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Hay católicos en todas las profesiones y oficios. También los hay, afortunadamente, en el quehacer político. En una sociedad pluralista y democrática como los Estados Unidos, el político católico enfrenta perplejidades a la hora de conciliar los postulados de su fe y moral con ciertas leyes moralmente objetables. El tema requiere profundización.

Católico no se nace, se hace. Todo comienza con el bautismo. Allí el bautizando, generalmente infante, recibe una nueva identidad, la de hijo de Dios en sentido sobrenatural y la de miembro del escatológico y definitivo pueblo de Dios, la Iglesia.

Pero así como el recién bautizado crecerá en el cuerpo, su nueva identidad cristiano-católica también deberá desarrollarse gracias a las buenas palabras y mejores ejemplos de sus progenitores. Ayudarán, además, las catequesis para los otros sacramentos de iniciación cristiana, a saber, Primera Confesión, Primera Comunión y Confirmación. Luego vendrán los grupos juveniles, catequesis para adultos, cursos prematrimoniales y retiros espirituales.

Llegarán a madurar su identidad católica quienes, además de conocer la doctrina, la experimenten mediante una intensa vida espiritual. Los católicos en sentido pleno o cabal no son los que más saben de teología, sino los que viven más unidos a Dios por la oración, los sacramentos y las buenas obras. Éstos podrían llamarse místicos en sentido amplio, es decir, personas que experimentan la realidad de Dios y de su mensaje. Serían capaces hasta del martirio. Mártir católico no es quien muere por algo, sino por Alguien.

Desafortunadamente no todo bautizado llega a la plenitud de su identidad cristiana. Por falta de formación o de vida interior, o por mal uso de la libertad, muchos se quedan en católicos nominales. Suelen decir: “Soy católico a mi manera”. O también: “Soy católico, pero no fanático”.

Éstos también se conocen como católicos de cafetería, pues no se alimentan de la doctrina como de un “combo”, un conjunto de verdades reveladas que forman un todo indivisible. Más bien escogen lo que les gusta, como se hace al pasar frente a las fuentes de una cafetería para servirse selectivamente. Generalmente tales “católicos” escogen lo dulce, lo devocional, y descartan lo exigente, lo que pide mucha fe, así como mucha abnegación y sacrificio.

Volviendo al escrutinio sobre el político que se dice católico, se le exonera de imponer a toda la sociedad ciertas características de la vida católica. Sería ridículo que exigiese a todos los ciudadanos ir a Misa los domingos y que se abstuviesen de comer carne los viernes de Cuaresma.

Pero sí debe mostrarse firme en materias de justicia enraizadas en la Ley Natural. El gobernante católico tiene que ser un abanderado de los pobres, de los enfermos y de todos los vulnerables. Sabe que los preceptos del decálogo, como no matar, no mentir, no robar y no fornicar expresan deberes universales; no obligan sólo a los creyentes del mundo judeocristiano.

En cuanto al tema candente de proteger la vida humana desde su concepción hasta su desenlace natural, descartando por tanto el aborto así como la eutanasia, le quede claro que esa protección se basa en la recta razón iluminada por la ciencia, y no sólo en el magisterio de la Iglesia.

Este artículo se publicó primero en la edición de abril 2021 de La Voz Católica.

Comments from readers

John Lorenzo - 05/01/2021 05:05 PM
Although Catholics are not born Catholic, in today’s world, the greatest gift children could ever receive is to be born into a Catholic family. It is the one gift from almighty God that could make their lives holy and magnificent through Baptism. Rarely are these newborns not baptized. Yet, most are denied (not intentionally) these gifts because most Catholic parents were not properly catechized in their faith formation when they were children. The result (not intentionally) the nominal Catholic in lieu of the authentic Catholic. The unfortunate loss, a close relationship with Jesus Christ in this life and the possible loss of eternal life in Heaven. Today, in the United States 80% of Catholics do not attend Sunday Mass. Over 20% are labeled Nones, those who deny their Catholic faith. For children to develop a relationship with Jesus Christ and be assured of a good life on this Earth, they must attend Sunday Mass every week and receive the Eucharist. If children are taught the importance of doing this one thing as they are growing up, they will be given the best chance of never leaving the Church. If this truth is explained to all Catholic parents, they will cooperate with the Church in attending Sunday Mass every week. Why? Because of their love for their children. My dear parents, help put Jesus Christ into your children’s lives and when your children become parents, they will do the same for their children. Deacon John Lorenzo
Valli Leone - 04/26/2021 09:03 AM
Father Eduardo, what a wonderful Catholic faith synopsis you have written in this article. It is my personal story and experience and, I am sure, that of many other Catholics as well. We are truly grateful and so blessed! Thank you for reminding me of the treasure of this amazing grace-filled life that we lead in the Word and the Sacraments. Jesus is alive, and all of his plans for the Body of Christ are good. Father, may we all be one, as Jesus and the Holy Spirit are one with You. Alleluia! ✝️⚓️💜.

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