Un problema de toma de decisiones
Monday, November 8, 2021
*Fr. Matthew Gomez
Cuando un seminarista ingresa en el seminario —ya sea al seminario universitario de St. John Vianney o al seminario regional de St. Vincent de Paul— comienza con un retiro. En agosto de 2013, comencé mi retiro silencioso de cinco días en St. Vincent. Aquel retiro cambiaría mi vida.
Permítanme hacer una confesión pública: A principios de 2013 estuve a punto de dejar el seminario. Obviamente, no lo dejé, ya que he estado feliz y gozosamente ordenado durante los últimos tres años (y de camino a los cuatro). Pero de vez en cuando, regresan los días malos del seminario en los que me asalta el pensamiento: "Me voy de aquí". Sí, en el seminario hay días buenos y malos, al igual que hay días buenos y malos en el trabajo, en la escuela, en la familia y en casi cualquier parte. Lo que había olvidado era el consejo que el Arzobispo Wenski suele compartir con los seminaristas, de cuando él estaba en el seminario: "No podemos tomar una decisión sobre nuestra vocación después de un día malo en el seminario".
Recuerdo que compartí con mi director espiritual en St. John Vianney mi decisión de marcharme. Él simplemente dijo: "Matthew, no vas a dejar el seminario. Gradúate del seminario universitario de St. John Vianney y luego toma una decisión cuando llegues al seminario regional de St. Vincent de Paul".
Recuerdo que hablé con mis hermanos biológicos y mis hermanos seminaristas, y todos me animaron a orar mucho, añadiendo que me apoyarían en mi decisión. Cuando lo compartí con mis padres, mi madre fue capaz de entender mi corazón mejor que yo, porque las madres tienen ese súper poder de conocernos mejor que nosotros mismos. Finalmente, cuando llegué a St. Vincent de Paul, compartí con mi nuevo director espiritual mi decisión de dejar el seminario. Su respuesta fue: "Podemos trabajar con eso". Entonces hubo un momento que cambia vidas en el retiro que cambió mi vida.
El segundo o tercer día, escuchamos una charla de un sacerdote jesuita de edad avanzada, el Padre Dominic Maruca, y sus palabras todavía resuenan en mi oído: "Señores, el mundo no tiene un problema de vocaciones; el mundo tiene un problema de toma de decisiones. Cuando entré en el seminario, sabía que iba a ser sacerdote", y golpeando el ambón con la mano, añadió, "¡y caramba, nada iba a impedir que lo fuera!"
Llevé esas palabras a la oración y me di cuenta de que nunca había decidido que sería sacerdote; sólo había decidido entrar en el seminario. A partir de ese momento, mi oración se transformó. Pasó de, "Señor, ¿quieres que sea sacerdote?" a "Señor, voy a ser sacerdote; si esto no es para mí, por favor, acláralo de manera explícita".
Comparto esta historia porque tenemos que comenzar a tomar decisiones. Tal vez ya las hemos tomado, y si ese es el caso, podemos ayudar a otros a tomar las suyas. Por las oraciones de mis padres, de mis hermanos, de mis directores espirituales y del pueblo de Dios, puedo compartir esto con ustedes desde este lado de la ordenación.
En esta Semana de Vocations Awareness (Concienciación Vocacional), del 7 al 13 de noviembre, pidamos al Señor que ayude a hombres y mujeres a que decidan seguirle como sacerdotes, diáconos, hermanos religiosos, hermanas religiosas, y familias laicas fieles, comprometidas con la Iglesia, pues el mundo no tiene un problema de vocaciones, sino un problema de toma de decisiones.
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