El 'encanto' de nuestros dones espirituales
Monday, March 21, 2022
*Fr. Matthew Gomez
A finales de 2021, un fenómeno tomó por sorpresa al mundo. A estas alturas, seguro que la mayoría de nosotros ha visto la película Encanto, de Disney. Esta película de animaciones sigue a "una familia colombiana multigeneracional encabezada por una matriarca cuyos hijos y nietos reciben regalos de un 'milagro' que les ayuda a servir a la gente de su comunidad rural llamada 'el Encanto'".
A medida que vemos la película, todo el mundo parece que quiere formar parte de la familia Madrigal, mientras seguimos con los pies el ritmo que nos recuerda que "no se habla de Bruno". Cuando vi la película (varias veces) y tuve conversaciones con amistades (sí, todos adultos), no pude evitar encontrar una hermosa conexión entre la increíble familia Madrigal y quienes somos cristianos.
Hasta el comienzo de la Cuaresma, escuchábamos cómo san Pablo hablaba a los corintios sobre los dones espirituales. El segundo domingo del Tiempo Ordinario, Pablo nos recordó que "todo esto es obra del mismo y único Espíritu, que da a cada uno como quiere" (1 Cor. 12, 11). El domingo siguiente, Pablo nos recordó que, aunque seamos diferentes y tengamos dones únicos, todos pertenecemos al Cuerpo de Cristo (1 Cor. 12, 12-30). Luego, el Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario, al terminar el capítulo 12 de 1 Corintios, escuchamos que Pablo nos exhortaba a procurar con ahínco "los carismas superiores" (1 Cor. 12, 31).
Espero que sepan a dónde quiero llegar con toda esta mención sobre los dones.
Los dones de la familia Madrigal son muy especiales, pero no por lo que es cada don individual, sino porque la familia los pone al servicio de la comunidad. Para que los dones lleguen a su plenitud, deben ser utilizados para servir a los demás. ¿Cuánto más lo es para nosotros?
Por virtud de nuestro bautismo, se nos han concedido dones espirituales: sabiduría, conocimiento, fe, hacer curaciones, hacer milagros, profecía, discernimiento del espíritu bueno o malo, hablar en lenguas, interpretación de lenguas (1 Cor. 12, 8-10). Todos estos dones se nos dan el día de nuestro bautismo, no por beneficio propio sino por el de la Iglesia.
¿Por qué se da tanta importancia a nuestros dones? Dios utiliza los dones que nos concede para que el mundo cambie a través de nuestra participación. Santa Catalina de Siena nos recuerda que "si somos lo que debemos ser, prenderemos fuego al mundo entero".
No importa que seamos sacerdotes, religiosos o religiosas, ministros laicos comprometidos con la Iglesia, casados o solteros, todos estamos llamados a colaborar mediante los dones que Dios nos da.
Nuestra familia cristiana es mucho más grande y especial que la familia Madrigal, y nuestro objetivo no es mejorar el Encanto, sino prender fuego al mundo con el amor de Cristo; el amor que nos encontró primero.
Procuremos constantemente utilizar los dones que nos fueron dados en nuestro bautismo, mientras nos esforzamos por conseguir el mayor de los dones.
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