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Nuevas palabras vienen directo de la Biblia, y enfatizan la trascendencia de Dios


Una de las oraciones más antiguas de la misa es el Sanctus, o como dice la mayoría de los americanos, el “Santo, Santo, Santoâ€. Se compone de dos partes: la primera se basa en el himno de los ángeles que Isaías escuchó cuando tuvo la visión de Dios en el Templo (Is 6:3); la segunda contiene el saludo de las multitudes cuando Jesús entró a Jerusalén antes de su pasión (Mt 21:9). Este último cita el salmo 118:25-26: “Hosanna… Bendito es el que viene en el nombre del Señorâ€. 

Como nos ha enseñado Scott Hann, la misa es una oración intensamente bíblica. Hahn, ex ministro presbiteriano, ha atribuido su conversión al descubrimiento de la naturaleza bíblica de nuestra liturgia. Aun con sus prejuicios contra la fe católica, comenzó a visitar nuestras iglesias de manera casi clandestina para asistir a la misa, y se enamoró de nuestra liturgia porque apreció su resonancia profundamente bíblica. Desafortunadamente, muchos católicos no están muy conscientes sobre esto, lo que sólo puede atribuirse a la ignorancia sobre las Escrituras.

Sin embargo, se puede esperar que la nueva traducción de la misa en inglés ayude a los creyentes a aprender más sobre la Biblia, y a meditar en sus palabras y misterios. El objetivo de la nueva traducción ha sido presentar el original en latín de manera más literal. En la gran mayoría de los casos, esto significa una coherencia más literal de las palabras en la sagrada Escritura.

En el Sanctus, la presentación que cambió era una traducción interpretativa del canto en hebreo que Isaías escuchó durante su epifanía en el Templo de Jerusalén. Específicamente, uno de los principales títulos poéticos de Dios en el Antiguo Testamento, “Señor Dios Sabaoth†fue traducido como “Señor Dios de fortaleza y poderâ€. Ahora, la traducción de la liturgia al inglés dice: “Señor Dios de los ejércitosâ€, que es literal del hebreo. Es interesante aclarar que en el latín original y oficial, la frase “de los ejércitos†fue transcrita del hebreo y no traducida, y por eso es presentada como “Dominus Deus Sabaothâ€.

Me parece que “Señor Dios de los ejércitos†representa una mejora por tres razones. La primera, la traducción nos regresa a la fuente bíblica de las palabras de nuestra oración. La palabra “Sabaoth†es el plural de la palabra “ejércitoâ€. Se ha discutido mucho sobre el significado de la frase, y cabe notar que este título de Dios no se utiliza en el Pentateuco, los primeros cinco libros de la Biblia. El consenso parece ser que se refiere a las huestes de ángeles. El título se utiliza cientos de veces en la Biblia, la mayor parte en los profetas Isaías y Jeremías.

La nueva traducción debe ser acogida aunque no hubiese otra razón. Al poder rendir culto en las palabras de la Escritura, se expresa mejor la coherencia de nuestra fe con el plan salvífico de Dios en la historia. Si desconocemos lo que significa la Escritura, esto nos presenta una oportunidad para la reflexión y para una verdadera educación.

La segunda razón es que la misteriosa frase bíblica, que se refiere al poder cósmico y sobrenatural de Dios, enfatiza la trascendencia de Dios. A este Dios de los ejércitos, Señor de gloria y poder celestial, se le invocaba precisamente cuando Israel tenía momentos de necesidad, en los que se probaban su gloria y su poder terrenal. Acercarnos al lenguaje bíblico quizás puede acercarnos al misterio que estamos celebrando.

Cuando era seminarista, leímos un libro de Rudolf Otto, titulado "The Idea of the Holy" (El Concepto de lo Sagrado). Trataba el concepto principal de Dios como el Otro absoluto. En el Sanctus, la Iglesia reconoce la “Otredad†de Dios, Su poder sobrenatural y Su gloria, para prepararnos para un momento de epifanía, el milagro de la misa, cuando Dios se acerca a nosotros en la transubstanciación del pan y el vino en el cuerpo y la sangre del Hijo de Dios, Jesucristo. Como a Isaías en el Templo, se nos otorga una experiencia del Dios vivo y escuchamos un himno angelical. Distinto a él, también cantamos ese himno, “Santo, Santo, Santoâ€, porque nuestra iniciación sacramental nos conecta mucho más al Todopoderoso.

