El invisible Adviento
Monday, December 19, 2022
*Fr. Eduardo Barrios, SJ
“Jesucristo es el mismo y hoy y siempre” (Heb 13,8)
Desde el pasado domingo 27 de noviembre, el mundo cristiano se encuentra en una estación litúrgica conocida bajo el nombre de Adviento.
Esa palabra tiene su origen en el verbo latino “advenire”, y significa llegada o venida.
El sujeto de “venir” es, naturalmente, Jesucristo, y este tiempo litúrgico sirve de preparación para su venida, es decir, la Navidad y también para el resto del año eclesial.
Se puede llamar estación invisible al Adviento por carecer de valor comercial. En ninguna tienda de nuestras ciudades se lee esa palabra. Una vez pasado el Día de Acción de Gracias, la publicidad salta hacia la promoción de las ventas navideñas. Lamentablemente se evita la palabra Christmas (Navidad), que se sustituye por Fiestas (Holidays). Con ese cambio se ignora, como dicen en inglés, que “Jesus is the reason for the season” (Jesús es la razón de la estación). Tampoco ayuda a popularizar el Adviento el que sea una estación penitencial caracterizada por el color violáceo o morado, el mismo color de la Cuaresma, aunque con un matiz penitencial diferente.
El Adviento consta de cuatro semanas, y baraja la venida de Jesús desde diferentes ángulos.
El anuncio más remoto del Adviento se conoce como el protoevangelio, o primer evangelio. Dado que “evangelio” significa buena noticia, la primera noticia venturosa la encontramos en el libro del Génesis; ahí se anuncia al que triunfaría sobre el maligno (simbolizado en la serpiente): “Enemistad pondré entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar” (Gen 3,15).
Aunque todo el Antiguo Testamento de la Biblia puede considerarse como mensajes de preparación a la llegada de Cristo, hay libros más explícitamente mesiánicos, y son los libros proféticos. El más mesiánico de los profetas fue Isaías. Es por eso que el leccionario de las Misas de Adviento trae tantos pasajes tomados de Isaías. Este autor describe con tanta lucidez al futuro Mesías, Jesús, que ha sido llamado “quinto evangelio”. No se quedan atrás los profetas Jeremías, Ezequiel y Daniel en cuanto a profetas mesiánicos.
Pues bien, el que había de venir llegó un día que se celebra el 25 de diciembre; la cuarta y última semana de Adviento tiene textos muy prenavideños. Aparecen los protagonistas cercanos a la llegada de Jesús, como son la Virgen María, San José, y San Juan Bautista con sus padres Isabel y Zacarías.
Pero el Adviento también eleva la mirada hacia una venida final que se conoce como la parusía o segunda venida o retorno glorioso. Las primeras semanas del Adviento abundan en esa venida escatológica o final.
Además de esas dos venidas, hay una venida intermedia de Cristo, una venida presente. Él viene continuamente a los suyos, y no sólo en su palabra y en sus sacramentos. El tercer prefacio de Adviento que aparece en el Misal de España dice: “Él viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento”. Él nos visita especialmente en las personas vulnerables como son los niños, los pobres y los enfermos. No debemos dejarlo pasar de largo.
De lo dicho se deduce que Jesucristo es el único personaje histórico a quien se le pueden aplicar los tres tiempos gramaticales de pasado, presente y futuro. Él es el que vino, viene y vendrá.
Este blog se publicó por primera vez como una columna en la edición de diciembre 2022 de La Voz Católica.