By Priscilla Greear - Florida Catholic
MIAMI | Durante la Solemnidad de la Epifanía del Señor, en la Catedral de St. Mary, católicos de todo el planeta cantaron "Alegría para el Mundo" en la Misa de la Migración, en honor al caleidoscopio de ministerios étnicos y nacionales dentro de la Arquidiócesis de Miami, desde polacos e indios hasta chinos y brasileños.
El Arzobispo Thomas Wenski proclamó el don de la salvación de Cristo para todas las razas y naciones, así como el llamado de Cristo a la unidad en la diversidad y el amor al extranjero, un testimonio de fe para los estadounidenses en medio de una intensa polarización.
Más de 850 participantes de todos los confines de la Arquidiócesis desbordaron la Catedral de St. Mary, en Miami, el 5 de enero de 2025, para asistir a la jubilosa celebración de la Misa en inglés, español y criollo. Otros países representados fueron Brasil, Filipinas, Haití, Hungría, Polonia, Corea del Sur y Vietnam.
Católicos indios y haitianos procesionaron con ofrendas para dar comienzo a la liturgia, mientras la congregación cantaba "Nosotros, los Tres Reyes". Las lecturas se proclamaron en birmano, polaco y portugués, y las oraciones de intercesión se hicieron en varios idiomas. Muchos lucían atuendos representativos de sus países de origen, desde los amarillos y verdes de los brasileños; los saris elegantes de las mujeres indias; hasta los polacos con sus vestidos folclóricos blancos y rojos de volantes. En la Arquidiócesis hay apostolados brasileño, birmano, caribeño, chino, filipino, haitiano, indio, italiano, coreano, nigeriano, polaco y vietnamita, y la Misa se celebra en más de una docena de idiomas.
Simon Okonor, natural de Nigeria, y feligrés de la Catedral de St. Mary, donde sirve como ministro extraordinario de la Sagrada Comunión, anhela que se celebre la Misa internacional anual. "Crecí en la fe católica. Vengo aquí los domingos. Significa mucho para mí ser católico y estar rodeado de gente de diferentes culturas, con el mismo propósito de servir al Señor", manifestó Okonor. "Es una bendición ver a gente de todo el mundo, de diferentes lugares, converger hoy en un mismo lugar. En eso consiste el catolicismo, en la universalidad. Es para todos".
En su homilía, el Arzobispo afirmó el llamado de Cristo a difundir el Evangelio a todas las naciones. "Aquí vemos una hermosa y magnífica expresión de la Iglesia universal", afirmó. "Dios debe ser alabado y adorado en todas las lenguas de la humanidad".
Cuestionó la indiferencia de algunos hacia los migrantes vulnerables, muchos de los cuales proceden de países como Cuba, Venezuela, Nicaragua y Haití. "¿Extendemos una mano de bienvenida o mostramos indiferencia, incluso hasta hostilidad, como aquellos que le negaron a la Sagrada Familia un lugar en la posada? Al mundo, y a quienes temen a la diversidad de lenguas y culturas que les rodean, o están infectados por el pecado del racismo, o engañados por un nacionalismo xenófobo, los católicos debemos dar testimonio de cómo sería un mundo reconciliado y reconciliador".
El Arzobispo añadió que la Epifanía llama a los fieles a refrescar su perspectiva cristiana para ver a los demás como Dios los ve, del mismo modo que Cristo dio a los Magos dones de inteligencia. "Debemos ver a Cristo en el migrante, pues Cristo mismo quizás fue el migrante primordial, porque el Hijo de Dios emigró del cielo para vivir entre nosotros", afirmó. "Cuando (los Magos) regresaron a su tierra, lo hicieron por un camino diferente. La luz de Cristo, como la estrella que guió a los Magos, también nos muestra un 'camino distinto'".
Veintidós empleados de Servicios Legales Católicos (CLS, por su sigla en inglés) ocupaban los dos bancos delanteros, y Randy McGrorty, director general, y Myrian Mezadieu, directora de operaciones, presentaron el pan y el vino. CLS atiende a inmigrantes que no pueden pagar por su representación legal. "Esto es un reflejo espiritual de lo que hacemos día a día", comentó McGrorty. "Nosotros, como católicos, tenemos que reconocer a nuestros feligreses, correligionarios, y a nuestros semejantes. Nuestra Iglesia es una Iglesia sin fronteras".
