El Vaticano nos desaf�a a transformar nuestro sistema financiero codicioso
Monday, August 13, 2018
*Tony Magliano
¿Por qué la gente es pobre?
No es porque no haya suficientes recursos para todos. Para empezar, el mundo produce suficiente comida para alimentar adecuadamente a cada persona.
Entonces, ¿cuáles son las razones?
Entre las causas principales de la pobreza se encuentran el desempleo, el subempleo, la falta de atención médica y educación, el hambre, la falta de vivienda, el estatus migratorio indocumentado, el cambio climático y la guerra.
Pero se puede argumentar que la tremenda desigualdad de ingresos y riqueza que existe entre los que tienen y los que no tienen es la razón más seria de la pobreza. Tiene una poderosa influencia tan negativa que en gran medida fomenta las demás causas de la pobreza.
Solo el año pasado, cuatro de cada cinco dólares de capital generados a nivel mundial llegaron a los bolsillos del 1 por ciento más rico, mientras que la mitad más pobre de la humanidad recibió nada.
La directora ejecutiva de Oxfam, Winnie Byanyima, dijo: “Esto revela cómo nuestras economías recompensan la riqueza en vez del trabajo arduo de millones de personas. Los pocos en la cima se vuelven más y más ricos, y los millones en el fondo quedan atrapados en salarios de pobreza”. (https://ti.me/2DoaHEV y https://bit.ly/2zXLTWw)
Y en los Estados Unidos, la desigualdad económica se halla en niveles casi récord (https://bit.ly/1tDx2te).
Dorothy Day, sierva de Dios y cofundadora del Movimiento del Trabajador Católico, dijo: “Necesitamos derrocar este sistema capitalista industrial podrido, decadente y putrefacto”.
Sin embargo, y aunque no lo expresa tan duramente como Day, un nuevo documento del Vaticano sobre la ética en la economía desafía con firmeza las injusticias morales graves del sistema económico global dominante que antepone con más frecuencia las ganancias a las personas. Expresa lo siguiente: “Ningún beneficio es legítimo, en efecto, cuando se pierde el horizonte de la promoción integral de la persona humana, el destino universal de los bienes y la opción preferencial por los pobres”.
Al citar al Papa Francisco, el documento de la Santa Sede, Oeconomicae Et Pecuniariae Quaestiones, producido por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y la Congregación para la Doctrina de la Fe (http://bit.ly/2vwBzQu), afirma: “Hoy, pensando en el bien común, necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en diálogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida, especialmente de la vida humana”.
El documento intenta despertar conciencias al triste hecho de que “el número de personas que viven en pobreza extrema sigue siendo enorme”: 767 millones de personas según el Banco Mundial.
Al reflexionar sobre la Gran Recesión reciente, el documento vaticano sobre la economía lamenta el fracaso de los líderes políticos y económicos para desarrollar una nueva economía basada en principios éticos centrados en las personas, unido a una “regulación adecuada de la dinámica de los mercados”. Está claro que los mercados financieros “no son capaces de gobernarse a sí mismos”.
Como dice el Papa Francisco: “¡El dinero debe servir y no gobernar!”
Pero cuando el dinero gobierna, devalúa la dignidad de la persona humana, el bien común y el trabajo humano, y empuja a la gente incluso por debajo del estatus inhumano de los explotados y oprimidos de la sociedad, a ser ni siquiera la parte inferior de la sociedad, sino que ahora son los parias de la sociedad, los “sobrantes”.
En oposición a esta situación desalmada, el documento del Vaticano sobre economía ética nos insta a “construir sociedades que sean acogedoras e inclusivas, donde haya espacio para los más débiles y donde la riqueza se utilice en beneficio de todos. En resumen, lugares donde al hombre le resulte bello vivir y fácil esperar”.
¡Hagámoslo!