De corazón a corazón con Jesús
Monday, June 7, 2021
*Dolores Hanley McDiarmid
Al acercarse la fiesta de mi Sagrado Corazón, ¿podemos tener una conversación de corazón a corazón? Les invito a mirar en lo más profundo de sus propios corazones mientras les hago varias preguntas importantes por el bien de nuestra relación y por el bien de sus almas.
Durante los meses de cuarentena, en los que muchos de mis hijos asistieron a la Misa virtualmente, reflexioné sobre cómo se comportarían cuando terminara la cuarentena y pudieran participar en la misa, recibiendo mi cuerpo, mi sangre, mi alma y mi divinidad en la Sagrada Eucaristía, como aspiraba aquel Jueves Santo de hace tiempo.
Esta es la razón por la que tenemos esta conversación de corazón a corazón. Esperaba que el comportamiento de los que volvían a celebrar la Eucaristía indicara un mayor aprecio y respeto por su capacidad de adorar al único Dios verdadero, que los ama más que cualquier persona en la tierra.
¿En realidad creen que mi Presencia Real está en el sagrario? ¿En realidad creen que están recibiendo mi Presencia Real al recibir la Santa Comunión en la forma de la hostia? Por favor, comprendan que cuando dije: "Este es mi cuerpo" y "Esta es mi sangre", no dije que esto es un símbolo de mi cuerpo o de mi sangre.
Puesto que dicen que son mis seguidores, les pido que miren dentro de ustedes mismos y se pregunten si sus acciones y comportamiento indican que creen en la Presencia Real.
Imaginen que se les invita a una cena de celebración en la casa de un amigo. Al saber que es un momento especial para su anfitrión o anfitriona, ¿llegan vestidos con lo que han llevado todo el día en la playa, el parque o el evento deportivo, o se ponen algo bonito?
Cuando llegan a la casa de su anfitrión o anfitriona, ¿le saludan o le ignoran y entran a la casa sintiéndose a gusto?
La próxima vez que lleguen a mi casa, me gustaría que me saludaran y pasaran un rato hablando conmigo. Este es mi momento especial con ustedes. Pueden hablar con sus amigos antes o después de la misa. Durante toda la semana espero en el Sagrario que me visiten y me cuenten todas las cosas que les han sucedido en esa semana. Quiero que compartan conmigo todas sus preocupaciones y sus inquietudes. En el Evangelio de Mateo, 11:28, les digo: "Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo les daré alivio".
Cuando pasan un tiempo tranquilo conmigo en conversación, o simplemente sentados en mi Presencia, crean un ambiente sereno, apacible y reverente para sus hermanos y hermanas que vienen a mí buscando refugio del mundo ruidoso y ocupado.
Cuando están en la iglesia, en presencia del Santísimo Sacramento, están en tierra sagrada. ¿Recuerdan cuando Moisés se acercó a la zarza ardiente para verla mejor? Dios Padre le advirtió y le dijo: "No te acerques aquí; quita las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra sagrada". Moisés estaba en presencia de Dios en la forma de la zarza ardiente. Se le ordenó ser reverente en tierra sagrada, como lo somos nosotros cuando estamos en la iglesia.
Cuando se sientan a la mesa de su anfitrión o anfitriona mientras se les sirve, ¿toman un tiempo para prepararse? ¿Colocan la servilleta en su regazo, miran los diversos platos, huelen el delicioso aroma, miran la hermosa presentación y felicitan al chef?
¿Cómo se preparan antes de recibir la Presencia Real, mi cuerpo y mi sangre? ¿Hacen un examen de conciencia para asegurarse de que están en estado de gracia, sin pecados mortales en su alma? ¿Hablan conmigo y me dicen lo mucho que esperan que mi Sagrado Corazón se albergue en su cuerpo? ¿Me dicen lo mucho que me aman y me piden que les ayude a transformarse en las personas para las que han sido creadas? Así es como el mundo cambiará. ¡Yo soy la respuesta!
Después de comer la deliciosa comida de celebración en casa de su amigo, ¿se levantan de la mesa y se van, pensando en lo próximo en su lista de tareas para el día?
Cuando vengo a residir dentro de ustedes con mi Sagrado Corazón, quiero que pasen tiempo en conversación conmigo. Quiero que sientan cuánto los amo y quiero que su amor por mí crezca. Necesito que tomen tiempo conmigo para que yo pueda transformarlos. Así es como la Iglesia, y nuestro mundo, se transformarán. Yo soy la respuesta. Lo que sea que estén apurados por hacer, o a donde sea que estén apurados por ir, no es tan importante como nuestro tiempo juntos.
Les pregunto de nuevo: ¿Creen de verdad que mi Presencia Real reside en los sagrarios de todo el mundo? ¿Creen de verdad que reciben la Presencia Real de su Señor cuando se les coloca la hostia en la lengua o en la mano?
Cada semana les he invitado a la celebración y al banquete más magníficos para recibir mi cuerpo, sangre, alma y divinidad. Este es el alimento espiritual que les he dado para nutrirlos, para ayudarlos a permanecer cerca de mí. Es tan importante o más que los alimentos que comen para su bienestar físico.
Me entristece que muchos no conozcan esta oportunidad de gracia y transformación. ¡Les estoy esperando! Estoy esperando para cambiar su vida, su familia, su iglesia y su mundo. Por favor, vengan a mí. No les decepcionaré.
Estos días he escuchado a muchos de mis hijos que están tristes y deprimidos debido al aislamiento y la soledad que están experimentando. Lo entiendo muy bien. En muchos sagrarios de todo el mundo experimento los mismos sentimientos de aislamiento y soledad. Anhelo que me acompañen y que me permitan ser su mejor amigo. Nadie les amará nunca tanto como yo, y ese amor nunca cambiará.
Durante el mes de junio, mes en el que honran a mi Sagrado Corazón, les invito a tener muchas otras conversaciones de corazón a corazón conmigo antes de que comience la misa, antes y después de recibirme en la Eucaristía, y al contemplar mi Rostro Eucarístico en la adoración.
Incluso podemos tener una conversación de corazón a corazón ahora mismo. Estoy aquí, aguardándoles. ¡Les he estado esperando!
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