El cuidado de la Iglesia en cuanto al lenguaje del culto tiene que ver con una conciencia humilde de que celebramos misterios que van mucho más allá de nuestra comprensión. La misa es un milagro que no se puede expresar en palabras ordinarias. Existe una humildad en el uso de palabras que vienen de la Biblia, y esto promueve un mayor sentido de reverencia. Como lo expresó el Papa Benedicto XVI en su brillante y lamentablemente descuidada o ignorada exhortación apostólica Sacramentum Caritatis, “el Señor viene al encuentro del hombre… acompañándole en su caminoâ€.

Un escritor espiritual dijo que, con el fin de prepararnos para recibir el cuerpo y la sangre de Cristo, debemos recordar la pregunta: “¿Quién llega a quién?†El Señor del universo llega hasta nuestra nada. Ese encuentro requiere el sentido más profundo de reverencia, y si la Iglesia intenta captar tal respeto y devoción al utilizar palabras simples, es mejor que las palabras sean bíblicas.

Eso me lleva a la tercera razón para preferir “Señor Dios de los ejércitos†a “Señor Dios de fuerza y poderâ€. Las palabras “fuerza y poder†tienen connotaciones que dificultan reconocer el misterio de la venida de Dios a nosotros. “Señor Dios de fuerza y poder†es una traducción interpretativa que intenta capturar la trascendencia de Dios, pero no lo logra por completo. A veces, el poder se comprende limitadamente, como cuando hablamos de “poder nuclearâ€. Luego está el uso figurado de la palabra, como al describir a los Estados Unidos como la única superpotencia en el mundo. “Fuerza†tiene algunos problemas similares, como se refleja en el uso de expresiones como “fuerza militarâ€.

En una larga tradición de pensamiento filosófico y político, al poder se le ha distinguido de la autoridad. Autoridad sin poder es fórmula para el caos. De la misma manera, alguien puede tener el poder de hacer algo sin autoridad: un terrorista o un tirano puede ser muy poderoso. Según una metáfora antigua que preserva el sentido del misterio, “Señor Dios de los ejércitos†se refiere al poder divino sobrenatural y trascendente.

El problema con la traducción de “Deus Dominus Sabaoth†no existe sólo en el idioma inglés. En español, “Señor Dios de los ejércitos†se tradujo como “Dios del universoâ€. Esto refleja un aspecto de “Sabaothâ€, la relación entre Dios y la creación. Evoca la majestad del poder de Dios, como una noche estrellada en la que uno siente que ve la eternidad pintada en la oscuridad. Sin embargo, esa traducción también cambiará, porque no refleja toda la resonancia bíblica de “Señor de los ejércitosâ€.

Para algunos, la nueva traducción de la misa es vista como una molestia. Algunas personas se preguntan el por qué de este infinidad de ajustes en el lenguaje. Quizás es porque el lenguaje ha cesado de ser un misterio. La sorpresa que muchas personas sientan al cantar o decir “Señor Dios de los ejércitos†puede hacer que la misa parezca más difícil de entender. Eso es algo positivo; mientras más el lenguaje nos haga pensar, más nos ayudará en nuestra indescriptible relación con Dios, porque no hay suficientes palabras en nuestro vocabulario.

Comments from readers

Raul V Guzman - 02/28/2012 09:04 PM
This, like all other articles that I have had an opportunity to read, and pass on to other members of my family, are soul lifting, and definetely contribute to the uplifting of my feith and continue to try to become a good Catholic.
Thank you
Araceli Cardet - 02/27/2012 12:29 PM
Muchas gracias por este articulo tan interesante. Lo meditare y estudiare en mi tiempo frente al Santisimo y tratare de presentarlo en mi grupo mensual "Hermandad Nazaret". Saludos para Sr. Ondina.

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