Desarmar nuestros corazones, desarmar el mundo
Monday, May 16, 2022
*Tony Magliano
¡El mundo está inundado de armas!
Pistolas, armas de asalto semiautomáticas, lanzagranadas, tanques, misiles antitanques, artillería, helicópteros de ataque, drones, aviones de combate, bombarderos, misiles de crucero, minas antipersona y bombas de racimo (https://bit.ly/3tUjqve) son sólo una muestra de la miríada de instrumentos que los seres humanos han diseñado para matarse unos a otros.
Una gran parte del mundo tiene obsesión con las armas. Según el Small Arms Survey (Estudio sobre Armas Pequeñas), más de 1,000 empresas, en casi 100 países, han producido aproximadamente 875 millones de armas pequeñas que circulan por todo el mundo.
Además, los beneficios de decenas de grandes empresas fabricantes de armas se han disparado (perdonen el juego necesario de palabras). Según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), "las ventas de armas y servicios militares de las 100 mayores empresas del sector ascendieron a 531,000 millones de dólares en 2020".
Entre 2015 y 2020, los cinco países principales exportadores de armas fueron los Estados Unidos, Rusia, Francia, Alemania y China. Y las cinco naciones que importan más armas son Arabia Saudita, India, Egipto, Australia y China (https://bit.ly/3qO5KQJ).
A pesar de lo inmoral y mortífero que es un mundo inundado de armas convencionales, no debemos olvidar la amenaza nuclear siniestra que suponen las nueve naciones del mundo con armamento nuclear (https://bit.ly/3qS7c4z).
A raíz de la entrada de armas de la OTAN en Ucrania desde que el presidente Putin ordenó una invasión rusa, y con la combinación de sanciones económicas masivas contra Rusia, Putin ha amenazado con utilizar armas nucleares. Sería extremadamente necio tomar su advertencia como un simple ardid. Si se siente tan amenazado, al punto de que su única opción es el uso de armas nucleares —usando inicialmente armas nucleares tácticas/de combate— ¡entonces es prácticamente seguro que los Estados Unidos y la OTAN responderían con una táctica nuclear similar!
Por favor, vean la película "El Día Después", (https://youtu.be/_fgG_RjXq0I) sobre la guerra nuclear. Describe de forma realista cómo una guerra nuclear puede producirse rápidamente, matando a la mayor parte de la humanidad, y destruyendo este buen planeta de Dios.
¡No podemos permitir que esto ocurra! Cada uno de nosotros puede marcar la diferencia. No estamos solos. Jamás olvidemos que antes de dejar físicamente este mundo, Jesús, el Príncipe de la Paz, nos aseguró que siempre está con nosotros, hasta el fin de los tiempos. Y que con Dios todo es posible, incluso librar a nuestro mundo de las armas nucleares, así como de todas las armas.
Por eso, de cara al futuro y con Dios a nuestro lado, es de vital importancia que instemos con regularidad a nuestros líderes nacionales para que en realidad trabajen en la construcción de un mundo sin armas, recortando significativamente la financiación de las mismas, con el objetivo previsible de eliminar toda la financiación de las armas.
Más aún, es esencial que instemos a nuestros líderes políticos a firmar el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (https://bit.ly/3K7pndW). Hasta la fecha, las nueve potencias nucleares se niegan de manera irresponsable a firmar y ratificar este tratado histórico de la Organización de las Naciones Unidas. Y es importante que la gente, no sólo en los Estados Unidos, sino en todo el mundo, se ponga en contacto con el presidente Biden (www.whitehouse.gov/contact/) para pedirle con urgencia que haga todo lo posible por realizar una campaña diplomática creativa para que la guerra entre Rusia y Ucrania llegue a un final rápido y negociado (https://bit.ly/3qSXT4d).
Otras iniciativas para ayudarnos a desarmar el mundo son los avisos de las Hermanas de la Misericordia (https://www.sistersofmercy.org/es/) y los esfuerzos de World Beyond War (Mundo Más Allá de la Guerra, https://worldbeyondwar.org/es/). Pero antes de poder desarmar el mundo de forma efectiva, debemos desarmar nuestros corazones. Reflexionemos sobre eso. En oración profunda y sincera, examinemos cualquier resto de ira, violencia, venganza, falta de perdón, falta de voluntad para la reconciliación, indiferencia hacia los necesitados, deseo de poder, sentido de superioridad, e incapacidad de ver a todos como hermanos e hijos de Dios. Y busquemos la misericordia segura de Dios.
En las palabras de nuestro Señor Jesús resucitado, el Príncipe de la Paz, Shalom aleichem! ¡La paz esté con ustedes!
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