Alegría y promoción de las vocaciones
Monday, November 15, 2021
*Sr. Constance Veit
En nombre de mi congregación religiosa realizo muchas actividades de alcance a los jóvenes, por lo que trato de estar al tanto de las tendencias en el trabajo de las vocaciones y las características comunes de las generaciones emergentes.
Recientemente tomé un tiempo para revisar el último Estudio sobre Vocaciones Religiosas (Study on Religious Vocations) copatrocinado por la Conferencia Nacional de Vocaciones Religiosas (NRVC) y el Centro de Investigación Aplicada en el Apostolado (CARA), con la esperanza de encontrar algo que me indicara cómo lograr que las mujeres jóvenes se interesen en nuestra comunidad de las Hermanitas de los Pobres.
Me llamó la atención una sección del informe titulada Intergenerational Living (Vida Intergeneracional). Según el estudio de la NRVC/CARA de 2020, apenas un 13% de los miembros de las comunidades religiosas que profesan a perpetuidad son menores de 60 años, mientras que la misma proporción tiene al menos 90 años.
¡Son estadísticas bastante inquietantes!
Me consoló leer el siguiente testimonio de una joven religiosa: "Es hermoso tener todas las distintas generaciones y razas en una comunidad, en una casa, si nos permitimos ver esa belleza".
¡Qué actitud tan esperanzadora por parte de una joven religiosa! Realmente me inspiró a dejar de lamentar el envejecimiento de nuestras comunidades religiosas y a comenzar a ver la belleza.
Por eso, al concluir la celebración de la Semana Nacional de Concienciación Vocacional (7-13 de noviembre), me gustaría dirigir un mensaje de esperanza a mis compañeros religiosos y religiosas que, como yo, ya no son tan jóvenes.
Que ustedes también se sientan animados al darse cuenta de que, contrario a lo que pensábamos, los jóvenes que buscan la vida religiosa no se sienten tan disuadidos por la demografía envejecida de la mayoría de nuestras comunidades. No parece importarles que muchos de nosotros seamos de mayor edad, pero sí esperan que vivamos con sencillez, en solidaridad con los pobres, y que vivamos y oremos juntos en un espíritu de gozo.
¿Cómo podemos conectar con los jóvenes? Sigamos algunas recomendaciones del Papa Francisco.
Podemos empezar por esforzarnos por volver a ser jóvenes. El Papa ha sugerido que busquemos renovar nuestra juventud en cada etapa de la vida, "madurar, crecer y organizar la propia vida sin perder esa atracción, esa apertura amplia, esa fascinación por una realidad que siempre es más", escribió.
En Christus Vivit, nuestro Santo Padre nos animó a dejarnos amar por Dios, porque nos ama tal como somos.
Una joven amiga que fue misionera de FOCUS me dijo que éste es el mensaje esencial que debemos comunicar a los jóvenes. Necesitan saber que son amados tal y como son, aunque Dios quiera darles más.
Dios "te valora y respeta", podríamos decirles, tomando prestadas las palabras del Papa, "pero también te ofrece más y más: más de su amistad, más fervor en la oración, más hambre de su Palabra, más deseos de recibir a Cristo en la Eucaristía, más ganas de vivir su Evangelio, más fortaleza interior, más paz y alegría espiritual.”
Esta alegría es algo de lo que el Papa habla con mucha frecuencia, y que llega profundamente a los jóvenes en su discernimiento vocacional. Lo ven en la calidad de una mirada o una sonrisa, en la serenidad con la que una persona consagrada acoge las pruebas o el sufrimiento, y en la entrega generosa de sí misma a los pobres día tras día.
En un discurso reciente a los carmelitas descalzos, el Papa Francisco insistió en la alegría: "Es feo ver a los consagrados y consagradas con cara de velorio. Es feo, es feo. La alegría debe venir del interior: esa alegría que es paz, expresión de amistad".
¡Dios no permita que ninguno de nosotros se vuelva feo al envejecer!
En Christus Vivit, la exhortación que escribió tras el Sínodo sobre los Jóvenes en la Vida de la Iglesia, el Papa Francisco nos recordó que Cristo está vivo y quiere que estemos plenamente vivos.
"Cuando te sientas avejentado por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza," escribió.
Así pues, pidamos a Jesús, "eternamente joven", que nos dé corazones siempre jóvenes y capaces de amar, dispuestos a acoger a las nuevas generaciones que llaman a nuestras puertas, como Isabel acogió a la Virgen María en su hogar durante la Visitación.
Demos testimonio a estos jóvenes de la ALEGRÍA que llena nuestros corazones, ¡y que está dispuesta a llenar también los suyos si se entregan a Él!
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