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Feature News | Wednesday, May 10, 2023

La Arquidiócesis de Miami se regocija con cinco nuevos sacerdotes mileneales

Proceden de Brasil, Colombia, Haití, Venezuela y el Sur de La Florida

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MIAMI | El Arzobispo Thomas Wenski ordenó a cinco nuevos sacerdotes arquidiocesanos el sábado, 13 de mayo de 2023, a las 10 a.m., en la Catedral St. Mary.

A continuación, breves biografías y entrevistas de los futuros sacerdotes.

DIÁCONO SAÚL ARAUJO: AHORA ES SU TURNO

Algunos seminaristas ven la vocación como una elección. Para el diácono Araujo, de 29 años, es el destino.

Su abuelo a menudo les preguntaba a él y a sus ocho hermanos ¿qué querían ser cuando fueran grandes? Incluso a los 3 años, Saúl siempre daba la misma respuesta: “¡Quiero ser sacerdote! —Aunque él no lo recuerda, su madre se lo dijo hace unas semanas.

Diácono Saul Araujo, 29 años.

Fotógrafo: FILE

Diácono Saul Araujo, 29 años.

Tuvo muchos modelos de sacerdocio mientras crecía en Brasilia. “Siempre había sacerdotes y seminaristas que venían a cenar a nuestra casa”, explicó. “Así que no era algo extraño para mí”.

Su interés terminó de cuajarse en la adolescencia. Cuando tenía 16 años y examinaba sus opciones de vida, pensó en su párroco y en una familia misionera del Camino Neocatecumenal que conocía.

“Lo hacían por gratitud a Dios”, dijo el diácono Araujo. “Viviendo sus mejores vidas en la voluntad de Dios”.

Él le atribuye al Camino Neocatecumenal no sólo su crecimiento espiritual, sino su propia existencia. Sus padres estaban por divorciarse cuando se unieron a los Neocatecúmenos. Allí aprendieron las enseñanzas del Papa Pablo VI sobre la santidad de la familia y permanecieron juntos.

“Gracias a Dios por el Camino”, dijo el diácono Araujo. “Si mis padres no se hubieran incorporado, yo no habría nacido. Estar en una comunidad cristiana, viviendo su fe, les permitió tener hijos –incluyéndome a mí”.

Su formación dentro del Camino Neocatecumenal le desarrolló un amor por la catequesis. “Así es como me involucré en la Iglesia, aprendiendo sobre la fe y las Escrituras. No me gusta hablar de teorías. Me gustaría que el cristianismo no siguiera siendo abstracto, sino (que se centrara en) cómo afecta a las personas”.

La enseñanza y los ejemplos no sólo influyeron en su formación, sino que hicieron posible su propia existencia. Ahora dice que quiere hacer lo mismo como sacerdote.

El diácono Araujo no dudó en decir que cuando muera le gustaría que lo recuerden como, “que he cambiado vidas. Que la gente conozca a Cristo. Eso es lo que otras personas han significado para mí”.

DATOS BREVES SOBRE EL DIÁCONO ARAUJO

Fecha/lugar de nacimiento: 9 de diciembre de 1993, en Brasilia (Brasil); es el tercero de nueve hermanos.

Educación: CEM #3 (en Brasilia); ingresó al Seminario Redemptoris Mater de Miami un año después de graduarse de la escuela secundaria; estudió en el Seminario St. John Vianney de Miami y en el Seminario Regional St. Vincent de Paul de Boynton Beach.

Ordenación al diaconado: 2 de abril de 2022.

Año de diaconado: Parroquia Good Shepherd, en Miami.

Dato curioso: Le encanta todo tipo de música, pasear en las mañanas, jugar fútbol y es multilingüe: habla portugués, español, inglés e italiano.


 

DIÁCONO RIKINSON BANTOU: AHORA SERÁ UN GRAN SACERDOTE

“Little Priest” (pequeño sacerdote). El diácono Bantou, de 37 años, recuerda el apodo con una sonrisa. Así llaman en Haití a los chicos como él que ayudan a los sacerdotes.

Cuando era pequeño, el párroco de Jean Rabel —su ciudad natal—, les preguntó a sus padres, San Ange Bantou e Ivania Louidor, si él y su hermano podían ser monaguillos. Con su aprobación, los dos hermanos acompañaban a su párroco para servir en la Eucaristía en parroquias lejanas que no tenían sacerdotes.

Diácono Rikinson Bantou, 37 años.

Fotógrafo: FILE

Diácono Rikinson Bantou, 37 años.

