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“Es la época menos maravillosa del año”, le canturreé a mi madre mientras quitábamos los adornos navideños. Intentando animar el ambiente, mi padre se ofreció a poner música de fondo.

“No, gracias, papá. Sólo quiero acabar con esto cuanto antes y en silencio”, le dije mientras envolvía un Papá Noel de cerámica que sostenía un pequeño árbol de Navidad.

Por si no es obvio, me encanta decorar para las fiestas. Inclusive, en el 2024, con mi familia cumplimos nuestro soñado plazo de decorar el sábado del fin de semana largo de Acción de Gracias. No es fácil, ya que implica a que uno de nosotros suba por una escalera al ático, entregue las cajas a los que quedan abajo y luego baje 13 escalones hasta el primer piso de nuestra casa, donde se produce la mayor parte de la transformación festiva. Una vez superada la prueba física y cuando empezamos a abrir las cajas que contienen nuestros tesoros navideños, nuestro estado de ánimo cambia. Mientras escuchamos los primeros acordes de la versión de Michael Bublé de “It's beginning to look a lot like Christmas”, todo suena bien y todo nos parece bien.

Ahora, mientras escribo esto, es mediados de enero. Inevitablemente, por los días del calendario, la Navidad ha terminado. Mientras conduzco por la ciudad, las luces de las casas han desaparecido, al igual que los ingeniosos y graciosos Papás Noel, muñecos de nieve y elfos inflables. Los árboles de Navidad, reales y artificiales esperan afuera de las casas para su viaje al basurero. En un viaje a Walmart, vi a un empleado empaquetando los adornos navideños devueltos (¿quién hace eso?). Y en el tiempo litúrgico, Jesús ya es un adulto bautizado que comienza su ministerio.

Me pregunto una y otra vez: “¿Por qué tenemos tanta prisa por volver a la normalidad? ¿Por qué no podemos hacer que la Navidad dure más?”.

Sé que hay varias razones, y me encantaría escucharlas. Por favor, háganme saber en los comentarios de abajo cuál es su “¿por qué tanta prisa?” y también sus sugerencias sobre cómo podemos hacer que el espíritu de la temporada dure todo el año.

Por mi parte, he aquí algunas cosas que aprendí y observé estas pasadas Navidades y que me están ayudando en el Año Nuevo.

  • Haz espacio para Jesús, el mejor regalo de todos los tiempos.

El año pasado heredé una figura del Niño Jesús que perteneció a mis abuelos. Lo tenían en su mesita de noche, en una pequeña cesta de mimbre con una manta. Al crecer, recuerdo mirar esta figura de cerámica muy linda, pintada en estilo rústico, de unos cinco centímetros y medio de largo, agarrando su pie de la manera que sólo los bebés pueden hacerlo cuando exploran y disfrutan de su flexibilidad de bebés.

Durante un tiempo, no tenía espacio en mi mesita de noche, pero al cabo de unos meses decidí hacer algunos cambios para dar cabida a tan precioso regalo. Como María y José buscando un lugar donde quedarse en Belén, ¿cómo no iba a tener sitio para Jesús, y mucho más para un niño Jesús, símbolo máximo de alegría y salvación? Para la humanidad, Él es el mejor regalo de Navidad.

Así que, si tienes una imagen de Jesús en casa, ya sea de bebé o de adulto, tenlo siempre cerca. Dale los buenos días cuando te levantes y las buenas noches cuando te acuestes. Haz lo posible por invitarle más a tu vida diaria.

  • No pasa nada por volver a escuchar música navideña, aunque sea fuera de temporada.

Las canciones navideñas son mi género musical favorito. En la Misa, durante esta temporada somos bendecidos con canciones divinamente inspiradas como el coro “Aleluya” del Mesías de Handel, “O Come, O Come, Emmanuel”, y “The First Noel”. La radio, por su parte, ayuda a inspirar la emoción de nuestro niño interior con “Jingle Bells” y “Santa Clause Is Coming to Town”. Y si eres de Miami, las fiestas no están completas sin “Mi Burrito Sabanero”.

A medida que me hago mayor, aprecio canciones más maduras sobre circunstancias difíciles. “María, ¿sabías que?” me hace llorar fácilmente al escuchar el cuestionamiento que María debió tener en su corazón no sólo cuando dio su fíat, sino al ver crecer a su hijo Jesús y comenzar una vida de servicio y milagros:

María, ¿sabías que tu bebé caminaría un día sobre el agua?

María, ¿sabías que tu bebé salvaría a nuestros hijos e hijas?

¿Sabías que tu bebé vino para hacerte nueva?

Que ese niño que tú diste a luz, pronto te traería a la Luz.

En “Grown Up Christmas List” (Lista de Navidad para adultos), alguien recuerda sus visitas a Papá Noel de niño, y ahora, de adulto, le pide que cumpla una lista para “un mundo necesitado”.

Que no haya más vidas destrozadas

Que las guerras nunca empezaran

Y el tiempo curaría todos los corazones

Y todo el mundo tendría un amigo

Y el bien siempre ganaría

Y el amor nunca terminaría, no

Esta es mi lista de Navidad para adultos

Hay tanta luz en la música navideña. Comparada con la música cuestionable, despectiva y vulgar que escucho conduciendo por el Sur de La Florida durante todo el año. No puedo evitar preguntarme y preocuparme por el estado emocional de la gente que vive en mi ciudad. Todos tenemos nuestros gustos musicales. Así que discúlpenme mientras subo las ventanillas y escucho mi música navideña por un poco más de tiempo.

  • La Navidad es LA época de la esperanza. Conservémosla y extendámosla durante todo el año.

El año pasado no fue fácil para mí. Me sentí disgustada, desanimada y perdida al enfrentarme a muchos cambios y retos en mi vida personal y profesional. Gracias a familiares y amigos cercanos que me escucharon y acompañaron, me orientaron hacia una perspectiva esperanzadora. “Las cosas mejorarán”, me dijeron. Y es verdad. Nunca he rezado tanto en mi vida para que el Señor me sacara adelante, y mirando hacia atrás en 2024, Él siempre ayudó. Cuando llegó la Navidad, en señal de gratitud, me esforcé por llevar esperanza a todas las personas con las que me cruzaba en la época, especialmente a las que sabía que pasaban por momentos difíciles.

Las fiestas sacan a relucir algo especial en todos nosotros. Incluso a los que no creen les cuesta negar que sienten algo mágico.

En este nuevo año, mi esperanza para ti es que el espíritu de la Navidad te acompañe todo el año, inspirándote a ser un propagador de esperanza, hasta que los adornos navideños vuelvan a bajar del ático.

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