
Afirmemos y celebremos Humanae Vitae
Monday, August 6, 2018
*George Weigel
El 25 de julio se cumplió el 50mo aniversario de Humanae Vitae, la encíclica del Beato Pablo VI sobre la integridad del amor y los medios apropiados para la planificación familiar. Publicada durante la crisis cultural de la década de 1960, y en un año en que la irracionalidad acechaba a todo el mundo occidental, Humanae Vitae se convirtió instantáneamente en el acto más difamado del magisterio papal en la historia. Y en lo que debió ser su vergüenza, episcopados nacionales enteros se distanciaron de la enseñanza de Pablo VI por una variedad de estratagemas, de los cuales muchos exhibieron cierto grado de confusión teológica y algunos fueron absolutamente cobardes.
Pablo VI llegó a la conclusión que compartió en Humanae Vitae por dos razones.
Primero, porque estaba convencido de que utilizar los ritmos naturales de la fertilidad para regular los nacimientos era la manera más humanista de la planificación familiar y el método más congruente con la dignidad de la persona humana, especialmente con la dignidad única de la mujer.
Segundo, porque llegó a comprender que muchos de los que abogaban por un cambio en la enseñanza católica sobre los medios moralmente aceptables de planificación familiar, lo que hacían era promover un cambio fundamental en el modo de razonamiento moral de la Iglesia: negaban que algunos actos fueran simplemente incorrectos debido a su naturaleza, y argumentaron que el juicio moral es realmente un cálculo de intenciones, actos y consecuencias. Si tal “proporcionalidad” — como técnicamente se le conoce — hubiera sido consagrada como el método oficial católico para emitir juicios morales, el catolicismo pronto se hubiera encontrado en la triste condición del protestantismo liberal — otra comunidad cristiana con límites morales completamente porosos.
El abandono por parte de muchos en el episcopado mundial hirió profundamente a Pablo VI, un alma sensible que había respaldado la afirmación del Concilio Vaticano Segundo de que los obispos son algo más que gerentes de sucursales locales de Iglesia Católica, Inc., y quien probablemente pensaba que, a cambio, se le debía un poco de lealtad. De la misma manera en que la Iglesia y el mundo celebran el jubileo de oro de Humanae Vitae, y católicos de todo el mundo se preparan para celebrar la canonización de Pablo VI en octubre, tal vez los obispos que entienden que en 1968 hubo una brecha seria en la colegialidad episcopal — cuando muchos de sus predecesores fracasaron en defender al obispo de Roma contra sus críticos, a menudo feroces — pudieran considerar hacer las siguientes afirmaciones sobre la encíclica, de una manera u otra:
- Agradezco profundamente al Papa Pablo VI por su valiente testimonio de la verdad sobre el amor en la encíclica Humanae Vitae. Junto con el Papa Francisco, creo que Pablo VI “tuvo la valentía de oponerse a la mayoría, defender la disciplina moral, ejercer un ‘freno’ a la cultura, [y] oponerse al neo-maltusianismo [tanto] presente como futuro”, que trata el don de los niños como una carga social y económica.
- Creo que las verdades enseñadas porHumanaeVitae sobre los medios apropiados para planificar una familia son importantes para el bienestar humano en la actualidad; que el uso consciente de medios artificiales para regular la fertilidad distorsiona la verdad sobre el amor humano inscrito en la Creación por el Creador; y esa conciencia debe respetar estas verdades intrínsecas en la planificación familiar.
- Creo que las verdades que Humanae Vitae enseña sobre la planificación familiar natural se han probado en situaciones pastorales alrededor del mundo; que estas verdades han hecho contribuciones significativas al ministerio familiar y la preparación matrimonial en diversas culturas; y que quienes niegan la capacidad humana de comprender y vivir las disciplinas de la planificación natural familiar, a menudo participan en el racismo, en nuevas formas de colonialismo, o en ambos.
- Creo que la “cultura anticonceptiva” de la cual Pablo VI advirtió proféticamente en Humanae Vitae, y su similar licencia para el aborto, son factores importantes en el abuso sexual de mujeres que ha llegado a la atención pública a través del movimiento #YoTambien (#MeToo), y en este 50mo aniversario invito a las feministas a reconsiderar su celebración de la anticoncepción artificial y el aborto.
- Creo que la “Teología del Cuerpo”, de San Juan Pablo II, le ha dado a la Iglesia Católica una herramienta convincente para explicar tanto las verdades enseñadas por Humanae Vitae como la infelicidad causada por la revolución sexual.
- Prometo hacer de este año de aniversario una ocasión para celebrar el regalo de Humanae Vitae y utilizar mi oficio pastoral para profundizar en los entendimientos de la ética sexual católica como una celebración de la dignidad humana y el don de la vida.
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