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Nuevas palabras de consagraci�n: Todos pueden ser salvos � pero s�lo si lo desean


He escrito todos estos ensayos no como un experto, sino como alguien involucrado inevitablemente en el proceso de cambios a la traducción que utilizamos del rito latino. La misa es la parte más importante de mi trabajo. Cualquier cambio de palabras es algo que me afectará. Pero me parece que la parte de la nueva traducción que sentiré más es el cambio en las palabras de la consagración. Durante 30 años he dicho esas palabras, y sólo por el hábito tendré dificultades en adaptarme.

El primer cambio es en la consagración del pan. Ahora la oración lee: “Tomen y coman todos de él, porque esto es mi cuerpo que será entregado por ustedes”. Es un cambio muy pequeño y muy lógico en el lenguaje. La preposición “de” se encuentra en el latín y aquí también. Pienso que esto representa una mejora en varios aspectos.

La consagración del vino tiene tres cambios en la formulación; una es clave, las otras no tanto. La oración nueva dice: “Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía”.

La palabra “cáliz” sustituye la copa. Una razón obvia para el cambio es que el misterio que celebramos es tan grande, que no podemos expresar con palabras ordinarias lo que sucede en realidad.

Recuerdo una vez que fui a celebrar la misa en una parroquia de Galway, Irlanda. El monaguillo se cambió sus zaparos antes de la misa. Le pregunté por qué, y me dijo: “Pues, porque no puedo estar con zapatos ordinarios en el altar”. El niño me hizo reír, pero merece la pena prestarle atención. Cuando nos involucramos en cosas extraordinarias, también hablamos un lenguaje especial. Pensemos, por ejemplo, en los doctores y otros especialistas con sus vocabularios especiales.

En el lenguaje de la fe, no tomamos de una copa ordinaria, sino de un cáliz. Algunas palabras tienen una resonancia poética que les hace particularmente útiles en circunstancias especiales. Ese es el caso de “cáliz” y también se aplica al cambio a “derramada” .

En estas últimas palabras resuena el eco de los sacrificios antiguos. Recordamos a san Pablo, cuando decía que estaba a punto de ser “derramado como una libación” (2 Tim 4:6). San Pablo comparó su vida, con sus sacrificios y problemas diarios, a un acto ritual, el sacerdote derramando una libación sobre el altar. No toda la sangre que se derrama es para el sacrificio, pero la sangre de Cristo, la sangre de su vida como la Divinidad Encarnada, fue derramada por nosotros. La sangre de nuestro redentor no sólo se “vertió” sino que se ofreció en sacrificio por nosotros.

Sin embargo, puede parecer que estos cambios son simples ajustes, comparado con la diferencia entre “por muchos” y “por todos”. Naturalmente, estas palabras han causado controversia durante mucho tiempo. Quienes prefieren el rito tridentino de la misa, siempre se han sentido incómodos por la traducción de “pro multis” a “por todos”. Esto fue tan decisivo para algunos, que hasta comenzaron a decir que el vernáculo de la misa en inglés no era válido, exageración que demostró poco respeto por la autoridad de la Iglesia.

En la New American Bible (Nueva Biblia Americana), cuya traducción de ciertas palabras no ha dejado de ser controversial, Jesús dice durante la Última Cena: “Esta es la sangre de la alianza, que será derramada por muchos” (Mc 14:24). La nueva traducción del latín se adhiere a la traducción literal de las palabras que Jesús utiliza tanto en Mateo (26:28) como en Marcos. San Juan no tiene las palabras de institución, y san Lucas sólo dice “por ustedes” (22:20).

Debemos recordar que estas palabras han sido traducidas primero del original arameo que habló nuestro Señor, luego del griego al latín, y del latín al inglés. La frase en latín “pro multis” nunca cambió cuando el “novus ordo”, o el nuevo orden de la misa, apareció tras el Concilio. Lo que cambió fue la traducción del latín.

¿Por qué los traductores decidieron cambiar “por muchos” a “por todos”? En parte por estudios bíblicos que indicaban que, para todos los efectos prácticos, las dos frases tenían significados equivalentes. Aparentemente, el arameo no tenía una palabra específica para “todos”. Esto se trataba de traducción e interpretación a la vez. El problema con eso fue que el griego conservó la distinción entre “por muchos” y “por todos”. El griego del Nuevo Testamento no expresaba la equivalencia en la que insistían los traductores litúrgicos.

