración a veces causa confusión porque parece contradictorio. Algunos dirían: "Por supuesto que tienes derecho a permanecer en tu país de origen".
Pero la decisión de emigrar no siempre es libre o fácil porque las circunstancias inciden en el libre albedrío de las personas. La violencia, los conflictos, la pobreza endémica y el cambio climático influyen en la decisión de las personas para dejar su patria.
En conformidad con la doctrina católica, el objetivo del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral es apoyar el mejoramiento de las condiciones en los países, para que sus ciudadanos no sientan la necesidad de marcharse. Esto significa promover los derechos humanos, la libertad y la seguridad en estos países. A menudo existe un conflicto entre el derecho a la vida, la libertad y la seguridad, y el derecho a la libertad de movimiento.
La doctrina social de la Iglesia sobre la migración, que comienza con Exsul Familia—la constitución apostólica del Papa Pío XII sobre la migración—deja claro que el derecho a emigrar es un derecho humano fundamental.
Esta decisión fue confirmada por el Papa Juan XXIII, el Concilio Vaticano II y, más recientemente, por el Papa Benedicto XVI, quien declaró que "hay que reafirmar el derecho a no emigrar, es decir, a tener las condiciones para permanecer en la propia tierra".
San Juan Pablo II dijo: "[E]s un derecho primario del hombre vivir en su propia patria. Sin embargo, este derecho es efectivo sólo si se tienen constantemente bajo control los factores que impulsan a la emigración".
En muchas ocasiones, el Papa Francisco ha hablado del derecho que tienen las personas a criar y mantener a su familia en un entorno seguro, en su país de origen.
La doctrina social de la Iglesia se basa en el principio de la dignidad de cada persona humana. Cada persona tiene derecho a permanecer en su país de origen, pero ese derecho está condicionado por la capacidad de acceder a otros derechos humanos básicos. Si estos derechos no están disponibles, la persona es libre de emigrar en busca de mejores condiciones de vida o, lo que es más importante, para escapar de la muerte.
Una vez entendida la doctrina social de la Iglesia, no se puede afirmar que fomente o aliente la emigración de un país a otro. Siempre es más conveniente mejorar las condiciones de vida en cada país, para que la gente no tenga necesidad de emigrar.
La migración para los seres humanos conlleva desafíos innatos, algunos de los cuales pueden ser muy perjudiciales si no se controlan de forma adecuada. El desplazamiento y la separación de la familia, el idioma y la cultura siempre tienen efectos nocivos.
La doctrina y la esperanza de la Iglesia es que las personas prosperen allí donde nacieron. En consecuencia, la labor de la Iglesia consiste en apoyar unas condiciones de vida aceptables en todos los países, para que las personas no tengan que ejercer su derecho a emigrar.
Por esta razón, las críticas recientes a las organizaciones caritativas católicas y a otros grupos sociales que ayudan a los migrantes, sea cual sea su situación legal, deben entenderse a la luz de la constante y sabia doctrina social de la Iglesia.
Comments from readers