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En muchos lugares del mundo hay un abismo cada vez mayor, división, discrepancia entre las razas, tribus, clases, culturas, facciones económicas, partidos políticos, religiones y naciones. 

A menudo, estas divisiones enfrentan a los poderosos contra los vulnerables. El deseo, e incluso la adicción, de tantos ricos y poderosos por más riqueza y poder está causando tremendo sufrimiento, un sufrimiento en gran medida incalculable. 

Consideren estos hechos: Según el Banco Mundial, aproximadamente 700 millones de seres humanos viven en extrema pobreza y luchan por sobrevivir con menos de $1.90 al día, mientras que ocho multimillonarios poseen ahora la misma riqueza que la mitad del mundo, según Oxfam, organización dedicada a la reducción de la pobreza (http://bit.ly/2jOcybW). Imagínense, ocho hombres extremadamente ricos tienen tanta riqueza como 3.6 mil millones de las personas más pobres del mundo.

Los gobiernos de todo el mundo gastan aproximadamente $1.7 billones de dólares anuales para reforzar sus ejércitos (http://bit.ly/1bAvGVB); el país que más gasta es Estados Unidos. Pero cada día mueren unos 16,000 niños a causa del hambre y de enfermedades relacionadas con el hambre.

Mientras 56 millones de niños no nacidos en todo el mundo son víctimas del aborto cada año (http://bit.ly/1uSLEiR), y aproximadamente 1 millón de bebés no nacidos son abortados cada año en los EE.UU., Planned Parenthood – el proveedor de abortos más grande en los Estados Unidos – obtuvo más de mil millones de dólares en 2016 (http://bit.ly/2fjriSS). 

Y mientras se emiten a la atmósfera cantidades peligrosas de combustibles fósiles que generan gases que contribuyen al calentamiento global – debido en gran parte a la actividad humana (http://climate.nasa.gov/scientific-consensus/) – las grandes corporaciones de combustibles fósiles reciben enormes subsidios de los contribuyentes de los EE.UU. (http://bit.ly/2jPftFW). 

Estos ejemplos, y muchos más como ellos, están en las palabras del Papa San Juan Pablo II “una guerra de los poderosos contra los débiles”. Esta enseñanza de su encíclica profética Evangelium Vitae (“El Evangelio de la Vida”) es reforzada por estas palabras que le acompañan: Nos encontramos ante una “estructura de pecado” que se caracteriza “por la difusión de una cultura contraria a la solidaridad, que en muchos casos se configura como verdadera ‘cultura de muerte’”.

En medio de esta “guerra de los poderosos contra los débiles” y de la “estructura de pecado” — donde muchos individuos dominantes, numerosas leyes gubernamentales y una infinidad de políticas corporativas aplastan a los pobres y vulnerables — es imperativo que los seguidores del Dios del amor, la vida, la justicia y la paz agarren manos y corazones para formar una sola voz en nombre de todos los que sufren.  

Lamentablemente, esto es más fácil decirlo que hacerlo. 

Entre muchos católicos, y muchos otros cristianos, existe una tremenda división sobre la protección de la vida, la justicia social y la paz. Eso es un obstáculo monumental para fomentar el Reino de Dios “en la tierra como en el cielo”. 

Muchos cristianos comprometidos con poner fin al asesinato masivo a causa del aborto a menudo justifican y aceptan el asesinato masivo a causa de la guerra. Y muchos cristianos comprometidos con poner fin al asesinato masivo a causa de la guerra, a menudo justifican y aceptan el asesinato masivo a causa del aborto, o miran hacia otro lado. 

Se pueden hacer muchas comparaciones similares acerca de la pobreza, el hambre, la falta de vivienda, el medio ambiente, entre otras. 

Esta clasificación innecesaria de los problemas, esta falsa dicotomía es perjudicial para la construcción de un mundo donde importen todas las personas. 

Decir que los seres humanos merecen la protección de sus vidas y dignidad en ciertas circunstancias, pero no en otras, no sólo es inmoral sino también ilógico.  
San Juan Pablo explicó este punto perfectamente: “El servicio de la caridad a la vida debe ser profundamente unitario: no se pueden tolerar unilateralismos y discriminaciones, porque la vida humana es sagrada e inviolable en todas sus fases y situaciones”.

Comments from readers

Daniel - 04/03/2017 01:50 PM
Those facts are staggering... 8 people own as much wealth as 3.6 billion is just staggering. The whole argument of who should have health care and who should have to pay what amount for health care in this United States is just totally absurd. All Americans should have the right to health care, and it should be funded by the government.. If we can bail out Wall street, the auto industry, the mortgage and banking industry, big oil, etc etc etc, we can sure as heck supply health care for our citizens!! The hunger issues are embarrassing. we should all be ashamed of letting 16,000 children die due to hunger per day. My God, that's horrible. Thank you for the article. I'm depressed now. Not sure what I can do but I'll help in some way dr
d. gorman - 04/03/2017 11:56 AM
On the other hand, just wars sometimes must be fought for the ultimate objective of protecting freedom and the innocent whereas abortion is intrinsically evil and always sinful. It is also something that can be minimized by supporting a pro-life agenda.

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