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Durante seis años tuve la suerte de diseñar para una compañía de artes gráficas especializada en la creación de calendarios para el mercado judío.

Después de haber diseñado más de 50, he adquirido conocimiento de primera mano sobra la diferencia con los calendarios internacionales, también conocidos como calendarios gregorianos, occidentales o cristianos. Para empezar, en lugar de comenzar el 1ro de enero con el Año Nuevo, los calendarios judíos comienzan en septiembre con Rosh Hashaná, el año nuevo judío. Los calendarios judíos enumeran los tiempos de encender las velas para shabat y los días festivos, así como las lecturas semanales asignadas de la Torá (Parashat ha-Shavua). En un calendario judío para el mercado de EE. UU. también encontrarán, justo al lado de las fiestas conocidas del Día del Trabajo y Día de los Presidentes, algunas desconocidas, como Tu B'Shevat, Lag Ba’omer y Tisha b'Av.

Mi jefe era un amable rabino judío ortodoxo que amaba la enseñanza. Su amplio conocimiento sobre el judaísmo junto con mi sed por el mismo, hicieron que mi trabajo en la empresa fuera increíblemente edificante. Aprendí sobre las raíces y la razón de cada uno de los días de fiesta que coloqué en el calendario. Si tenía alguna pregunta que necesitara aclaración, contaba con un mentor más que dispuesto a compartir lo que las Escrituras, la Mishná, el Talmud o los sabios tenían que decir sobre ese día de fiesta.

Este fin de semana celebramos una de las tres fiestas más importantes del calendario judío: Shavuot (Fiesta de las Semanas o Pentecostés). Las otras dos son Pésaj (Pascua) y Sucot (Fiesta de los Tabernáculos).

En la época de Jesús, los peregrinos viajaban hasta el templo en Jerusalén para ofrecer sacrificios en estas tres fiestas. De hecho, como escucharemos en la Primera Lectura de este domingo, es por eso que todos los seguidores de Jesús estaban reunidos en el cenáculo para celebrar el festival judío de Shavuot:

“Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Y quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse”. (Hechos 2: 1–4)

Para algunos puede ser una sorpresa saber que Pentecostés no es de origen cristiano. Las raíces de Shavuot, tanto agrícolas como históricas, llegan del antiguo Israel.

En términos agrícolas, celebra la cosecha de trigo, el grano más importante para el antiguo pueblo judío. Algunos historiadores sugieren que el trigo, en todas sus formas, proporcionó casi el 80 por ciento del consumo calórico diario para los israelitas. No es de extrañar que se celebre un día festivo para conmemorar la cosecha.

En el plano histórico, marca la entrega de la Torá a Moisés por parte de Dios en el monte Sinaí. Tras el éxodo de Egipto, el pueblo judío vagó por el desierto antes de llegar al pie del monte Sinaí siete semanas después. La palabra hebrea Shavuot   significa “semanas”. En la tradición judía, el 7 es el número perfecto (el número de la creación), aún más 7 por 7. Es una semana de semanas, o 7 x 7, que suman 49 días. Los Diez Mandamientos fueron entregados por Dios el sexto día del mes hebreo de Sivan, 50 días después de haber cruzado el Mar Rojo.

Los judíos griegos le dieron a la fiesta el nombre de Pentecostés, o   quincuagésimo día. El mismo prefijo griego “pente”, que significa “cinco”, se encuentra en las siguientes palabras:

  • Pentágono:  Un polígono de cinco lados.
  • Pentagrama: Una estrella de cinco puntas.
  • Pentámetro: Una línea de verso que consta de cinco pies métricos.
  • Pentatlón: Una competencia con cinco eventos distintos.

Shavuot conmemora el momento en que Dios entregó a los israelitas los Diez Mandamientos, la manera en que debían vivir sus vidas. Fue en ese día cuando los hebreos se convirtieron en nación.

Para los primeros cristianos, Pentecostés fue el día en que recibieron el Espíritu Santo, que mora en los corazones de todos los creyentes, ordenando la manera en que deben vivir sus vidas. Pentecostés celebra la unidad de los primeros cristianos y el nacimiento de la Iglesia.

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