By Ana Rodriguez Soto - The Archdiocese of Miami
MIAMI | Es tan antigua como el Génesis y tan nueva como Laudato Sí, y es mucho más serio que dejar caer un dólar, los domingos, en la canasta del ofertorio. Se trata de entregarnos completamente a Dios, reconociendo que él nos hizo y nos dio todo lo que tenemos.
Esa es la definición de mayordomía que el Arzobispo Thomas Wenski quiere que los católicos tomen en serio. Por eso ha escrito una Carta Pastoral sobre "La mayordomía y la teología de compartir nuestros dones", para iniciar la celebración del Mes de la Mayordomía en noviembre, el mes de Acción de Gracias.
La celebración se realizará en cada una de las 109 parroquias y misiones de la Arquidiócesis. Comenzará el fin de semana del 2 y 3 de noviembre con la "Presentación a la mayordomía", la Carta Pastoral del Arzobispo, escrita para esta ocasión.
El 9 y 10 de noviembre será el fin de semana de "Bienvenidos a casa", con el objetivo de dar la bienvenida a los que se han alejado de sus parroquias. Las parroquias tendrán mesas de bienvenida donde los asistentes a las Misas podrán inscribirse como feligreses y recibir información sobre los ministerios parroquiales.
Los días 16 y 17 de noviembre se centrarán en cómo "Servir y cuidar a los demás", recordando a los feligreses como Jesús dijo que todos seremos juzgados al final: Lo que hiciste por el menor de tus hermanos, lo hiciste por mí.
La celebración terminará el 23 y 24 de noviembre, el fin de semana antes del Día de Acción de Gracias. A cada parroquia se le pide que celebre una Misa de "Acción de Gracias" como la Arquidiócesis celebra cada año para aquellos que donan a la campaña anual del ABCD o recuerdan a la Arquidiócesis en sus testamentos.
La Misa arquidiocesana de este año se realizará la vigilia del sábado, 23 de noviembre, en la Catedral St. Mary, para que las parroquias puedan honrar a sus donantes el domingo.
"La mayordomía es un estilo de vida completo", dijo Katie Blanco Bourdeau, directora de la Oficina de Desarrollo de la Arquidiócesis. "Es una vida de total responsabilidad de los recursos de tiempo, talento y tesoro que Dios nos ha dado. La base de la mayordomía es reconocer que Dios es nuestro creador y dueño de todo".
¿Pero cómo convencer a la gente de eso? Ahí es donde la parroquia local hace toda la diferencia.
En una presentación a los sacerdotes arquidiocesanos en su convocatoria de septiembre pasado, Blanco Bourdeau enfatizó la conexión entre la mayordomía y el sentirse bienvenido en una iglesia.
"Los ministerios, programas y otras formas de participación juegan un papel importante en el proceso de la mayordomía, ya que permiten a la gente acercarse más a Dios y a la Iglesia", dijo. "La hospitalidad también es vital. La gente necesita sentirse bienvenida y tener un sentido de pertenencia a la Iglesia. Ese sentido de pertenencia es el catalizador para mejorar su sentido de compromiso, responsabilidad y participación".
"La mayordomía implica una conversión del corazón y de la mente", añadió Blanco Bourdeau. "Es el proceso de transformar a los asistentes a la Misa en feligreses responsables y comprometidos".
Esa sensación de que la Iglesia es más que una Misa dominical, y que dar implica más de una colecta una vez a la semana o una vez al año: eso es la verdadera mayordomía.
Como escribe el Arzobispo Wenski en su carta: La verdadera mayordomía nos ayuda a descubrir "la alegría de dar", que "es el camino, el único camino en que nos daremos cuenta plena de cuán humanos somos, y en que responderemos a nuestra vocación bautismal a la santidad, al convertirnos en las personas que Dios quiso que fuéramos”.
Lea la carta pastoral aquí: La mayordomía y la teología de compartir nuestros dones