La anulaci�n no es un divorcio cat�lico
Monday, November 9, 2015
*Msgr. Michael Souckar
El Sínodo Sobre la Familia que se realizó en Roma en octubre, así como el anterior, provocó mucha discusión sobre los católicos que están casados por lo civil pero no por la Iglesia. A menudo, esto se debe a que la esposa o el esposo estuvo casado anteriormente. Debido a que la Iglesia Católica enseña que todos los matrimonios son uniones permanentes que duran hasta la muerte, quienes están en un matrimonio válido previo, no son libres de casarse de nuevo (Catecismo de la Iglesia Católica, #1601-1666).
La Sagrada Escritura enseña que Dios quiere que la unión matrimonial entre un hombre y una mujer sea una unión irrompible cuando dice que "ya no son dos, sino una sola carne" (Génesis 2, 24). Jesús reafirmó la permanencia y la indisolubilidad del matrimonio, cuando dijo: "Lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe" (Mateo 19, 6).
Aunque el vínculo matrimonial no puede ser quebrantado (como las autoridades civiles afirman que hacen con un divorcio), es posible que un matrimonio se hubiera contraído de manera inválida. Si es así, la persona es libre para casarse.Si bien cada caso es único y esto puede ser un tema complicado, permítanme ofrecer algunos comentarios sobre cómo la Iglesia pudiera determinar que un matrimonio no es válido. Para ilustrarlo, voy a tratar dos categorías de posibles casos de anulación, aunque hay muchas más.
En la primera, un matrimonio no es válido cuando la novia o el novio no tiene la verdadera intención de contraer matrimonio o aceptar uno de sus elementos esenciales (la permanencia, la fidelidad y la posibilidad de tener hijos). Por ejemplo, si alguien se casa exclusivamente con el fin de obtener una visa para permanecer en este país, el matrimonio podría no ser válido porque la persona sólo lo utiliza para otro propósito y no tenía la intención de permanecer en una unión de amor por toda la vida. Del mismo modo, si en el momento del matrimonio una persona no aceptó la obligación de fidelidad a su esposo(a) ("renunciando a todos las demás") o no tenía la intención de casarse de forma permanente ("hasta que la muerte nos separe"), eso no es una unión verdadera y vinculante.
En estos ejemplos, lo que la novia o el novio realmente pretendía era contrario a lo prometido en los votos matrimoniales.
En la segunda categoría, una novia o un novio que es demasiado inmaduro o no tiene suficiente libertad para elegir el matrimonio, no se casa válidamente. En estos casos, se puede determinar que en el momento de la boda, la novia o el novio no evaluó de forma crítica las obligaciones del matrimonio, y no fue capaz de darse a sí misma(o) en el matrimonio. Por ejemplo, alguien que se casó con prisa y sólo a causa de un embarazo antes del matrimonio, pudo no haber tenido la suficiente libertad para casarse. O alguien que estaba abusando de manera activa y dependiente del alcohol u otras drogas ilícitas, pudiera no haber sido capaz de entrar en el matrimonio.
En estos u otros casos similares, cualquiera de las partes puede pedir a la Iglesia que estudie la posible nulidad del matrimonio. Este proceso se conoce comúnmente como una "anulación" porque se le pide a la Iglesia que determine que el matrimonio es nulo y sin efecto. Si se demuestra la nulidad, las partes son libres de casarse por la Iglesia.
Es importante señalar que la anulación no niega la existencia de una relación amorosa entre las partes. Además, la Iglesia enseña claramente que los niños nacidos de un matrimonio que más tarde se declaró inválido, son legítimos. A menudo, esta es una preocupación de los padres que pueden estar considerando una anulación.
En la Arquidiócesis de Miami, el Tribunal estima que el costo promedio para el estudio de un caso de anulación es de $2,500 — pero la tarifa subsidiada para los fieles es de $650 (pagadero a plazos y reducido para quienes tienen necesidad genuina). Por lo general, la decisión final toma aproximadamente 18 meses, pero la cantidad de tiempo varía dependiendo de la cooperación de las partes. Algunos casos bien preparados se han completado en 8 meses, mientras que otros han tomado años debido a la falta de cooperación de las partes.
El Papa Francisco está estableciendo un nuevo proceso que le permite al obispo decidir los casos. Este proceso solo puede utlilizarse cuando las dos partes participan en el caso y la nulidad del matrimonio es claramente evidente. El vicario judicial es quien determina si un caso puede ser estudiado bajo este nuevo proceso. Estos casos excepcionales podrían decidirse con bastante rapidez, tal vez dentro de unos pocos meses. Sin embargo, si el obispo no está convencido de la nulidad del matrimonio, se estudiaría el caso según el proceso ordinario.
Es importante recordar que la anulación es un juicio basado en los hechos, no un favor pastoral a ser concedido. No todos los casos se deciden en sentido afirmativo.
Si en la actualidad se encuentra en un matrimonio fuera de la Iglesia — se trate o no de su primer matrimonio — le insto a usted y a su cónyuge a discutir la posibilidad de casarse por la Iglesia. No sólo recibirán la gracia del sacramento del matrimonio, pero también serán libres una vez más para recibir a Nuestro Señor en la Sagrada Comunión.
Por favor, ore por esto. Espero que acepte mi invitación y se comunique con la oficina de su parroquia para solicitar una cita con uno de los sacerdotes o un defensor capacitado. Quienes trabajamos en el Tribunal Metropolitano estamos aquí para servirle.
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