Ante los rumores de deportaciones masivas y restricciones a la inmigración, CLS aconseja a sus clientes que busquen cualquier opción legal disponible para su situación, sin dejarse llevar por el pánico. "Me impresionó la referencia (del Arzobispo) a los Reyes Magos que regresan por un camino distinto. Nosotros estamos llamados a hacer las cosas de una manera diferente. Ofrecemos a la gente un camino distinto, un camino hacia adelante, y encontrarán el camino a pesar de todos los desafíos que podamos enfrentar en el próximo año", sostuvo.
Los coros chino y haitiano cantaron durante la Comunión, y Uk Anyagaligbo y Don Primus Ekeoma dirigieron un himno de despedida en igbo, con envolventes tambores. Anyagaligbo informó que el apostolado nigeriano se reúne todos los domingos a las 2:30 p.m. en la iglesia de St. Monica. "Nuestro apostolado existe desde hace 25 años y siempre hemos formado parte de la Misa de la Migración", compartió. "Este es un momento para mostrar quiénes somos a través de nuestros cantos, comida y danza".
La recepción después de la Misa ofreció una gran variedad musical y culinaria, desde kimchi coreano y barbacoa brasileña, hasta arroz jolloff nigeriano y fideos pancit filipinos. Hubo varias danzas, incluida una folclórica polaca, y una presentación nigeriana con un abanico tradicional de mano y un colmillo de elefante, que se utilizaron para intercambiar saludos con el Arzobispo.
Shaly Robince, de la iglesia foránea católica de Our Lady of Health, en Coral Springs, asiste cada año al rito siro malabar. Robince dijo que la congregación atrae a muchos inmigrantes indios de Kerala, India, y que la Misa se celebra en idioma malabar. "Disfrutamos conocer gente diferente, su comida, y la diversidad en las culturas", afirmó Robince.
La inmigrante brasileña Karlene Souza recordó cómo la Iglesia fue un apoyo vital cuando emigró a los Estados Unidos. "Es muy importante demostrar a los demás que estamos aquí. Veo cada vez más brasileños que se incorporan a la Iglesia católica", señaló Souza, quien asiste los sábados a la Misa en portugués en la Misión de San Francisco y Santa Clara, de la parroquia de Corpus Christi, en Miami. En la Misa de la Migración "nos recordamos a nosotros mismos que, aunque hablemos distintos idiomas y vistamos ropas diferentes, todos adoramos al mismo Dios. Es muy importante mostrar que somos iguales y que debemos estar unidos".
Catherine Cing, cuyo esposo, Joseph Mang, hizo la Primera Lectura, emigró de Birmania (Myanmar), país que sufrió un golpe militar. La comunidad birmana celebra una reunión mensual de oración en la iglesia de St. Gregory the Great, en Plantation. "Este es el primer año que la comunidad birmana participa aquí", informó Cing. "Estoy muy agradecida por participar en esta Misa de la Migración".
Ewa Otfinowski interpretó la danza folclórica con el club polaco estadounidense, y asiste a la misión católica polaca de Our Lady of Czestochowa, en Pompano Beach. "Los polacos son gente religiosa, profundamente respetuosa de su historia, su cultura y sus tradiciones. Con la mente abierta y el lema de 'Dios, honor, patria', miran al futuro con esperanza", explicó Otfinowski, al hacer referencia a la ayuda que Polonia brinda a casi un millón de ucranianos.
"La Iglesia está uniendo a todo el mundo", añadió Jerzy Bogdziewicz, polaco-estadounidense. "Eso es lo más importante. Tenemos que estar abiertos a otras naciones que necesitan nuestra ayuda".
Diahna Dezile, haitiana-estadounidense de 27 años, dijo que la Misa era una afirmación de que "debemos esforzarnos por ser una sola nación". Dezile lamenta no poder visitar Haití por motivos de seguridad, pero "la Misa aquí es exactamente igual que en Haití".
El P. Jesús Medina, párroco de la iglesia de St. Peter, en Big Pine Key, y director del Ministerio de Grupos Culturales de la Arquidiócesis, dijo que la Misa anual fue iniciada hace varios años por el Arzobispo Wenski para incluir aún más a los grupos culturales no hispanos. "Este evento es magnífico", expresó el sacerdote filipino. "Es un final muy feliz de la celebración de Navidad".
"Más gente asistió y participó en el programa. ¡Eso significa más comida!", expresó jubiloso y emocionado, al destacar la participación de la comunidad birmana. "Las distintas culturas de la Arquidiócesis celebran Misas separadas en varias parroquias; éste es el único acontecimiento arquidiocesano en el que la gente está reunida en un mismo lugar. Espero que crezca el año que viene".