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Como sacerdote, encuentro a la muerte todas las semanas. Puede ser en un funeral, o al administrar la unción en un hospital local, o hasta en una conversación durante la dirección espiritual. Culturalmente, no es algo de lo que nos agrade hablar, pero es una parte ineludible de la vida humana. La manera en que nos aproximamos a la muerte dice mucho sobre la manera en que nos aproximamos a la vida. Si no entendemos la muerte, en realidad nunca entenderemos la vida. 

Los antiguos romanos eran sabios en cuanto a esto. Cuando sus triunfantes generales llegaban a Roma con gran fanfarria y celebración por sus últimas victorias, los romanos se aseguraban de colocar un hombre a su lado, quien le susurraba al oído: “Recuerda que vas a morir”. Parece que se dieron cuenta de que eso los mantendría en el camino recto y angosto. Algunos de nuestros santos más queridos, como san Francisco de Asís, con frecuencia meditaban sobre su muerte. Eso no los entristecía. Al contrario, les daba una perspectiva diferente sobre la vida. Después de todo, ¿cuán importantes parecen nuestras luchas y nuestros problemas diarios desde ese punto de vista? ¿Tendrían importancia algunas de nuestras ansiedades actuales? Como dice Jesús: “¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?” (Lc. 12:25) 

Nuestra fe católica nos ayuda a ver el misterio de la muerte no con desesperanza inconsolable, sino con anticipación paciente y esperanza, al anhelar un mayor encuentro con Dios y, por lo tanto, un mayor encuentro con todas las cosas en Dios. Al final, el misterio de la muerte se funde en el misterio de Dios, pues la muerte es el portal a través del cual debemos caminar hacia la luz de Dios. 

Por la gracia de Dios, nos convertimos en partícipes de la naturaleza divina, la mejor Comunión que una persona puede recibir. Si tan sólo pudiéramos apreciar este misterio de la muerte, de qué manera tan distinta viviríamos la vida presente. Estuviéramos conscientes sobre lo que es verdaderamente importante y, libres de miedo y ansiedad, no temeríamos vivir de verdad. 

La iglesia Little Flower ofrecerá una serie de conferencias este sábado, 21 de febrero, de 9 a.m. a 4 p.m., sobre el tema "Pasando de esta vida a la próxima: ayuda práctica y consideraciones pastorales para los católicos". Para más información, pinche aquí.

Comments from readers

Marianne donahay - 02/16/2015 04:09 PM
This article cemented the "life in the Spirit" I took some years back. Seeing the lords visions as I have is like a miracle within. At 29 I was widowed, never understanding the big why. Articles like this teaches reality of what's ahead. I used to fear death, and do not anymore. Thank you Father for writing this to help us understand.
victor martell - 02/16/2015 03:13 PM
Cuando se llega al ocaso de la vida,. nos damos cuenta que quiz�s el tiempo nos ha pasado muy rapido y queremos revisar los momentos en los que no nos comportamos siguiendo las huellas de Cristo. Pero; como nos llenamos de orgullo cuando recordamos cuantas veces ayudamos a nuestro pr�jimo y le dimos la mano a aquel que nada ten�a. Si llevamos debajo de nuestro brazo las caridades efectuadas en vida estoy seguro que Jesus nos dara su mejor abrazo.
Deacon Tom Hanlon - 02/16/2015 03:09 PM
Nice thoughts Father Martin. As a Police Chaplain the loss of an officer killed in the line of duty is very difficult because of the sudden death of that officer. I concentrate on helping the family understand that death is not the end and that officer is enjoying their heavenly reward that we will all share one day. Deacon Tom Hanlon St Louis Parish
juan Picasso - 02/16/2015 02:29 PM
Thank you Father but when you loss a young son after 4 years of cancer, there is not hope on earth, we only can wait until we are in heaven to understand; why? GOD Bless You!
Frank - 02/16/2015 02:09 PM
Thank you Father for sharing. I have been becoming increasingly aware of my mortality and sometimes overcome by fear of the unknowingness of death. I can't help thinking that I will one day not be here and it gets a little scary. This served as a nice reminder that there is something greater in the anticipation.

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