Rueguen al dueño de la cosecha
Monday, October 31, 2022
*Fr. Matthew Gomez
Por si no lo sabían, hay necesidad de sacerdotes.
Lo sé, dije la parte discreta en voz alta.
Es la verdad y, esencialmente, la verdad nos hará libres. Pero primero debemos hacer frente a la verdad. Tenemos una necesidad. La necesidad de sacerdotes.
Durante los últimos meses, he estado orando con el capítulo 9 de Mateo, no sólo porque incluye el llamado del santo.
Al principio del capítulo 9 del Evangelio de Mateo, Jesús está sanando y expulsando demonios. Al final del capítulo, Jesús se compadece de aquellos a los que está atendiendo "porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor" (9:36). A continuación, se dirige a sus discípulos con unas palabras inquietantes: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos".
Con estas palabras, Jesús confirma nuestros temores: Hay necesidad de sacerdotes. Esta necesidad no es nueva. Jesús mismo la reconoció mientras ejercía su ministerio. Él comparte nuestro deseo de que haya más hombres que respondan a su llamado al sacerdocio. Conocemos la necesidad. La vemos en nuestras parroquias y ministerios, lo leemos en las noticias y en este blog. La tentación es perder la esperanza.
En un artículo publicado en febrero de 2022 en catholicnews.com titulado Vatican statistics show global imbalance in ratio of Catholics per priest (Las estadísticas del Vaticano muestran un desequilibrio global en la proporción de católicos por sacerdote), Cindy Wooden afirma que la proporción global es de 1 sacerdote por cada 3,134 católicos. Además, desglosa las cifras por continente (2,086 católicos por cada sacerdote en las Américas). Aunque parezca mejor, el número aún asusta. Después de ver las cifras, la tentación de perder la esperanza se hace más patente.
Cuando leemos el versículo final del capítulo 9 del Evangelio de Mateo, nuestra esperanza debería ser restaurada: Jesús dice: "Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha" (9:38).
Jesús nos plantea el problema, pero también nos da la solución. Pidamos a Dios que envíe trabajadores, que llame a los hombres a ser sacerdotes.
Mi palabra favorita en todo el pasaje es "Su". A veces pierdo el sueño por la magnitud de este ministerio, pero luego recuerdo ese pasaje y puedo dormir tranquilo. Es la Iglesia de Dios; es Su cosecha. Le pedimos que envíe los trabajadores que Él necesita para hacer Su obra. Al pedirle que envíe obreros, estamos haciendo nuestra parte en la historia de la salvación.
Seamos audaces en nuestra oración, seamos fervorosos en nuestra resolución de orar por las vocaciones en nuestras parroquias, escuelas, ministerios y nuestras familias. Oremos por obreros.
No estamos solos en esta oración por las vocaciones. Pedimos a los que han llegado al Cielo, que han dado su vida por el Evangelio, que intercedan por nosotros cada día, que oren con nosotros. Les invito hoy y a lo largo de esta próxima Semana Nacional de Concienciación Vocacional (del 6 al 12 de noviembre) a invocar a nuestros patronos aquí en la Arquidiócesis para que inspiren a los jóvenes a responder al llamado del Señor a ser sacerdotes.
¡Oremos por las vocaciones!
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