La experiencia despertó en su corazón el deseo de “estar con Dios y ayudar a la gente”, afirma el diácono Bantou. “Mucha gente no tiene ningún sacerdote a quien acudir en busca de ayuda”.

Ya de joven, se unió a la comunidad religiosa Montfort de Haití en 2006. Sin embargo, trece años después, la dejó por considerar que la vida religiosa era demasiado restrictiva.

“Tengo que estar con mi familia”, explica el diácono Bantou. “Cuando me piden que haga algo, tengo que hacerlo”.

En 2017 llegó a Estados Unidos con la esperanza de encontrar una dirección para su futuro —y la obtuvo. Preguntando ¿qué quería Dios que hiciera?, sintió una respuesta en su corazón: “Continuar”.

Habló con el P. Robes Charles, el entonces párroco de St. Clement, en Wilton Manors, quien le explicó que la vida diocesana era diferente a la vida religiosa. “Y cada vez que estaba allí, sentía que ‘esta es mi vida’”.

Pero le quedaba un reto por superar: la muerte de su padre tras una operación en 2019. En ese entonces, el diácono Bantou estaba asignado a la iglesia St. John Bosco en Miami, y su padre estaba en Haití.

“No pude dormir esa noche”, dijo el diácono Bantou. “Le pregunté a Dios: ‘¿Por qué sucedió eso?”.

Finalmente se apoyó en la fe. “Solo dije: ‘Dios, tú sabes por qué suceden las cosas. En ti confío. Dame la fuerza para seguir haciendo tu voluntad’”. Y se mantuvo en el camino.

Gracias a su formación religiosa en Haití, sólo tuvo que cursar unas pocas asignaturas —principalmente inglés y humanidades — en el Seminario St. John Vianney antes de ser ordenado diácono transitorio.

El diácono Bantou ha consolidado su imagen de lo que debe tener un sacerdote: “un corazón para seguir a Jesucristo, (para emular) su manera de hacer las cosas”.

DATOS BREVES SOBRE EL DIÁCONO BANTOU

Fecha/lugar de nacimiento: 15 de septiembre de 1985, en Jean Rabel, Haití; es el tercero de dos hermanas y un hermano.

Estudios: Comunidad religiosa de Montfort, en Haití de 2006 a 2017.

Llegó a Estados Unidos: en octubre de 2017.

Parroquia: St. Clement, Wilton Manors.

Ingresó al seminario de Miami: en agosto de 2018.

Ordenación al diaconado: 3 de diciembre de 2022.

Año de diaconado: St. Brendan High School, Miami.

Dato curioso: Su Santa favorita es María Goretti.

 

DIÁCONO SEBASTIÁN GRISALES: TODO GIRA EN TORNO A LA EUCARISTÍA

Para el diácono Grisales, de 32 años, todo se reduce a la Eucaristía.

“Estamos llamados a ser un pueblo eucarístico”, afirma. “Somos tomados y elegidos en nuestro bautismo, bendecidos con el don de la fe y, aunque rotos por nuestra fragilidad humana, Dios nos llama a entregarnos a los demás en el servicio”.

“La Eucaristía es: Tomar, bendecir, partir y dar”, resumió.

Diácono Sebastian Grisales, 32 años.

Fotógrafo: FILE

Diácono Sebastian Grisales, 32 años.

El diácono Grisales nació en Medellín, Colombia; se trasladó a Aruba y luego a Miami en 1999 debido a los conflictos sociales en su país natal. Siempre le gustó la Iglesia. “Se sentía como en casa, un lugar seguro”, dijo. También sintió que podía ofrecer ese lugar seguro a los demás.

“Sentí que debía estar allí arriba, haciendo lo que hacía el sacerdote”, afirma. “Me sentí llamado a llevar los sacramentos a la gente. Especialmente la Eucaristía”.

Ese amor por la Eucaristía permaneció en el diácono Grisales mientras era parte del ministerio de jóvenes de su parroquia St. John Neumann. Asistía semanalmente a un grupo de jóvenes, organizaba retiros y dirigía servicios de alabanza y adoración.

Mientras estaba en St. John Neumann, trabajó por cinco años como coordinador de logística, distribuyendo teléfonos móviles y tabletas a Sudamérica para una empresa de telecomunicaciones.

Luego decidió ir más lejos, e ingresó al Seminario St. John Vianney en 2013, y finalmente al Seminario St. Vincent De Paul.

