El papa Francisco no se va
Monday, March 20, 2023
*Jose Antonio Varela Vidal
Hubo alguien que advertía al mundo, hace diez años, que si no se hacía algo concreto, el mar sería un cementerio para los migrantes. También puso la voz de alarma para que no se depredara la Amazonía y nos encargó ser “custodios de la creación”.
Junto a ello, pidió a la Iglesia que “primereara” en el mundo y recomendó que no viviera estática en su autoreferencialidad. Por el contrario, la invitó a ejercer la “pastoral de la oreja” o de la escucha y que fuera más “pobre para los pobres”.
Fue aquel mismo, el que aseguró que la única forma de revertir las cosas, sería con la “alegría del Evangelio” y la “fraternidad humana”... Ese alguien, que dijo todo esto desde su ministerio petrino, investido con la autoridad del que sirve, es el papa Francisco.
No se renuncia a evangelizar
Hace poco, el santo padre anunció que no renunciaría, pues el cargo es para siempre y que nunca se le cruzó por la cabeza hacerlo. Y después de tomar aire, se le ve muy resuelto a seguir conduciendo la barca de Pedro.
Por eso, transcurridos diez años, está sentado en una silla de ruedas -debido a una afección a la rodilla-, pero aún así, sigue viajando a los países, recibe visitantes, firma nuevos decretos para reformar el Vaticano -incluida la necesaria limpieza financiera-, mientras despide a sus opositores que van cesando por edad.
Y como “no se gobierna con la rodilla”, según se ha dicho, él sigue nombrando más mujeres que le ayuden, catequiza los miércoles, tuitea todos los días, a la vez que brinda entrevistas de altísima audiencia y lectoría, donde invoca a todos, especialmente a los jóvenes, con aquel llamado que ellos entienden bien: “¡Hagan lío!”.
Han sido diez años en que la humanidad —incluida la Iglesia—. empezó a verse sorprendida por un papado muy evangélico, más claro, mejor vestido y más franciscano. La feligresía se sintió involucrada desde el primer momento, pues ya en aquella noche fascinante del anuncio, la comprometió a rezar por su pastor, a llevar una vida más sobria y a vivir alegres, con la certeza de que “Dios no se cansa de perdonar”, a pesar de que nosotros sí nos cansamos de pedir perdón o nos olvidamos de ejercer misericordia con el prójimo.
De la sorpresa, el mundo pasó a la admiración. Aquellas otras frases bien dichas, de que “el pastor debe oler a ovejas” o que la Iglesia debía ser “un hospital de campaña”, volvieron a dar ilusión a los que veían todo nublado, mientras los perseverantes asentían con un like y los alejados levantaban una ceja...
Después llegaría el momento de escuchar. ¿Sería acaso el “papa progre” o el “papa verde”? ¿O quizás era el pontífice light que bajaría el listón, a los temas organizativos de la Iglesia y los de moral sexual?
Una década haciendo lío
Se le escuchó con atención —y aún el mundo lo hace—, para comprender que no eran ni unos, ni otros, los epítetos simplistas con lo que se le quiso etiquetar a Francisco. Sino por el contrario, ha sido alguien que en esta década, ha mostrado un profundo interés de que la Iglesia comprenda y responda con urgencia a los problemas contemporáneos del hombre.
Fue más bien él, quien en este decenio “hizo lío” con sus escritos, que algunos no han leído hasta ahora... Allí están los grandes documentos, como las encíclicas Lumen Fidei, Laudato si’, Fratelli tutti y sus exhortaciones Christus vivit, Querida Amazonía, Amoris Laetitiae, Evangelii gaudium, Gaudate et exsultate y la constitución que reformó la curia vaticana, titulada Praedicate Evangelium, entre otras. Conmueven sus cartas sobre la protección de los menores, la de San José, aquella del significado del “Belén” y la que incorpora el “Ofrecimiento de la vida”, como una nueva ruta hacia la causa decanonización.
También aparecieron las autógrafas que hablan de la misericordia divina o la que acorta y facilita el proceso de nulidad matrimonial, así como la reciente Desidero desideravi, sobre la necesaria formación litúrgica del Pueblo de Dios. Sumado a estas, publicó indicaciones muy justas para la creación del ministerio del catequista y la dación del lectorado y el acolitado a las mujeres.
Han sido diez años en los que le ha venido pidiendo a los católicos que seamos más misericordiosos que justicieros y más fraternos que impermeables, aún con los que no creen en lo mismo e incluso frente a los perseguidores.
Hoy, la Iglesia celebra y reflexiona también con los eventos mundiales creados por el papa Bergoglio, como son el Domingo de la Palabra de Dios, la Jornada de los Pobres, la de los Abuelos y Personas Mayores, así como la de Oración por el Cuidado de la Creación.
El mundo siguió expectante -y el Pueblo de Dios colaboró-, con aquellos sínodos de los obispos sobre la Familia, la Nueva Evangelización, la Amazonía y los Jóvenes y el Discernimiento Vocacional. Ahora se prepara todo con prudencia y expectativa, para celebrar el Sínodo sobre la Sinodalidad, a realizarse en los años 2023 y 2024 en Roma.
En esta década, salieron del maletín del Papa todos los mensajes transmitidos en sus cuarenta viajes al exterior, donde aproximó a la Iglesia a cientos de mandatarios y líderes en 59 países.
Mientras tanto, insiste en un solo mensaje, dirigido a cada cristiano: que dejemos de “balconear” y “salgamos” a evangelizar, hasta que se “gaste la suela del zapato”. También se puede desgastar la zapatilla, la sandalia, la chancla o la pantufla... No importa, da igual, todos tenemos la misma tarea.
Este blog se publicó primero como una columna en la edición de marzo de 2023 de La Voz Católica.
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