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I. Un compasivo ornitólogo vio a un canario amarillo trinando primorosamente en su jaula. Le abrió la prisión, pero se sorprendió al ver que la avecilla se negaba a salir. Mayor sorpresa aún fue oírle decir: “Yo de aquí no salgo; todos mis antepasados inmediatos nacieron en cautiverio. Mis dueños me tratan bien en cuanto a alpiste, agua e higiene; hasta vitaminas me dan. Allá afuera yo no sobreviviría; y además, me informan que hay gavilanes y otros pajarracos de rapiña dispuestos a engullirme de un bocado”.

II. Se acercó un viandante canófilo a un perro que guiaba a un ciego. Le preguntó al cuadrúpedo si se sentía mal por ser obligado a trabajar como lazarillo. Respondió el interpelado: “De ningún modo. Tengo muchos congéneres que prestan servicios. Están los ovejeros que ayudan a los pastores; existen perros guardianes; los hay que detectan narcóticos y explosivos en los aeropuertos. Todos disfrutamos de alta autoestima. Y como ejercitamos tanto el cuerpo como la mente, no hay perro servicial que padezca de Alzheimer canino”.

III. Un español contrario a las corridas de toro se acercó cautelosamente a una dehesa donde los Sánchez Cobaleda crían toros bravos en las afuera de Salamanca. Vio a un corpulento toro bajo la sombra de un árbol y le hizo seña para que viniera hasta la cerca. El vacuno, ejemplar entrado en años, se le acercó parsimoniosamente. El curioso le preguntó al toro por qué había vivido hasta tan avanzada edad. Le respondió el bicornudo: “Pues porque en la plaza de toros herí de gravedad al torero y el público pidió mi indulto. Los veterinarios me curaron las heridas de las banderillas, y mis dueños me dedicaron a la paternidad; con los años perdí interés por las vacas, y ahora disfruto de feliz ancianidad rodeado de hijos y nietos”.

Ahora viene la pregunta crucial: “¿Qué piensan Uds. los toros sobre tan crueles espectáculos taurinos?” Respuesta: “Pues que preferimos morir gloriosamente en la plaza a morir vilmente en el matadero con un clavo en la nuca”.

IV. En el Seaquarium de una ciudad de cuyo nombre no quiero acordarme murió el pasado 18 de agosto una orca que llevaba más de cincuenta años en cautiverio. La noticia luctuosa provocó airadas reacciones en los defensores de los animales. Pero los dueños de esa atracción turística dijeron que la orca había vivido tanto tiempo gracias al buen trato que se le dispensaba: consumía unas 160 libras de pescado al día y disfrutaba del cariño de sus entrenadores. El mamífero marino se mostraba alegre haciendo sus piruetas frente al público que la ovacionaba. Murió de edad, no de malos tratos.

V. El entrevistador regresó un día de noche a su casa cuando oyó que lo llamaban desde un árbol. Al acercarse vio que se trataba de un búho, símbolo de la sabiduría. El plumífero de ojos grandes le dijo: “Los americanos gastan más de 41,000 millones de dólares al año en sus mascotas; la mayoría de esos gastos son suntuosidades que los animales ni necesitan ni aprecian. Si los humanos tuviesen la misma compasión hacia sus semejantes, no habría tanta pobreza en el mundo ni tanta injusticia ni tanta delincuencia ni tantas guerras”.

Este blog se publicó originalmente como columna en la edición de septiembre 2023 de La Voz Católica.

Comments from readers

Jose Manuel Lorenzo - 10/13/2023 07:07 AM
Padre Eduardo, Su mensaje es un arma divina de doble filo por un lado nos nuestra que debemos respetar la naturaleza y por el otro que algunos humanos se exceden en aportar comodidades a los animales cuando lo deben de hacer por nuestros semejantes. Mi fe me dice que está usted en lo correcto, no obstante que seriamos sin nuestros acompañantes de la naturaleza. Dios creo a las otras criaturas para que nos acompañen y no sabemos respetarlas, sino que las utilizamos como negocios y abusamos de ellas. Cuantas de ellas van al matadero para nada ya que un tercio de la populación del planeta se muere de mal nutrición. Yo que soy de corazón Franciscano y trinitario por amor no puedo soportar el ver mis hermanos irse a la cama cada dia sin siquiera un trozo de pan y ver por otra parte el abuso de la naturaleza en el que hemos caído por codicia. Por mi parte hace tiempo ya que no pruebo la carne o muy poca. Pan y vino son mis alimentos favoritos, productos de la tierra y pescado. Como por necesidad y no por glotonería. Haber sido chef por más de medio siglo me causa horror el comer porque me siento culpable en parte del hambre de este mundo. Amen
Valli Leone - 10/09/2023 11:05 AM
Thank you so much, Father Edoardo, for this sensible and practical understanding of the treatment of God’s wondrous created animals. In my opinion, the enemy has perverted man’s thinking, and the value system of this world we live in is upside down. How can we turn a blind eye to the many fathers, mothers, children and all of those in need who are hungry and homeless? — especially when Jesus Christ himself told us that whatever we do for the least of his people, we do it for Him. Let it be done in our neighborhoods, our churches, our workplaces, schools, governments and everywhere in the world according to your word, your will and your wonderful love for people everywhere. Jesus, take the wheel. For those of us who love all of God’s creatures, let us love the Lord and mankind first of all! Alleluia! 🔆🕊🔆

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