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Muchas personas quieren crecer en el conocimiento y amor de Dios, pero no saben cómo lograrlo. Vamos a proponer los pasos a dar en ese fascinante itinerario:

1. Predisposición

Hay que convencerse de que Dios, todo Amor, se manifiesta y desea relacionarse con nosotros. Él nos llama, pero con frecuencia encuentra herméticamente cerradas las puertas de nuestro corazón.

No se puede percibir la llamada de Dios si vivimos en la dispersión y superficialidad de los intereses puramente terrenos. El primer paso sería predisponerse a escuchar la llamada de Dios.

Se predispone quien frena en seco para comenzar a reflexionar y a abrirse a lo trascendente. Este primer paso es ya fruto de la discreta gracia de Dios.

2. Experiencia fundante

Quien se siente insatisfecho con la vida que lleva y comienza a ejercitarse en el autodominio y en la reflexión, se pone al alcance del toque divino.

Sucede que cuando esa persona contempla un paisaje o escucha una música suave, o lee un texto profundo, o se refugia en la penumbra de una iglesia solitaria, le llega la gracia “tumbativa”, que algunos autores llaman “experiencia fundante”. Se trata de una invasión del Señor que hace abrir los ojos y sentir con urgencia la necesidad de reorientar la propia vida.

En las biografías de los grandes convertidos siempre aparece ese momento determinante, que establece en sus vidas un antes y un después.

3. Purificación

La experiencia fundante puede ser tan fugaz como la luz de un relámpago. Después de esa conmoción espiritual que invita a recomenzar la vida, queda mucho por hacer. Hay que empezar por la purificación del corazón.

  • Lo primero sería, naturalmente, romper con el pecado mortal. Dios y pecado se excluyen como la luz y las tinieblas. En muchos casos se impone una buena confesión general de toda la vida.
  • No solamente hay que romper con el pecado grave, sino que se debe buscar perderle el gusto al pecado. Hay personas que se abstienen de lo inmoral, pero mantienen una complicidad oculta con el pecado. Desean que ciertas acciones no fuesen vedadas para seguir practicándolas.
  • La purificación debe extenderse a la lucha contra el pecado venial. No progresa en el camino del Señor quien a sabiendas comete pecados leves. Estas faltas no se pueden evitar del todo, porque la fragilidad humana nos impide estar siempre en guardia. Por ejemplo, como dice el vulgo, “se nos zafan palabras”. No quisiéramos haberlas dicho al prójimo. Podemos, sin embargo, con la ayuda de Dios,  ir evitando los pecados veniales “en frío”, es decir, plenamente deliberados.

4. Penitencia

No se avanza mucho por el camino de la purificación sin el acompañamiento de la penitencia. Hoy se habla poco del ayuno y se practica todavía menos. Las privaciones voluntarias purifican y crean espacio al Espíritu de Cristo.

  • Ayuno de comida y bebida. Su poca práctica se nota en el auge de la obesidad. Hay quienes se exceden en la cantidad y quienes se exceden en la calidad. Existe excesivo furor por lo “deli” y por lo “gourmet”. Nuestras papilas gustativas se han hecho muy exigentes y refinadas en cuanto a sabores. ¡Ojo con el sibaritismo gastronómico!
  • Ayuno de palabras. Hay que callar para escuchar más a Dios y al prójimo. La próxima vez que encontremos a alguien hagamos un esfuerzo por no acaparar la conversación. Escuchemos con interés sincero y sin interrumpir al otro.
  • Ayuno de pensamientos. No sólo hay que evitar los malos pensamientos, sino también los pensamientos inútiles. Hay que cortarle el hilo a los pensamientos que nos encierran en el pasado o nos proyectan hacia un futuro de quimeras. Al cortar con los pensamientos ociosos nos concentramos mejor en el presente.
  • Ayuno de información. Queremos estar al tanto de todo en todos los campos. Navegamos precipitadamente por el internet y leemos supersónicamente cuanta publicación cae en nuestras manos. Hay que leer más lentamente para asimilar mejor. Por supuesto que hay que saber qué me conviene saber. Hay muchas informaciones nocivas u ociosas que debemos descartar.

5. Noche  oscura

Después de un tiempo en que se vive una intensa vida cristiana con mucho fervor y devoción, puede la persona caer en una especie de desgano espiritual. Se expresa esa experiencia en términos de aridez y de desolación. San Juan de la Cruz hizo famosa la frase “noche oscura del alma”.

Ante esta desagradable situación hay personas que se desaniman y desisten de continuar en su ascensión hacia Dios. Suele ayudar un director espiritual que haga saber que hay luz al final de la noche. No hay que abandonar los ejercicios de piedad y las buenas obras por falta de gusto sensible.

6. La cristificación

Crece espiritualmente quien se identifica más y más con Cristo. Esa cristificación no se logra sin oración.

  • No basta la oración litúrgica, la oración vocal y la oración grupal. Para progresar se necesita una oración personal y creativa de “tú” a “Tú” con el Señor. Hay que orar con las propias palabras en base a la propia realidad concreta.
  • Acostumbran llamar “oración mental” a lo que arriba hemos designado como “oración personal y creativa”. Suele tener como punto de partida las palabras y gestos de Jesús. A la luz del Evangelio el orante se va sintonizando con la voluntad divina y va descubriendo más claramente su puesto en el mundo y en la Iglesia, es decir, su vocación, la misión que el Señor le confía. La buena oración nos hace sintonizar con la voluntad de Dios.
  • Además de ratos dedicados exclusivamente a la oración, el peregrino debe tender hacia lo que muchos autores llaman “oración continua”. Consiste en cultivar ese sentido de la presencia de Dios que nos hace elevar hacia Él la mente y el corazón en cualquier momento y lugar. Uno puede decir una jaculatoria mientras camina o se desplaza en un vehículo. Siempre puede uno dirigirse hacia Aquél en Quien vivimos.

El crecimiento espiritual se conocerá por los “frutos”. La persona que realmente vive con Dios y en Dios, irradia paz, hace el bien a todos, no hace daño a nadie, se nota centrada en su vida, es capaz de soledad y de compañía, y sobre todo, se comporta con mucha humildad.

 

Comments from readers

Dolores Hanley McDiarmid - 09/17/2024 12:08 PM
Dear Father Eduardo, Thank you for sharing this outline of spiritual growth. I believe it will be a useful guideline for many of us trying to grow in our faith. I plan to share it with several people in my life. God bless you!

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