'Siempre alerta' para proteger a los ni�os de Dios
Monday, April 17, 2017
*Jan Rayburn
Alerte a los medios.
Él está alerta y responde.
La seguridad nos ha puesto en alerta máxima.
Manténgase alerta mientras conduce.
Nos alertaron del peligro.
Un vecino alerta llamó a las autoridades.
Abril es el Mes para la Prevención del Abuso Infantil, y nos da la oportunidad de revisar qué entendemos por estar "alerta". Es nuestro 15to año de cumplir con la Carta de los Obispos de los Estados Unidos para la Protección de los Niños y Jóvenes, y en la Arquidiócesis estamos familiarizados con la naturaleza horrible del abuso sexual infantil y de los depredadores. Sabemos que el depredador busca a los niños. Sabemos que podemos ayudar a proteger a los niños al requerir a los adultos que tienen acceso a niños en entidades arquidiocesanas, la toma de huellas dactilares y el entrenamiento de Virtus, el programa de concientización y prevención sobre el abuso sexual infantil.
Sabemos que al requerirle a estas personas que firmen las Promesas para Promover el Ambiente Seguro, podemos ser muy claros sobre las expectativas, así como el comportamiento aceptable e inaceptable de quienes estén con los niños.
Sin embargo, a veces tenemos dificultades con las “zonas grises”, que con frecuencia son problemas de límites. Es fundamental identificar y abordar los asuntos de los límites para intervenir antes de que ocurra el abuso, porque también sabemos que el abuso sexual infantil es un crimen que se puede prevenir.
En la Arquidiócesis de Miami, todos los empleados y voluntarios con acceso a niños y/o adultos vulnerables deben asistir a una sesión de entrenamiento en vivo de Virtus, donde aprenden el plan de cinco pasos para proteger a los más vulnerables entre nosotros. El primer paso nos indica las señales de advertencia. Algunos incluyen:
- desalentar a otros adultos a participar o supervisar;
- querer siempre estar a solas con los jóvenes;
- demostrar más entusiasmo por estar con niños que con adultos;
- pensar que las reglas no se aplican a él/ella;
- permitirles a los jóvenes participar en actividades que sus padres no permitirían.
Las señales de advertencia son también ejemplos de problemas con los límites. Aunque es común que los depredadores demuestren estos signos de alerta, hay ocasiones en que otros adultos con buenas intenciones también demuestran estos tipos de comportamiento. Por lo tanto, y para ser claros, estas señales de advertencia no son exclusivas de un depredador, sino de problemas de conducta/límites inapropiados.
Consideren lo siguiente: ¿Cuál es la diferencia entre el comportamiento de un depredador en el proceso de acoso, y el de un maestro bien intencionado que tenga estudiantes favoritos? Ninguna. La diferencia está en el motivo. Sin embargo, el comportamiento debe ser abordado en ambos escenarios.
Ustedes pueden estar pensando por qué necesitamos abordarlo si es un(a) maestro(a) con buenas intenciones, de quien no tenemos sospecha. Hay varias razones. Tratar a un niño de manera distinta, incluso positiva, le permite al niño entender que este comportamiento es aceptable, pero lo desensibiliza al acoso del depredador. También condiciona a una comunidad (profesores, personal, padres) a aceptar el comportamiento inapropiado, dejándoles menos propensos a reconocer el comportamiento cuando proviene de un depredador.
El depredador también observa el comportamiento. Si un cuatro por ciento de la población abusa, y otro dos por ciento piensa en abusar, ¡están observando! Esto significa que un depredador interpreta ese comportamiento como un lapso en la protección de los niños, y ve a esa comunidad como un lugar perfecto para obtener el acceso y la confianza que necesita para acercarse a los niños.
Todos los adultos se encuentran en posición de ver e identificar problemas de límites o señales de advertencia alrededor de los niños, aunque pueden ser difíciles de definir. Es muy parecido al sentido común: el significado puede ser muy distinto para cada uno de nosotros, por lo que es más genuino decir que no existe tal cosa como el sentido común. Por eso, la Promesa para Promover el Ambiente Seguro es un buen punto para comenzar. La promesa para los empleados y para los voluntarios se encuentra aquí.
A partir de ahí, consideren el paso 5 del plan de Virtus: expresen sus preocupaciones. Si se tratara de límites, ustedes comunicarían su preocupación a través de la línea de mando en su organización. Si es una escuela, hablen con el director. Si se trata de un programa de educación religiosa parroquial, hablen con el director de educación religiosa o con el párroco. Si se trata de un evento deportivo después del horario escolar, hablen con el director atlético del programa o departamento de recreación. Recuerden que sólo están comunicando una preocupación, no están acusando a alguien de abuso.
Si su señal de advertencia sobre los límites involucra a un miembro de la familia, deben llamar al Departamento de Niños y Familias (DCF). Cada vez que su preocupación se eleve hasta sospechar abuso, ya sea en una escuela, parroquia, hogar, deportes u otro programa extracurricular, su comunicación debe ir directamente a las autoridades legales: DCF al 1-800-96ABUSE. Esa es la primera llamada. Luego les pedimos que lo informen a la Arquidiócesis al 1-866-80-ABUSE, para que podamos cooperar con la investigación.
Por supuesto, el objetivo es estar "alerta" a las señales de advertencia y responder antes de que ocurra el abuso. La decisión de comunicar sus preocupaciones puede ser muy difícil. Sólo recuerden mantener el bienestar del niño como el eje de su proceso de razonamiento.
Recientemente, Mary Ross Agosta, directora de Comunicaciones y Ambiente Seguro de la Arquidiócesis, compartió estas mismas consideraciones con los párrocos, y creó una tarjeta para llevarla en todo momento – la tarjeta de la “Triple A", y no me refiero a la de ayuda en la carretera (esa también fue una broma suya). En sus billeteras, justo detrás de la licencia de conducir y la tarjeta de seguro del automóvil, encontrarían lo siguiente:
Compromiso AAA con la Seguridad:
- Alerte a DCF/Autoridades Policiales: 1-800-96-ABUSE (1-800-962-2873)
- Alerte a la Arquidiócesis de Miami: 305-762-1043
- Alerte al público, profesores/personal, padres, feligreses
Porque la seguridad es nuestra preocupación.
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