Conservadores y liberales unidos por la vida: ¡es la actitud católica!
Monday, October 25, 2021
*Tony Magliano
Para los católicos que anteponen su fe a cualquier otra cosa, hay una manera sobre todas las demás de ver los problemas relacionados con la vida y la muerte a los que se enfrentan las comunidades locales, la nación y el mundo, y es a través de la óptica del Evangelio y de la doctrina social católica.
Pero parece que la mayoría de las veces, tanto los católicos como el público en general toman decisiones importantes sobre las cuestiones cruciales y por quién votar al basarse principalmente en el partido político al que se afilian y en sus inclinaciones culturales, económicas y políticas, como conservadoras o liberales. Esta actitud tan secular, el poner la fe en un segundo plano, no es cristocéntrica y no es católica.
Cuando se trata de cuestiones sobre la vida y la muerte a las que se enfrentan miles de millones de hermanos y hermanas que sufren —nacidos y no nacidos, en su propia nación y en los demás países— la mayoría de los católicos no suena o actúa de manera muy distinta a la población secular en general. Y eso no es bueno.
En el Evangelio, Jesús desafía a sus seguidores con esta instrucción: "Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa".
En un mundo tan ensombrecido con frecuencia por lo que el Papa Francisco llama la "cultura de la indiferencia", quienes hoy seguimos a Jesús —al igual que sus antiguos seguidores— estamos llamados a reflejar la luz de amor del Maestro sobre los diversos sufrimientos de innumerables hermanos y hermanas. Pero tomamos este mandato con demasiada ligereza, de una manera fracturada y parcial.
En general, hace tiempo comprobé que, con mucha frecuencia, los católicos de tendencia conservadora se oponen, en mayor o menor grado, al aborto; al infanticidio; a la investigación con células madre embrionarias; a la eutanasia; a la educación sexual promiscua en las escuelas públicas; y a los ataques del gobierno a la libertad religiosa y al matrimonio tradicional.
Y, en general, hace tiempo me di cuenta de que, con mucha frecuencia, los católicos de tendencia liberal apoyan, en mayor o menor grado, las iniciativas no violentas por la paz; la desmilitarización; la reducción drástica de los presupuestos militares y la reorientación de dichos fondos para acabar con el hambre y la pobreza en el mundo; la protección del medio ambiente, a la vez que se trabaja para poner fin al cambio climático provocado por el ser humano; la abolición de la pena capital; la acogida de inmigrantes y refugiados; la oposición al racismo; y la lucha para poner fin a la trata de seres humanos.
Hasta cierto punto, cada uno de estos esfuerzos es moralmente encomiable. Pero el problema es que, cuando se trata de iniciativas de acción social católica conservadora y de iniciativas de acción social católica liberal, la mayoría de las veces se reducen a que "no hay un punto de encuentro". Y esto es desastroso para nuestra fe católica y para todos los que seguirán sufriendo, porque preferimos una visión prejuiciada, ideológica y de mente estrecha, en lugar de un diálogo católico abierto y sincero, que tenga como fundamento el Evangelio y la doctrina social católica (https://bit.ly/CRS-dscesp).
Los conservadores católicos y los liberales católicos necesitan con urgencia orar y dar pasos concretos con el fin de forjar una unidad para trabajar juntos en estrategias integrales no violentas que protejan la vida y la dignidad de cada ser humano, desde la concepción hasta la muerte natural, con una opción preferencial por los más pobres y vulnerables, incluyendo nuestro hogar común, la Tierra.
En lugar de jerarquizar las cuestiones relativas a la vida, debemos vincularlas, teniendo siempre presente que una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil. Por tanto, ¡todos los eslabones de la vida deben ser fuertes!
Imaginen qué faro de luz moral, política, económica, cultural y religiosa sería la Iglesia católica si se unieran de manera decidida los católicos conservadores y los católicos liberales para aprender unos de otros, para orar y trabajar unidos con pasión cristocéntrica en la construcción de la "cultura del encuentro" del Papa Francisco, en la que toda la vida sea respetada, protegida y sustentada.
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