La misa post pandémica
Monday, May 4, 2020
*Dan Gonzalez
Durante la cuarentena del COVID-19, el acceso a la misa se ha simplificado. A pesar de que nuestra familia extendida está repartida en varias casas, podemos "asistir" a la misa como una familia, unidos. Aquí les digo cómo.
Mi hermano programa una reunión por Zoom y nos envía una invitación por correo electrónico a nuestra madre, que vive sola, y a mí. Todos nos conectamos a la hora indicada, y abro una misa dominical pregrabada. Hago clic en "compartir mi pantalla" y todos podemos ver y escuchar la misma misa, y al mismo tiempo, podemos ver y escuchar a los demás.
Con suerte, esto tendrá su fin. Los estados ya comienzan a abrir playas y parques; algunos negocios no esenciales reanudan operaciones, y hay un gran anhelo de que la vida regrese a la normalidad. Pero ¿volveremos a la normalidad pre-pandémica o surgirá una nueva normalidad, no sólo en la vida cotidiana, sino también en la vida litúrgica?
Comparto algunos temas sobre los que pienso, y me encantaría conocer lo que piensan ustedes.
ASISTENCIA A MISA
Cuando la pandemia termine, ¿creen que asistirá más gente a la misa o menos? Entre los posibles motivos para que la asistencia a la misa disminuya se pueden encontrar los siguientes:
- Mi familia ha desarrollado un ritmo y una pauta con las misas a pedido, "on-demand", que satisface nuestra necesidad espiritual. Nunca llegamos tarde a la iglesia, podemos "asistir" en pijamas, y no hay que reprimir los gritos de los niños. Si surgiera algo, siempre se puede hacer una pausa. Nunca nos dimos cuenta de que, en realidad, no necesitamos asistir a la misa en persona.
- Temo infectarme con el coronavirus. Soy una persona mayor con condiciones médicas que me ponen en alto riesgo de complicaciones. Aunque la misa está disponible, seguiré viéndola por televisión, y un ministro extraordinario de la Sagrada Comunión visitará mi casa con guantes y una máscara para traerme la Eucaristía.
Por otra parte, la asistencia a la misa puede aumentar:
- Aunque no asistía con la regularidad que debía, no me había dado cuenta de la importancia de la misa y la Eucaristía hasta que no estuvieron disponibles. Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. No puedo esperar a regresar a la misa.
- Si hay algo que esta pandemia me ha enseñado es que la vida es frágil. Ha muerto gente joven y saludable. No soy inmortal y nunca se sabe "cuándo es tu turno". Necesito que mi vida esté bien con Dios. Necesito ir a la misa.
RÚBRICAS DE LA MISA
Cuando la misa esté disponible de nuevo para los fieles, ¿cómo cambiará?
- ¿Habrá una misa separada exclusivamente para los mayores de 65 años con condiciones de salud preexistentes?
- ¿Habrá chequeos de temperatura para poder entrar a la iglesia?
- Debido al distanciamiento social en los asientos, ¿se le permitirá la entrada a la iglesia solo a una cantidad menor de personas?
- Si hubiera una cantidad limitada de asientos, ¿tendremos que hacer una reservación para la misa como lo hacemos en un restaurante? "Hola. ¿Puedo hacer una reservación para cuatro para la misa de las 10 a.m. del domingo?" "No, lo siento. Esa misa ha alcanzado su capacidad, pero aún queda espacio en la de las 11:30. ¿Les anoto?"
- Habrá dispensadores de Purell junto a los de agua bendita.
- Los ministros en la procesión de entrada mantendrán 6 pies de distancia.
- Todos los ministros deberán llevar guantes episcopales.
- No pueden volver a tomarse de la mano durante el Padre Nuestro. (¡Al fin!)
- El rito de la paz ya no tendrá un saludo de la paz. Y si lo tiene, será con movimientos de las manos e inclinación de la cabeza.
- Pedazos de cinta en el piso garantizarán que las personas en la línea para la comunión mantengan 6 pies de distancia.
- Los ministros ordinarios y extraordinarios de la Sagrada Comunión llevarán máscaras, guantes y protectores faciales del color litúrgico apropiado.
- La comunión sólo se dará en la mano. No dependerá de la persona.
- Los fieles no podrán tomar la Preciosa Sangre de Cristo.
- El sacerdote no estrechará la mano después de la misa. Un choque de puño. Quizás.
Pero, después de que se desarrolle una vacuna y tengamos inmunidad colectiva, ¿volverán las cosas a ser exactamente como antes? ¿Será el 2020 sólo una acotación en la historia de la liturgia, o merecerá su propio capítulo?
¿La asistencia a la misa se disparará, caerá en picada o permanecerá igual? Una vez que la misa esté disponible, ¿habrá cambios? ¿Cuáles? ¿Serán permanentes? ¿Vendrán cambios universales desde el Vaticano? ¿Impondrá la Conferencia de Obispos revisiones nacionales? ¿Dependerá de los obispos decidir qué es lo mejor para su diócesis, o el párroco local hará sus propios cambios adaptados a la demografía de su parroquia?
¡Son muchas cuestiones que considerar!
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