Ustedes nacieron en el D�a del Trabajo
Monday, September 3, 2018
* Br. Jay RIVERA FFV
Llegó el Día del Trabajo. En la mayoría de los países, este día de fiesta es desconocido. A mi manera de pensar un tanto particular, creo que el Día del Trabajo y el Día de la Madre deben celebrarse juntos. Que el primer lunes de mayo sea el Día del Trabajo, y el segundo domingo de mayo, el Día de la Madre. No puedo imaginar una experiencia más tierna y una labor de amor más grande que dar a luz.
Tras haber dicho esto, me gustaría compartir con ustedes cómo se les enseña a los Franciscanos de la Vida a pensar en el Día del Trabajo.
Primero: El día debe comenzar con una lectura del libro de Génesis sobre la historia de la creación.
Debe leerse de la manera en que los autores pensaban compartirla con sus descendientes. No es un relato científico o ni siquiera histórico de la creación. Es mayor que eso. Es una revelación inspirada sobre la creación. Dios se reveló a Sí mismo como el origen de todo lo que existe. Él se revela a Sí mismo como un Padre generoso que da a sus hijos todo lo que necesitan. Hasta la caída de Adán, nada faltaba en la vida del hombre. Él revela que todo en la creación, incluso esos pequeños insectos que nos molestan, son buenos.
Observen que cada etapa de la Creación termina con “y Dios vio que era bueno”. Si el hombre respetara la generosidad del orden natural y la de todas las cosas y los seres creados, el mundo sería verdaderamente un Jardín del Edén. Este mensaje es muy claro en Génesis. El Jardín del Edén es un lugar donde todas las cosas y los seres coexisten en armonía, cada uno respetando el dominio del otro, y todo cumpliendo su rol en el plan de Dios para nuestra salvación.
Segundo: Cuando era misionero en Suramérica, la gente a menudo me preguntaba por qué los estadounidenses no trabajan en el Día del Trabajo. Piensan que es una contradicción. Siempre les explicaba que es un día que reservamos para honrar a los trabajadores y la actividad humana.
La cuestión es, en los Estados Unidos, ¿de veras pensamos en todos los trabajadores, no solo en aquellos sentados detrás de los escritorios?
¿Apreciamos el hecho de que, si no fuera por aquellos que recogen la basura, estaríamos viviendo en la Edad Media, donde las ratas y los insectos se alimentaban de la basura que la gente tiraba a las calles, y que esos pequeños animales mordían a los niños que jugaban con ellos, causándoles la muerte? Gracias a estos trabajadores, los niños estadounidenses no tienen que sentirse amenazados por roedores e insectos infectados. Pueden jugar con relativa seguridad en su patio o en un parque.
Los días de fiesta van y vienen. Las mañanas van y vienen. ¿Quién recuerda que el recogedor de basura, el maestro, el abogado, el médico y todos los trabajadores y trabajadoras del mundo tienen una vida más allá de su trabajo? A veces enfrentan grandes dificultades en sus vidas fuera del trabajo. Para algunos, el trabajo es un alivio ante los problemas familiares, la enfermedad de un padre anciano, un matrimonio abusivo y más tristeza. Si no oramos por estas personas durante el año, ¿podemos al menos recordarlas en oración el Día del Trabajo?
Tercero: No estaba bromeando sobre las madres. Dar a luz es una verdadera labor de amor.
Durante 40 semanas, una mujer se prepara para conocer a su pequeño. Pero a medida que pasa el tiempo, aumentan las incomodidades. Hay dolores de espalda, problemas de diabetes gestacional y de presión sanguínea intrauterina.
Luego están todas esas cosas que la gente nos sigue diciendo que le pueden suceder a nuestros bebés: ceguera, discapacidades intelectuales, daño cerebral y más. La verdad es que el número de niños que nacen con estas condiciones es un porcentaje muy bajo, y hoy tenemos los medios y el conocimiento para proveer para ellos.
Finalmente llega el día. Es el “Día del Trabajo”. Se cumple la promesa hecha por Dios a Eva en el Libro del Génesis. Entre el inicio del parto y el nacimiento de su bebé, la madre experimenta gran dolor y ansiedad durante horas. Sin embargo, cuando ve y cuenta esos diez pequeños dedos de las manos y de los pies, olvida todo ese dolor y ansiedad.
Los padres han estado tratando de apoyar a la madre lo más que pueden, a menudo sintiéndose impotentes. Algunos hombres se sienten culpables cuando ven el dolor del parto y el alumbramiento. Sienten que, de alguna manera, han contribuido al sufrimiento de la mujer que aman. Esos sentimientos desaparecen cuando llegan a abrazar a su bebé y miran esa carita pequeña cubierta con un gorro tejido, envuelto en una cobija blanca (con rayas azules y rosadas, por si acaso).
¿Oramos por los padres y las madres en el Día del Trabajo? ¿Recordamos a quienes enfrentan embarazos inesperados y luchan con la pregunta: “¿Deberíamos continuar adelante con este embarazo, o abortar?” Cuántos padres y madres oran por sus hijos e hijas para que, cuando llegue el momento de ser padres, elijan la labor, no la muerte.
En este Día del Trabajo, recordemos agradecer a Dios por la obra de la creación. Comprometámonos a coexistir de manera responsable, usando lo que necesitamos y preservando lo que no necesitamos para que otros puedan cosechar algunos de los beneficios de la creación.
Recordemos que cada persona tiene una vida más allá del trabajo que realiza. Necesita nuestra amabilidad, nuestro respeto, nuestra paciencia y nuestras oraciones.
Por favor, no olviden a sus padres y la labor de amor que les trajo al mundo, y el trabajo que han hecho o siguen realizando para ayudarlos a crecer y vivir felices.
Finalmente, recuerden a las parejas y a los niños pre-nacidos que pueden estar en crisis en este Día del Trabajo.
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