La esclavitud en el siglo XXI
Monday, March 8, 2021
*Tony Magliano
La esclavitud terminó en el siglo XIX, ¿verdad? Falso.
Es un error muy fácil de cometer. Después de todo, el final de la guerra civil estadounidense y la Decimotercera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, ambos en 1865, pusieron fin a la esclavitud en EE.UU. Y la Ley de Abolición de la Esclavitud británica de 1834 acabó con la esclavitud en las Indias Occidentales, Mauricio y Sudáfrica.
Pero muchos países no prohibieron la esclavitud hasta el siglo XX. De hecho, no fue hasta 1981 cuando Mauritania abolió finalmente la esclavitud, convirtiéndose en el último país del mundo en poner fin a esta práctica deshumanizadora.
Pero, trágicamente, la esclavitud no terminó por completo en 1981. Continúa hasta hoy con un nuevo nombre: trata de personas.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito define la trata de personas como "la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño ... con fines de explotación".
Según la Línea Nacional Contra la Trata de Personas (https://humantraffickinghotline.org/obtenga-ayuda#trafficking), el tráfico de personas es "el negocio de robar la libertad con fines de lucro".
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (ILO), hay más de 40 millones de víctimas de la trata de personas en todo el mundo, incluso en nuestras propias comunidades, atrapadas en la servidumbre doméstica, el trabajo agrícola, la pesca, la manufactura, los servicios hoteleros, la construcción, los salones de belleza y de uñas, y la prostitución.
Y de todas las terribles clases de la trata de personas, las peores son las que esclavizan a los niños.
Según la ILO, las peores formas de trabajo forzoso infantil/trata de personas que deben ser eliminadas sin demora son: la venta de niños, la servidumbre por deudas y la condición de siervo, el trabajo forzado, el reclutamiento forzado para conflictos armados, la pornografía infantil, la prostitución infantil y el tráfico de drogas.
Todos los años, la Iglesia católica designa el 8 de febrero, fiesta de Santa Josefina Bakhita —que fue secuestrada de niña y vendida como esclava en Sudán e Italia, convirtiéndose posteriormente en monja canosiana— como "Día Internacional de Oración y Concienciación Contra la Trata de Personas" (http://bit.ly/USCCB208, http://bit.ly/HTA20821).
Hay otros recursos excelentes en la lucha contra la trata de personas: Polaris,http://polarisproject.org; la Comisión Católica Internacional de Migración, https://www.icmc.net; y la Sección de Migrantes y Refugiados del Vaticano, https://migrants-refugees.va/es/.
La Coalición de Organizaciones Católicas contra la Trata de Personas solicita nuestra participación en su campaña "Etiquetado para la Cuaresma". Insta a los productores, distribuidores y minoristas de mariscos a que den a conocer, mediante etiquetas u otros medios, los esfuerzos que realizan para luchar contra la trata de personas en sus redes de distribución. Por favor, firme la petición dirigida a Sysco, una de las principales empresas mundiales de distribución de alimentos, en https://bit.ly/3oOv0Cq.
Para denunciar presuntas actividades de trata de personas en los Estados Unidos, llame a la línea de alerta para investigaciones de Seguridad Nacional (1-866-347-2423), o comuníquese con el departamento local de la policía.
Para ayudar a alguien en los Estados Unidos que pueda ser víctima de la esclavitud moderna, llame, o exhorte a que llamen, a la Línea Nacional Contra la Trata de Personas (1-888-373-7888). Esta línea de atención telefónica es multilingüe.
Para obtener ayuda fuera de los Estados Unidos, visite el sitio web del Directorio Global de la Esclavitud Moderna (https://globalmodernslavery.org/sp/).
Tenemos muchas herramientas que nos ayudarán a terminar con el flagelo de la esclavitud moderna. Participemos en ello. Y hagamos que nuestras parroquias participen. ¡Rechacemos ser indiferentes a la trata de personas!
Porque como dijo el Papa Francisco: "No es posible permanecer indiferente ante el conocimiento de que los seres humanos se compran y se venden como mercancía".