El diácono Grisales hizo una pausa de un año en sus estudios. “Me tomé un tiempo para acercarme más a Dios, para prepararme para este momento; y creo que el tiempo de Dios es perfecto, y tal vez me eligió para este momento”.

Cree que sus años en el mundo de los negocios serán una ventaja a la hora de dirigir una parroquia, especialmente en la elaboración de presupuestos, la planificación de eventos y la administración del personal. “Soy muy bueno planeando eventos, qué se necesita y cómo conseguirlo”.

Aun así, la vida de la Iglesia siempre ha sido su primer amor, y ahora tiene toda su atención. A la pregunta de qué le gustaría dejar cuando muera, respondió inmediatamente: “El amor a la Eucaristía, e intentar siempre ser amable con los demás. Siento que mi vocación se moldeó en la Eucaristía”.

DATOS BREVES SOBRE EL DIÁCONO GRISALES

Fecha/lugar de nacimiento: 21 de agosto de 1990, en Medellín, Colombia; es el menor de dos hermanos.

Llegó a Estados Unidos: en 1999.

Parroquia: St. John Neumann, Miami.

Estudios: Félix Varela Senior High School.

Carrera antes del sacerdocio: Coordinador de logística en una pequeña distribuidora de telecomunicaciones.

Ordenación diaconal: 11 de abril de 2021.

Año de diaconado: St. Coleman, Pompano Beach, y St. Thomas the Apostle, Miami.

Dato curioso: Le encanta cocinar “de todo”.

 

DIÁCONO GUSTAVO SANTOS: DE LA TRAGEDIA A LA ALEGRÍA

La mayoría de los caminos al sacerdocio no incluyen una bala. El del diácono Santos, de 29 años, sí.

Su abuelo era dueño de una empresa de camiones en su natal Venezuela. En 2011 unos secuestradores dispararon contra el todoterreno del abuelo y una bala le impactó en una pierna y murió desangrado.

Diácono Gustavo Santos, 29 años.

Fotógrafo: FILE

Diácono Gustavo Santos, 29 años.

La tragedia le enseñó a Gustavo Santos una dura lección: “Si no estas vivo, no importa cuánto dinero tengas”.

Pero su vocación al sacerdocio también tuvo otras influencias.

Cuando tenía 14 años, su padre los abandonó. Su madre “se refugiaba” en las Misas de sanación y hacía que Santos rezara el rosario con ella, pidiendo a Dios que su padre regresara. Un día lo hizo y, desde entonces, los tres rezaban juntos.

En esa época, su párroco invitó a Gustavo a ayudarlo en su ministerio, y el chico vio la labor que realizaba en hospitales, orfanatos y residencias de ancianos.

“Quería ser como él”, recuerda. “Pero yo era feliz en el colegio, teniendo citas y yendo a fiestas como todos los demás”.

Debido a lo que le había sucedido a su abuelo, y temiendo por la seguridad de su hijo mayor, sus padres, Robert Santos y Evelyn Higuera, lo enviaron al Sur de La Florida en 2012. Mientras estudiaba inglés en el Miami-Dade College, iba a la playa y a fiestas en su Camaro negro. Pero nada de eso lo llenaba.

Tras recibir una llamada telefónica de su madre desde Venezuela, comunicándole que un sacerdote apreciado por ellos había fallecido, buscó la iglesia más cercana. Empezó a asistir a Misa en la parroquia Little Flower de Coral Gables, primero semanalmente y luego a diario. Luego se involucró en los ministerios de visitación y en los retiros de Emaús. Y la vida eclesiástica encajó para él.

“Es como si cobrara vida”, dijo. “Decidí entregarme a algo eterno. Eso era Dios. Eso era Jesucristo”.

La pieza final encajó un sábado, dijo. Estaba sentado en la iglesia St. Martha, en Miami Shores, antes de la Misa, reflexionando en solicitar o no el ingreso en el seminario cuando escuchó una voz interior: “Sí, estás preparado”. Y llamó al director de vocaciones.

Mirando hacia atrás, “puedo ver la mano de Dios incluso en aquellos tiempos difíciles”, dijo. “Amo mi vida, con sus altibajos. Y más allá de la tristeza y los problemas, sé que Dios me ama y me está llevando a un futuro mejor”.

DATOS BREVES SOBRE EL DIÁCONO SANTOS

Fecha/lugar de nacimiento: 20 de mayo de 1993, en Valencia, Venezuela; es el mayor de cuatro hermanos, dos varones y dos mujeres.

