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Peregrinos a la Jornada Mundial de la Juventud se toman una foto con por lo menos un miembro del grupo de peregrinos de la iglesia Prince of Peace (extrema derecha).

Fotógrafo: COURTESY PHOTO

Peregrinos a la Jornada Mundial de la Juventud se toman una foto con por lo menos un miembro del grupo de peregrinos de la iglesia Prince of Peace (extrema derecha).

Por Vivian Tenorio
Parroquia de Prince of Peace
Después de un vuelo de ocho horas y media, llegamos rápidamente al lugar donde nos hospedaríamos, en la zona de Leblon, en Río de Janeiro. Nos cambiamos y regresamos al autobús que nos recogió en el aeropuerto.

Viviana Tenorio se retrata con un nuevo amigo en Rio.

Fotógrafo: COURTESY PHOTO

Viviana Tenorio se retrata con un nuevo amigo en Rio.

En nuestra primera parada, Cristo Redentor, sobre la cima del Corcovado, fue donde me di cuenta por primera vez de lo bendecida que soy por estar en Brasil para la Jornada Mundial de la Juventud. Cuando salía de la escalera eléctrica, miré hacia arriba para ver el tamaño del Cristo, y de inmediato me di cuenta de lo grande que es Dios. Las montañas son majestuosas, te rodean las nubes blancas, y el aire se llenaba con el sonido de la risa y el canto de los jóvenes. Dondequiera que miraba, había gente tomándose fotos unos con otros, y el entusiasmo inundaba el ambiente.

Karina Garcia, izquierda, firma la bandera brasileña de Nadya Cunha, una peregrina brasileña que el grupo de la iglesia Prince of Peace de Miami se encontró mientras esperaban almorzar en Rio.

Fotógrafo: COURTESY PHOTO

Karina Garcia, izquierda, firma la bandera brasileña de Nadya Cunha, una peregrina brasileña que el grupo de la iglesia Prince of Peace de Miami se encontró mientras esperaban almorzar en Rio.

Es verdaderamente maravilloso ver cuántos jóvenes han llegado de todas partes del mundo, y que todo el mundo se lleve bien y comparta con los demás, sin importar su origen. Me ha impresionado ver lo amables que son unos con otros.

He podido intercambiar adornos y hacer amistades de distintos países. Hemos firmado banderas y camisas, y nos hemos tomado fotos con nuestras nuevas hermanas y hermanos en Cristo.

Hemos hecho amistades en la catequesis, mientras ordenamos el almuerzo en los restaurantes, esperando para usar el baño, o al caminar en la calle. Esta oportunidad me ha permitido echar un vistazo a las distintas culturas y a la grandeza de nuestra Iglesia.

He visto cómo se han derrumbado los obstáculos de las culturas y los idiomas. He presenciado cómo los jóvenes adultos permanecen despiertos al finalizar los eventos, entonando los cantos de los demás y haciéndole saber al mundo que somos uno en Cristo.

Viviana Tenorio, de 19 años, participa en su primera Jornada Mundial de la Juventud.

Nota del editor: Además de este blog, recibimos noticias del grupo del SEPI. Laura López dice que no han tenido buena conexión de Internet desde el lunes, pero han estado subiendo fotos a su página de Facebook: www.facebook.com/sepimiami. Trataremos de compartir la mayor cantidad posible en la página de Facebook de la arquidiócesis: www.facebook.com/archdioceseofmiami.

Corregido el 31 de julio, para aclarar que la peregrina firmando la bandera brasileña no es la autora de este artículo, Vivian Tenorio.

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