Yo aprendo durante toda la vida, �y usted?

Monday, June 8, 2009

*Cheryl Whapham

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Recibí el sacramento de la Confirmación cuando estaba en el octavo grado. Recuerdo que en la clase estaba con mis mejores amigas, Janine y Renee. Recuerdo aprender de memoria los Diez Mandamientos. Recuerdo que casi tuve un ataque de pánico el día en que me reuní con Mons. Wolson para recitárselos. Recuerdo cuando el catequista nos decía que el Credo que profesábamos cada domingo en la misa era muy importante.

Diez años más tarde, fui parte de un equipo que dirigía un retiro de Confirmación para estudiantes de octavo grado. Decidimos utilizar el Credo como tema para nuestro retiro. Durante cada sesión, estudiábamos una parte del Credo en profundidad. Por ejemplo, la primera sesión estaba basada en “Creemos en un solo Dios, Padre, Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible”, y así sucesivamente. Comenzábamos cada sesión preguntando: “¿Qué significa esto? ¿Qué profesamos que creemos?” Y cada sesión finalizaba con la pregunta: “¿Es esta la fe que profesas?
¿Cómo vives la fe en tu vida diaria?”

Las semanas de preparación para el retiro fueron muy impactantes para mí. No había estudiado el Credo desde mi Confirmación. Recitaba las palabras cada domingo pero, como adulta, nunca había tomado tiempo para estudiarlas. Estaba satisfecha con saber que el Credo era importante, y eso era todo lo necesario. Pero me di cuenta de que, para tener una fe adulta, necesitaba repasar muchas de las cosas que aprendí durante la adolescencia.

Durante la pasada Cuaresma, tomé un curso titulado “Catholic Beliefs” (Creencias Católicas) a través de la Virtual Learning Community for Faith Formation (Comunidad de Aprendizaje Virtual para la Formación en la Fe). Sucede que el currículo se centraba en el Credo. En los años que pasaron entre el retiro de Confirmación y la clase que tomé en línea, he leído, recitado y estudiado el Credo en innumerables ocasiones, y durante la clase en línea pude profundizar en el entendimiento de nuestra fe. En esta ocasión, particularmente, me llamaron la atención las palabras: “por nosotros, y por nuestra salvación, bajó del cielo”. Creo que pasaré el resto de mi vida intentando apreciar el regalo que se me ha dado en Jesús.

Les dejo dos preguntas:

1. Al entender el Credo, ¿cómo cambia la manera en que viven sus vidas?

2. ¿Aprenden durante toda su vida?

Cheryl J. Orwig Whapham
Directora, Ministerios Laicos y Formación de Adultos en la Fe