Llegó a Estados Unidos en 2012.

Estudios: I.E. Juan XXIII y un semestre de universidad en Venezuela; cuatro semestres en Miami Dade College.

Ingresó en el Seminario St. John Vianney en agosto de 2015.

Ordenación al diaconado: 2 de abril de 2022.

Año de diaconado: Our Lady of Guadalupe, Doral.

Dato curioso: Le gusta practicar deportes —fútbol, baloncesto, voleibol— y ver películas clásicas.

 

 

DIÁCONO ANDREW VITRANO-FARINATO: RECIBIÓ, AHORA QUIERE DAR

Tal como lo cuenta el diácono Vitrano-Farinato, de 29 años, su viaje hacia el sacerdocio fue tanto un empujón como un tirón.

El empujón fue ver a un sacerdote ejerciendo su ministerio en su parroquia St. Mark, en Southwest Ranches. El ejemplo que vio durante la Misa marcó su propio camino.

“Siempre estuve involucrado en la Iglesia”, dijo. “Vi al sacerdote y dije ‘¡Vaya, yo podría hacer eso!’”.

Diácono Andrew Vitrano-Farinato, 27 años.

Fotógrafo: FILE

Diácono Andrew Vitrano-Farinato, 27 años.

El empujón fue el divorcio de sus padres. Tales tragedias personales a menudo alejan a las personas de Dios, sin embargo, sucedió lo contrario con el diácono Vitrano-Farinato.

“Estaba enojado y necesitaba un propósito y significado en mi vida”, recordó. “Decidí ser más intencional con mi fe”.

Encontró apoyo en “el monseñor de ese entonces (el difunto Mons. Edmond Whyte); ayudó a mi madre a superar el divorcio, y mi abuelo era diácono”, añadió el diácono Vitrano-Farinato. “Así que recibía ayuda en medio de las dificultades”.

Los profesores de la escuela St. Mark, a la que asistió hasta octavo grado, fueron igualmente comprensivos, como cuando no podía entregar las tareas, dijo.

Incluso hizo las paces con su padre, que es agnóstico. Cuando este se enteró de la elección vocacional de su hijo, se mostró “contencioso” al principio, dijo el diácono Vitrano-Farinato.

Irónicamente, fue durante uno de los frecuentes debates con su padre cuando admitió abiertamente que quería ser sacerdote.

“Lo estaba pensando, pero no se lo había dicho a nadie, y en ese momento él me preguntó: ‘¿Vas a ser cura o qué?”.

Más tarde, su padre, enfermero de profesión, reconoció: “yo trabajo para que la gente tenga un futuro mejor. Y tú haces lo mismo”.

Curiosamente, su padre también citó al clero como influencia. “Dijo que aprendió de los sacerdotes que hay que cuestionar la fe”, dijo el diácono Vitrano-Farinato. “Pero la realidad siempre es más grande que la teoría. La duda fortalece la fe. Así es como llego a conocer a Dios aún más”.

El empujón y tirón afectó claramente el tipo de sacerdote que el diácono Vitrano-Farinato dice que quiere ser: un sacerdote “que atraiga a la gente no hacia mí, sino hacia Jesús”. Fui amado por Él, con todos mis defectos. Ahora quiero ser así de misericordioso con todo el mundo. Me gustaría que la gente dijera: ‘Tuve una relación con Jesús’. Sólo quiero ser el que facilite esa relación”.

DATOS BREVES SOBRE EL DIÁCONO VITRANO-FARINATO

Fecha/lugar de nacimiento: 2 de noviembre de 1995, Cooper City, es hijo único.

Parroquia: St. Mark, Southwest Ranches.

Educación: St. Mark School y Archbishop Edward McCarthy High, Southwest Ranches (clase de 2014).

Ordenación al diaconado: 2 de abril de 2022.

Año de diaconado: St. Andrew, Coral Springs.

Dato curioso: Le encanta ver “películas de terror”, leer libros y hornear “cualquier cosa que sea dulce”.



Comments from readers

DelcyMunozPercy - 05/11/2023 07:10 PM
My thoughts and prayers are with all you five. God pours on you His Holy Spirit and the Blessed Mother of God cover your always under her sacred mantle. I feel so happy for your ordaination. God bless you all. Delcy
DelcyMunozPercy - 05/11/2023 07:10 PM
My thoughts and prayers are with all you five. God pours on you His Holy Spirit and the Blessed Mother of God cover your always under her sacred mantle. I feel so happy for your ordaination. God bless you all. Delcy

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