El mensaje del Papa en la Jornada Mundial de la Paz 2019
Monday, January 7, 2019
*Tony Magliano
Como dice el dicho, “la política y la religión no mezclan”. Aunque este dicho trillado es adoptado por muchos, no lo escucharán del Papa Francisco.
Por el contrario, el líder de la Iglesia Católica enseña con firmeza que nuestra fe basada en el Evangelio tiene una enorme sabiduría que ofrecer al frecuentemente corrupto mundo de la política, y que es nuestro deber esforzarnos por infundir esa sabiduría en la clase política.
Como Anexo “A”, considere el mensaje del Santo Padre del 1ro de enero por la Jornada Mundial de la Paz, titulado apropiadamente “La buena política está al servicio de la paz”.
La paz “es como una flor frágil que trata de florecer entre las piedras de la violencia”, escribe el Papa. “La política es un vehículo fundamental para edificar la ciudadanía y la actividad del hombre, pero cuando aquellos que se dedican a ella no la viven como un servicio a la comunidad humana, puede convertirse en un instrumento de opresión, marginación e incluso de destrucción”.
Esto es muy cierto. Como uno de los muchos ejemplos lamentables, considere con qué frecuencia los funcionarios políticos permiten, e incluso autorizan, la opresión de grupos minoritarios como los rohingyas en Myanmar, y ahora en Bangladesh (https://bbc.in/2KPgZ7Q, https://bit.ly/2RPcE4a).
Y tenga presente que, en gobiernos de todo el mundo, incluidas las democracias, muchos líderes políticos ignoran en gran medida a los pobres marginados; los exilian al margen de la sociedad, e incluso permiten que millones de ellos mueran cada año (https://borgenproject.org/15-world-hunger-statistics/).
Entre los “vicios políticos”, el Papa menciona “la xenofobia y el racismo, el rechazo al cuidado de la Tierra, la explotación ilimitada de los recursos naturales por un beneficio inmediato, el desprecio de los que se han visto obligados a ir al exilio”. Todo esto trae a la memoria las recientes advertencias ambientales extremas del Panel Intergubernamental del Cambio Climático, de las Naciones Unidas (https://on.natgeo.com/2C4uv2j); la Evaluación Nacional del Clima (https://bit.ly/2DFvfvO); y la frecuentemente despiadada respuesta política a los migrantes que sufren (https://bbc.in/2yZnCMD).
Aquí, las palabras del pontífice son igualmente fuertes: “No son aceptables los discursos políticos que tienden a culpabilizar a los migrantes de todos los males y a privar a los pobres de la esperanza. En cambio, cabe subrayar que la paz se basa en el respeto de cada persona, independientemente de su historia”.
El Papa Francisco luego afronta la tragedia inmoral de la guerra y el terror, al expresar que “la paz jamás puede reducirse al simple equilibrio de la fuerza y el miedo”. Añade que la proliferación de armas es contraria “a la moral y a la búsqueda de una verdadera concordia” (https://bit.ly/2BqRelc), y condena “los nacionalismos que ponen en cuestión la fraternidad que tanto necesita nuestro mundo globalizado”.
En el mundo— político y de otro tipo— donde a menudo dominan los egos, el Papa Francisco llama nuestra atención a la humilde enseñanza correctiva de Jesús: “Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos”.
Luego nos desafía a ser pacificadores creativos: “Hoy más que nunca, nuestras sociedades necesitan ‘artesanos de la paz’ que puedan ser auténticos mensajeros y testigos de Dios Padre que quiere el bien y la felicidad de la familia humana”.
Y a eso el Papa Francisco agrega de manera alentadora: “Cada uno puede aportar su propia piedra para la construcción de la casa común”. Con mente y corazón abiertos a Dios, cada uno de nosotros debe preguntarse: ¿Cuál es mi piedra? ¿Cómo puedo utilizarla para construir nuestra casa común?
Luego considere una resolución de año nuevo que vale la pena mantener: leer “La buena política está al servicio de la paz”, y esforzarse en oración para ponerla en práctica (http://bit.ly/52jmp).
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