By Ana Rodriguez Soto - The Archdiocese of Miami
Photography: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC
MIAMI | Los católicos arquidiocesanos pudieron vivir la Jornada Mundial de la Juventud la semana pasada. No tuvieron que volar para estar allí o ver a través de pantallas gigantes a una milla de distancia. Poniendo o quitando un millón de personas, la vigilia de oración vespertina en el Seminario St. John Vianney, el 22 de agosto se sintió como algo real.
Alrededor de 300 jóvenes llenaron el campo de hierba con banderas ondeando al ritmo de la música que salía del escenario. Al ponerse el sol, la cruz y el icono de la Jornada Mundial de la Juventud fueron llevados y colocados en un lugar de honor en el escenario. Oraciones, peticiones y música se mezclaron con la adoración silenciosa al Santísimo Sacramento en medio de un mar de velas encendidas.
La mejor parte: la cruz y el icono de la JMJ no eran objetos lejanos en el horizonte, sino, reliquias cercanas que todos podían tocar y venerar. La cruz � un regalo que San Juan Pablo II les dio a los jóvenes del mundo en 1984 � estuvo junto a la tumba de San Pedro, en Roma, durante todo el Año Santo de la Redención, de 1983 a 1984. El icono es una réplica de la imagen de Nuestra Señora de Salus Populi Romani � la Protectora del Pueblo Romano � estuvo alojada en la Basílica de Santa Maria Maggiore en Roma. La devoción se remonta al año 590 d.C. y a San Gregorio Magno. Juan Pablo II entregó la réplica a los jóvenes del mundo en el 2003.
El Arzobispo José Domingo Ulloa de Panamá presidió la vigilia. Darles a los residentes del Sur de La Florida una muestra de la Jornada Mundial de la Juventud fue precisamente su propósito al acompañar a la cruz y al ícono de la JMJ en su visita de un día a Miami � una de las cinco únicas paradas en la gira por los Estados Unidos, la última ocurrió hace 25 años. Después de llegar aquí desde Chicago, la cruz fue llevada a Houston, luego Washington, D.C. y Los Ángeles.
TODOS INCLUIDOS
"Sabemos que muchos jóvenes, especialmente los inmigrantes, no van a tener la oportunidad de encontrarse en la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá", dijo el Arzobispo Ulloa al periódico Florida Catholic. "Queremos dejarlos saber que ellos también están incluidos en esta gran fiesta de la juventud que el Papa Francisco ha convocado en Panamá”.
Antes de la vigilia, el Arzobispo Ulloa celebró la Misa en la capilla del Seminario St. John Vianney, también con la cruz y el icono presentes. La intención de la Misa fue por las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, y la capilla estaba llena de seminaristas, religiosas, novicias y postulantes de la congregación Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María.
El Arzobispo Thomas Wenski, el Obispo Auxiliar Peter Baldacchino y Mons. Fernando Isern, Obispo emérito de Pueblo, Colorado, concelebraron con el Arzobispo Ulloa y participaron en la vigilia que siguió a la Misa y concluyó alrededor de las 10 p.m.
También estuvieron presentes varios sacerdotes del Sur de La Florida, incluidos los que trabajan en el seminario y el P. Rafael Capó, director de la Oficina Regional del Sureste de los Obispos de los Estados Unidos para los hispanos. El P. Capó trabaja con la Pastoral Juvenil Hispana, un ministerio para jóvenes adultos de habla hispana, cuyos miembros ayudaron a preparar la vigilia junto con el personal de la Oficina arquidiocesana para el Ministerio de Jóvenes y Jóvenes Adultos.
También participaron los miembros de Encuentros Juveniles, un movimiento arquidiocesano para jóvenes, quienes ayudaron especialmente con el cuidado y transporte de la cruz y el icono.
MÁS DE 12 PIES DE ALTO
La cruz consiste en dos vigas de madera lisa con una inscripción, pero tiene más de 12 pies de altura. Cada diócesis debe construir su propia base para la cruz, dijo Rosemarie Banich, directora arquidiocesana del Ministerio de Jóvenes y Jóvenes Adultos. El icono viene con un caballete. Cuando se embalan y se preparan para el envío, pesan alrededor de 700 libras en total. También tienen etiquetas GPS adheridas y vienen con un manual de instrucciones de 21 páginas que describen la manera correcta de transportarlas, enviarlas, ensamblarlas, celebrarlas y cuidarlas.
"No viene a Estados Unidos con tanta frecuencia”, dijo Banich sobre la cruz de la JMJ. Aparte de haber venido en 1993, para la Jornada Mundial de la Juventud en Denver, sólo vino una vez más: a la Zona Cero en Nueva York después de los ataques terroristas del 11 de septiembre.
El autodenominado "conductor Uber de la cruz" fue Mark Gómez de Encuentros Juveniles, quien asistió a la Jornada Mundial de la Juventud en Polonia, en el 2016.
“La última vez que la vi (la cruz), estaba en el escenario con el Santo Padre justo al lado, dirigiendo la adoración y 1,5 millones de personas reunidas alrededor. Verla así de cerca es increíble", dijo durante una jornada de oración a media tarde en la escuela secundaria Msgr. Edward Pace, en Miami Gardens.
"Siempre pensé que sería un honor llevarla, y ahora soy yo quien la está llevando por Miami", dijo Gómez al Florida Catholic. "La cruz nos unirá a todos en oración con aquellos millones de jóvenes que estarán en Panamá. Realmente es una bendición tener la cruz aquí y el icono también".
LA MISMA MADERA
El hermano de Gómez, el P. Matthew Gómez, actual vicario parroquial de la iglesia St. John Neumann, en Miami y también veterano de Polonia 2016, enfatizó este punto a los jóvenes en la escuela Pace. "Esta cruz fue entregada a los jóvenes para los jóvenes por San Juan Pablo II. Tocarás la misma madera que él tocó y que otros jóvenes han tocado".
En su homilía en el Seminario St. John Vianney, el Arzobispo de Panamá, Mons. Ulloa parado frente a la cruz dijo: “Ahí, igual que tú y que yo, millones de jóvenes del mundo han encontrado la fortaleza� Han descubierto que no hay nadie que nos ame más que Él”.
El Arzobispo resaltó la pequeñez de su tierra natal, y dijo que el Papa Francisco escogió el istmo de Panamá precisamente "por creer en los pequeños" � los cientos de miles de jóvenes de Centroamérica que de otra manera no tendrían la oportunidad de participar en una Jornada Mundial de la Juventud.
Mons. Ulloa también recordó a sus oyentes que “los jóvenes no son el futuro. Son el presente", dispuestos a transformar tanto a la Iglesia como al mundo.
El P. Bryan García, veterano de dos Jornadas Mundiales de la Juventud y administrador de la parroquia St. Bernadette, en Hollywood, hizo eco de ese sentimiento en sus comentarios a los adolescentes en la secundaria Pace.
“Odio esa frase (la juventud es el futuro)", dijo. "Y creo que Juan Pablo II estaría de acuerdo, porque si crees que eres el futuro, entonces debes esperar hasta mañana para hacer lo que estás llamado a hacer. Somos el presente, hermanos y hermanas, lo que significa que tenemos que dar testimonio hoy de lo que somos. No podemos esperar hasta el futuro".
La periodista independiente Cristina Cabrera Jarro colaboró en la elaboración de este informe.