‘Paz en la Tierra’: Una encíclica profética peligrosamente ignorada
Monday, June 5, 2023
*Tony Magliano
Hace poco más de 60 años, la Tierra, tal como la conocemos, estuvo en peligro de ser envuelta en una bola de fuego nuclear.
En octubre de 1962, Estados Unidos exigió que se desmantelaran y retiraran los emplazamientos de misiles nucleares de la Unión Soviética en Cuba. Tras la negativa de la Unión Soviética, Estados Unidos estableció un bloqueo naval en Cuba.
Ante la rápida escalada de la situación hacia una guerra nuclear, el Papa Juan XXIII hizo un llamamiento urgente en favor de la paz.
En una carta al presidente estadounidense John F. Kennedy y al primer ministro soviético Nikita Khrushchev, San Juan XXIII suplicó: "Rogamos a todos los gobiernos que no permanezcan sordos a este grito de la humanidad. Que hagan cuanto esté en su mano para salvar la paz. Evitarán así al mundo los horrores de una guerra cuyas terroríficas consecuencias nadie puede predecir".
Pocos días después, Khrushchev accedió a retirar los misiles. Y Kennedy no tardó en levantar el bloqueo.
La crisis de los misiles cubanos había terminado, pero tuvo un profundo efecto en "el Buen Papa Juan".
Pocos meses después, en abril de 1963, publicó su profética encíclica Pacem in Terris ("Paz en la Tierra").
Consciente del reciente roce de la humanidad con la guerra nuclear y de la devastación que causan las guerras convencionales, escribió: "[L]a justicia, la recta razón y el sentido de la dignidad humana exigen urgentemente que cese ya la carrera de armamentos; que, de un lado y de otro, las naciones que los poseen los reduzcan simultáneamente; que se prohíban las armas atómicas; que, por último, todos los pueblos, en virtud de un acuerdo, lleguen a un desarme simultáneo, controlado por mutuas y eficaces garantías".
Trágicamente, el llamado de San Juan a la justicia, a la recta razón y a la consideración por la dignidad humana y la vida, es ampliamente ignorado cuando se trata de poner fin a la carrera armamentista, prohibir las armas nucleares y avanzar hacia un desarme multilateral verificable de todas las armas.
El gran capital es un obstáculo gigantesco. La fabricación y preparación de la guerra es un negocio extremadamente lucrativo, especialmente para las corporaciones productoras de armas como Lockheed Martin, Raytheon, General Dynamics, Northrop Grumman, Boeing y BAE.
Según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz, en Estocolmo, el gasto militar anual en todo el mundo supera ya los 2 billones de dólares (ver: bit.ly/3qhw3S5).
El Papa San Juan escribió: "[L]as diferencias que de ello surjan no deben zanjarse con las armas ni por el fraude o el engaño, sino, como corresponde a seres humanos, por la razonable comprensión recíproca, el examen cuidadoso y objetivo de la realidad y un compromiso equitativo de los pareceres contrarios".
Y como el Buen Papa Juan sabiamente aconsejó, la verdadera paz nacerá cuando los derechos humanos sean universalmente respetados, y cuando la igualdad de armas sea reemplazada por "la confianza recíproca".
En un reciente artículo escrito para la revista italiana L'Espresso, el Papa Francisco escribió: "Sólo deteniendo la carrera armamentista, que quita recursos para luchar contra el hambre y la sed y garantizar asistencia médica a quienes no la tienen, podremos evitar la autodestrucción de nuestra humanidad".
"Lo que se necesita es lo que hace 60 años San Juan XXIII, en su encíclica Pacem in Terris, llamó 'desarme integral'", expresó el Papa Francisco. La idea de que la paz se puede fundamentar en un equilibrio parejo de armas listas para ser utilizadas "debe ser sustituida por el principio de que la verdadera paz sólo se puede construir en la confianza mutua".
"Es necesario tener el valor de 'desarmar' los corazones, de 'desmilitarizarlos', de eliminar el veneno y el resentimiento", escribió Francisco.
Por lo tanto, por favor, consideren la posibilidad de leer y rezar con el Papa Francisco la encíclica Pacem in Terris ("Paz en la Tierra"), que aún es muy relevante y desafiante. Quizás pueda convertirse en un proyecto para toda la parroquia (bit.ly/PacemInTerris-Esp). Y, por favor, firmen la petición en bit.ly/3GPD3e6.
Nunca piensen: "No puedo marcar la diferencia". La verdad es que sí pueden. Comiencen con un paso. Y luego otro. Sigan caminando hacia la paz, con el Príncipe de la Paz.
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