By Ana Rodriguez Soto - The Archdiocese of Miami
MIAMI | Después de dar permiso para que las parroquias en los Cayos reanuden la celebración de misas con los fieles a partir del 18 de mayo de 2020, el arzobispo Thomas Wenski les ha dicho a los párrocos en los condados de Miami-Dade y Broward que pueden comenzar a celebrar las misas con sus fieles el 26 de mayo — el martes después de Memorial Day.
Las primeras misas dominicales con los fieles se celebrarán el domingo de Pentecostés, el fin de semana del 30-31 de mayo.
Sin embargo, habrá restricciones para los asistentes, por lo cual las misas por internet continuarán en el futuro inmediato. Y la dispensa de la obligación de asistir a Misa el domingo continúa "indefinidamente", dijo el arzobispo en una carta que le escribió a los feligreses con fecha 18 de mayo de 2020.
Se insta a los ancianos, enfermos o personas cuyas afecciones subyacentes los pongan en alto riesgo de sufrir complicaciones por el coronavirus, así como a los que tienen bajo su cuidado a estas personas, a que sigan participando en la Misa desde la seguridad de sus hogares. El arzobispo dijo que estos feligreses “deben contactar a la rectoría de la parroquia y hacer los arreglos para que se les lleven los sacramentos”.
Las restricciones fueron descritas por el arzobispo en su carta a los fieles y en un mensaje separado a los sacerdotes. Las restricciones incluyen:
- Todos los fieles deberán de usar mascaras sanitarias y quitárselas solo para recibir la Comunión. Los sacerdotes, diáconos y ministros extraordinarios de la Eucaristía usarán mascaras sanitarias al distribuir la Comunión, pero no mientras prediquen o se encuentren en el altar.
- El distanciamiento social reducirá el número de fieles que pueden ser acomodados quizás a solo un 25 o 30 por ciento de la capacidad habitual de su iglesia. Los párrocos podrán agregar más Misas al horario si fuera necesario, crear salas de desbordamiento o establecer algún tipo de “sistema de reservaciones” para garantizar que todos los que deseen asistir puedan hacerlo.
- El distanciamiento social también se observará al entrar y salir de la iglesia y ponerse en fila para recibir la Comunión.
- La Comunión no se distribuirá bajo las dos especies; solo bajo la forma del pan. “No estoy mandando que sólo se reciba la Comunión en la mano — ya que la Comunión en la lengua, si se hace apropiadamente, no implica tocar la lengua del comulgante”, el arzobispo les dijo a sus sacerdotes.
- Los fieles no se tomarán de las manos durante el rezo del Padre Nuestro ni se intercambiarán el Signo de la Paz.
- No habrá procesión con las ofrendas ni agua bendita a la entrada de las iglesias; y tampoco se pasarán las cestillas para la recoger las donaciones.
- No habrá himnarios ni misales. Los fieles pueden traer los suyos propios o seguir las lecturas por medio de aplicaciones telefónicas.
- Los desinfectantes para las manos estarán disponibles en las entradas de las iglesias, y todas las superficies de la iglesia (incluyendo los bancos, las manijas de las puertas y los baños) serán desinfectados entre las misas.
- Todas las demás actividades y reuniones parroquiales (al menos que ocurran “virtualmente”) permanecen suspendidas.
“Necesitaremos de algún tiempo para acostumbrarnos a estos arreglos, y, por lo tanto, se les pide que presten atención a los ujieres u otras personas que puedan estar dirigiendo”, escribió al arzobispo en su carta a los fieles.
También dijo que “si alguien no está de acuerdo con la necesidad de usar una máscara sanitaria, yo le pediría a esa persona que la usara de todos modos, por respeto y por caridad hacia sus hermanos feligreses”.
El arzobispo hizo hincapié en que “no vivimos en un mundo libre de riesgos”, ya que el riesgo existe dentro de toda actividad humana.
“Pero la prudencia nos ayuda a reducir el riesgo siempre que sea posible”, dijo. “El coronavirus, COVID-19, ha introducido nuevos riesgos en nuestras vidas, y hasta que haya una vacuna ampliamente disponible, no podremos eliminar completamente los riesgos, pero debemos tratar de reducir esos riesgos con prudencia, siempre que sea posible”.
Les recordó a los católicos del sur de la Florida que, aunque las misas con los fieles se suspendieron el 16 de marzo de 2020, “nunca ‘cerramos’: nuestras oficinas parroquiales permanecieron abiertas; nuestras escuelas, nuestras Caridades Católicas, nuestros Servicios de Salud Católicos, nuestro Centro Pastoral continuaron sus operaciones”.
Los sacerdotes también continuaron llamando a los enfermos, escuchando confesiones y ofreciendo la Misa todos los días, y se esforzaron por permanecer presentes para sus feligreses a través del internet o por otros métodos tecnológicos.
“Y aunque no pudieron celebrar misas en la iglesia con ustedes en estas últimas semanas, nunca dejaron de ofrecerle al pueblo de Dios el más importante de sus ‘servicios esenciales’: el de sus oraciones”, escribió el arzobispo.
El poder reanudar las misas con los fieles es buenísima noticia, dijo, pero añadió una nota de caución, pidiéndole a sus sacerdotes que crearan un plan B “por si se enferman, exhiben síntomas o tienen que aislarse por haberse contagiado con el virus”.
Mencionó una parroquia en Houston, Texas, donde se tuvieron que suspender las misas a solo dos semanas de reanudadas, debido a que tres de los sacerdotes dieron positivo para el virus — aunque ninguno exhibía síntomas. La parroquia pidió a todos los fieles que habían ido a misa monitorear su salud y ser examinados para COVID-19.
En su carta a los fieles, el arzobispo concluyó: “El nuevo coronavirus todavía está entre nosotros, al igual que el riesgo de contagio. A medida que avanzamos para reabrir, la prudencia —la capacidad de gobernarnos y de someternos a la disciplina mediante el uso de la razón—, debe regir nuestras acciones. No hay sustituto para el buen juicio”.
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