La versión oficial en latín continuaba como “pro multis” y la interpretación exacta “por muchos” era su equivalente en los ritos orientales de la Eucaristía en griego, sirio, armenio y eslavo. Ahora el inglés estará conforme a la versión oficial. Los otros idiomas que habían optado por la interpretación de “por todos” también deberán cambiar.

Pero el sacrificio de Cristo, ¿no fue “por todos”? Esa es la objeción que algunos han presentado a la nueva traducción. Ciertamente, algunos en los bancos de las iglesias se preguntarán esto. De hecho, existe una interpretación tradicional hecha por santo Tomás de Aquino en su “Comentario sobre las Sentencias de Pedro Lombardo”.

Santo Tomás comenta por qué los Evangelios y la misa dicen “por los muchos” y no “por todos”. Él hace distinciones, y después de todo, de eso se trata el tomismo. Dice que la sangre de Cristo ha sido derramada por todos con respecto a su suficiente poder (quem ad sufficientam), pero sólo por el elegido en consideración a su eficacia (quem ad efficiam).

Esto es muy distinto a la “doble predestinación” que enseñaba Juan Calvino, quien dijo que la sangre de Jesús era redención sólo para un grupo elegido, y que el resto había sido creado fundamentalmente para ir al infierno. Santo Tomás indica claramente que “para muchos” no implica que Dios no desee la salvación para todos. Sólo reconoce que es posible que algunos no se salven.

Esto incomoda a muchos modernos, aún a algunas personas que son religiosas. En sus mentes merodea la idea de que todo el mundo terminará en el cielo, sin excepciones. Este es el otro extremo de la “doble predestinación” (que, por cierto, sólo fue eliminada del catecismo presbiteriano a principios del siglo 20).

Si el infierno no existe (algo que Jesús contradice de manera bastante gráfica al hablar sobre el llanto, el rechinar de dientes, y el fuego eterno) entonces, ¿cuál es el significado de la libertad humana? La objeción a “por muchos” es con probabilidad el mejor argumento para su validez. No debemos pensar que sólo hay finales felices en el universo. Nuestra libertad humana es algo maravilloso y terrible, porque podemos perder nuestras almas.

Un viejo catequista que trabajó en mi misión, utilizaba un buen ejemplo para explicarlo. Decía que a todos se nos había garantizado un trabajo y se nos había entregado una tarjeta de asistencia. Sin embargo, el que nunca utilizó la tarjeta en el trabajo, no debe esperar que le paguen.

El poeta Horacio dijo que todas las metáforas cojean un poco. Esta no es absolutamente exacta porque puede interpretarse que nuestra salvación no es un regalo total de Dios. En otras palabras, levantarse en la mañana y estar allí para usar la tarjeta depende de la ayuda de Dios. Todo es gracia, pero tenemos la capacidad de rechazar hasta los dones gratuitos de Dios.

El cielo puede ser la fiesta a la que se nos invita, pero a la que no llegamos. Este puede ser un pensamiento tétrico, y uno que debe inspirarnos a prestar mayor atención a nuestra salvación. Como dijo san Pablo, “el que se cree muy seguro, ¡cuídese de no caer!” (1 Cor. 10:12).

Comments from readers

Michael Kramer - 01/26/2012 04:27 PM
Father,

Thank you for the clear and concise column, especially on the pro multis issue. I've read so many articles that dismiss the change explaining that it just "means the same" yours is probably the first "mainstream" article I've read that distinguishes between the sufficiency and efficiency of Christ's Sacrifice. Thanks again!
Jose Espinal - 01/24/2012 02:02 PM
Excelent article. Very clear and very well written. I like it.
I will foward it to all in my group. We nee instructions and explanations like this.
I understand it has been lots of publications and pew Q cards for the parisioners to follow the mass. But it is good to keep repeating and reminding us, specialy when It is put the way Mgr. Richar Antall writes it.
I like the clarity and poeticaly expresion of it.
Than you.

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