De camino a rendir cuentas
Monday, April 11, 2016
*Jan Rayburn
¿Lo pueden escuchar? ¿Sienten el ruido en la distancia como los nubarrones que se vislumbran sobre los Everglades? Se acercan cada vez más hasta que lo sienten en sus huesos y se aceleran los latidos del corazón. ¿Recuerdan la escena de Jurassic Park, cuando la taza de café comienza a temblar? Es el precursor de una fuerza inevitable.
Bueno, tal vez soy un poco dramática, pero es que ya se nos ha asignado la auditoría anual del Departamento de Ambiente Seguro. De acuerdo con la Carta para la Protección de Niños y Jóvenes, de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, cada una de las 194 diócesis del país están sujetas a una auditoría anual. En algunos años, se realiza una auditoría de documentos, pero cada tres años es una auditoría in situ, es decir, los auditores no sólo vienen al Centro Pastoral, sino que también visitan las parroquias y las escuelas.
Obviamente, la logística les impediría visitar todos los lugares en la Arquidiócesis de Miami, pero nunca se sabe cuántos o qué sitios van a elegir. El propósito es el elemento de lo desconocido, pues el mensaje claro es que todos los lugares deben estar bien preparados y tener los registros al día y exactos. Se ha programado una auditoría in situ para la Arquidiócesis durante la segunda semana de octubre. ¿Tembló la tierra? ¿Es otro socavón en la Florida?
¿O es simplemente una sensación de angustia? Es cierto que durante mis primeros años como coordinadora de Ambiente Seguro temía la auditoría y pensaba que era una pérdida de tiempo, ya que toma muchas horas y se enfatiza más en los números que en los programas. Sentía que me alejaba del corazón del ministerio, que es proporcionar programas de calidad para sensibilizar y prevenir el abuso sexual infantil. ¡Pero es que yo era miope, ingenua, una novata, una principiante! Desde entonces he logrado ver más allá de mi oficina de 12 'por 14'; debo admitir que ahora lo entiendo.
La verdad es que la auditoría es un proceso de largo alcance que involucra a todos los que de alguna manera tienen que ver con el Departamento de Ambiente Seguro. La Arquidiócesis ha participado y aprobado la auditoría en cada uno de los 13 años desde que se aplicó la Carta. Ahora anticipo la llegada de los auditores con emoción, ya que es nuestra oportunidad para compartir la dedicación y la ardua labor que conlleva esta misión. Anhelo el día en que llegan y, como en un ritual, establecen su base de operaciones en un salón de conferencias en el Centro Pastoral.
Traen sus computadoras portátiles y sus maletines de alforja, se aseguran de que su acceso a la internet está protegido por una contraseña, y comienzan a programar sus días para realizar entrevistas individuales. Siempre nos separan para estas entrevistas. ¿Han visto Law and Order? No me sorprendería que trajeran sus propias luces brillantes y mangueras de goma. Es una broma; no las traen. Pero no necesariamente se les conoce por su sentido del humor.
Tampoco debieran ser conocidos por eso. Este es un asunto serio. Realizan entrevistas conmigo, con las empleadas en la oficina de huellas digitales, con el coordinador de Asistencia a las Víctimas, con la directora de Ambiente Seguro (Mary Ross Agosta), y eso es sólo el principio. También entrevistan al director de Recursos Humanos, al superintendente de escuelas, al director de la Oficina de Catequesis, al director de Vocaciones, al rector del seminario, al Vicario General, al director de Operaciones, a los miembros de la Junta Revisora, y por último, pero no menos importante, al Arzobispo. De hecho, entrevistan al Arzobispo en dos ocasiones: al principio y al final.
Son muchas entrevistas; no son ocasiones para conocerse y saludarse. Todos venimos preparados con archivos, hojas de cálculo, verificaciones, detalles sobre la ejecución del programa, informes, formularios y evaluaciones. Les damos números sobre quiénes han sido capacitados en Virtus, quiénes cumplen con los boletines, les proporcionamos la Promesa para Promover el Ambiente Seguro, y les damos los totales de las huellas digitales.
Compartimos con ellos cómo vamos más allá de la Carta al pagar por el entrenamiento y la toma de huellas dactilares, ya que creemos que es la mejor manera de garantizar el cumplimiento absoluto. (La mayoría de las diócesis lo requieren, pero también cobran a los participantes.) Comparto con dicha sobre la dedicación de nuestros 25 facilitadores voluntarios de Virtus y las 235 sesiones que se realizaron el año pasado. Les cuento sobre los talleres y capacitaciones ofrecidos para asignar y preparar a los coordinadores locales de las parroquias y las escuelas, y cómo sus esfuerzos han tenido un gran impacto en el mantenimiento de los registros de cumplimiento. Para entonces, ya he entrado en confianza y comienzo a compartir algunas de las historias de las 143 sesiones de Virtus que he realizado. Les prometo que los auditores estarán muy claros sobre nuestra pasión por esta misión.
¡Ya comienzo a sentir lástima por los auditores! Tendrán todo eso antes de visitar a las parroquias y las escuelas. Entre las visitas, estudiarán nuestra página web y llamarán a las parroquias y a los párrocos para preguntarles sobre su política de Ambiente Seguro. Esas son llamadas espontáneas; no hay ensayos ni tiempo para exageraciones agradables. Vamos al grano.
¿No es eso a lo que todo se reduce? En una misión tan envuelta en la tristeza y la empatía, es fácil sentirse abrumado por la emoción. Pero todo se trata de los números, porque una sola víctima es demasiado. Por eso, como se establece en la Carta y se lleva a cabo en nuestra propia Política de Ambiente Seguro, se debe seguir con precisión un plan claro y conciso de acción para que sea eficaz. No podemos apartarnos de nuestra misión o abrumarnos por los sentimientos. No sólo tenemos que seguir la Carta; tenemos que demostrar que la seguimos. Es difícil. Cuidar a los niños siempre lo es, pero las consecuencias son enormes. Así que estamos felices y orgullosos de seguir la directiva de los obispos. Los auditores simplemente se aseguran de que se mantiene el rumbo. (Son como Siri, pero humanos; no caben en el bolsillo y prefieren las papas fritas de Burger King a las de McDonald’s.)
Mantengan eso presente si los auditores se aparecen a la puerta de su parroquia. El coordinador local de cada sitio está a cargo del cumplimiento y mantenimiento de los registros de la Política de Ambiente Seguro. Este es un trabajo que dura todo el año, por lo que la visita de un auditor debería considerarse una confirmación de un trabajo bien hecho. La conclusión es que, cuando seguimos a la Carta, los niños están más seguros.
Comuníquense conmigo si tienen alguna pregunta. Mientras tanto, sólo por si acaso, consideren comprar una orden grandes de papas fritas.
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