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En este tercer año del Avivamiento Eucarístico, estamos llamados a ser misioneros eucarísticos. Estamos llamados a llevar a otros a Cristo, a darles a conocer la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía, en el Santísimo Sacramento. Además de recibir la Eucaristía con regularidad en estado de gracia, otra forma de prepararnos para ser misioneros de la Eucaristía es al trabajar en nuestra transformación personal mediante la lectura.

Es importante que dediquemos tiempo a leer textos espirituales de autores católicos.

Recordé esto cuando recibí por correo un marcador de libros que decía: "No dejes tu lectura espiritual. La lectura ha hecho muchos santos". (San Josemaría Escrivá)

San Ignacio de Loyola es un ejemplo perfecto de cómo leer un buen libro católico cambió la vida de una persona. Fue un hombre que quería convertirse en un gran soldado, hasta que sufrió una herida en una pierna y quedó postrado en cama. La lectura de La imitación de Cristo (Thomas A Kempis) lo transformó a él y a su forma de vivir la vida. Vivió para servir a Cristo.

¿Cuándo fue la última vez que se sentaron afuera, al aire libre, o en un ambiente tranquilo, para leer o escuchar un libro que les inspiró a ser mejores personas? ¿Cuándo fue la última vez que leyeron o escucharon un libro escrito por un autor católico que les acercó a Jesús?

Una religiosa que visitaba nuestra parroquia compartió su jornada personal de fe hacia el desarrollo de una relación personal con Jesús. Nos contó que en la lectura diaria de las Escrituras y al observar la relación de Jesús con cada persona con la que se encontraba, llegó a conocerle mejor. Cuando lo conoció a un nivel más personal, todo lo que quería hacer era amarle y servirle. "¡Las Escrituras están vivas!", nos dijo. Dios habló a su corazón a través de las Escrituras.

Leer la Biblia y otros libros católicos escritos sobre nuestra fe y sobre personas que han vivido o llevan una vida virtuosa, puede ayudarnos en nuestra jornada de fe para tener una relación más estrecha con Jesús y en nuestro camino hacia el cielo.

¿Qué es exactamente la virtud, y por qué es importante tener una vida virtuosa? El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC 1803) nos dice que "la virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien. Permite a la persona no sólo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de sí misma. Con todas sus fuerzas sensibles y espirituales, la persona virtuosa tiende hacia el bien, lo busca y lo elige a través de acciones concretas. 'El objetivo de una vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a Dios' (San Gregorio de Nisa)". Matthew Kelly, en su libro 33 Días hacia la Gloria Eucarística, nos dice que Jesús es la virtud personificada.

Kelly también destaca la importancia de llevar una vida de virtud. Nos dice que existe una clara conexión entre una vida de virtud y el progreso del ser humano, y que la virtud produce mejores personas, una vida mejor, mejores relaciones y un mundo mejor. Invocar al Espíritu Santo y recibir la Eucaristía en estado de gracia nos ayuda a tener la fuerza para seguir una vida virtuosa.

Existen virtudes cardinales y virtudes teologales. Las virtudes cardinales son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza, mientras que las virtudes teologales son la fe, la esperanza y la caridad. Encontrarán información adicional sobre estas virtudes en la tercera parte, artículo 7, del Catecismo de la Iglesia Católica.

Nuestro mundo necesita personas que tengan una vida de virtud. Necesitamos aprender o que nos recuerden cómo podemos seguir una vida virtuosa y santa. Una manera de aprender es leer sobre los santos y otras personas que han vivido de esa manera, e imitarles.

¿Cuándo fue la última vez que ustedes y sus familias leyeron juntos en su tiempo libre? Pueden hacer algo diferente con sus familias si se toman un descanso de las redes sociales, la televisión y los juegos de vídeo, y lo sustituyen por tiempo familiar de lectura. ¿Por qué no piden al Espíritu Santo que les guíe en la selección de un libro de un autor católico, y hacen que cada miembro de la familia comparta con sus familiares y amigos lo que ha aprendido?

Dios desea que cada uno de nosotros continúe creciendo en su relación con Él y tenga una vida virtuosa, una vida santa, que pueda ayudar a transformar nuestras familias, comunidades y el mundo. La lectura de libros espirituales nos ayuda a conocer a Dios, a crecer en santidad y a vivir una vida santa, transformando así la vida de quienes encontremos.

Cuando vi por televisión el 10º Congreso Eucarístico Nacional, Chris Stefanick, uno de los oradores, dijo que las dos primeras letras de Dios en inglés significan "vayan", y eso es lo que Dios quiere que hagamos: que vayamos al mundo, que llevemos a la gente hacia Él, y que transformemos la cultura y nuestro mundo.

"Sólo Dios sabe el bien que puede producir la lectura de un buen libro católico" (San Juan Bosco).

Comments from readers

Liz Lantigua - 08/06/2024 10:04 AM
Amen! Reading does transform people. Our youth are being targeted today by interests groups with inappropriate content driven media, especially, deceiving looking books. These groups want to transform our children with their respective ideologies. This is why we all have the responsibility to prioritize reading in our families as a joyful event and to provide fun, inspiring, virtuous clean reads. Good books can save souls!

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