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Homilies | Sunday, October 17, 2021

'Avanzar juntos'

Homilia por Mons. Thomas Wenski en la Misa de apertura del Sínodo sobre la Sinodalidad

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El Arzobispo Thomas Wenski predicó esta homilía durante la Misa de apertura del Sínodo sobre la Sinodalidad, el 17 de octubre de 2021, en la Catedral de Santa María.

En la Iglesia de Jesucristo, nadie es tan pobre que no tenga algo que aportar; y nadie es tan rico, que no tenga algo que recibir. Como declaró Pedro en la primera lectura de hoy, cuando bautizó al pagano Cornelio y a su familia, "Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación el que le teme y practica la justicia le es grato".

Por eso hoy, por iniciativa del Papa Francisco, el pueblo de Dios de todo el mundo se reúne con sus obispos para preparar la XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos que se llevará a cabo en el 2023. Con el tema "Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión", el Papa Francisco está invitando a todo el pueblo de Dios —y no sólo a las élites de las parroquias y cancillerías— a escucharse unos a otros, y todos, al Espíritu Santo, para discernir un camino a seguir para la Iglesia, para imaginar un futuro diferente para la Iglesia y sus instituciones de acuerdo con la misión que ha recibido.  

El Arzobispo Thomas Wenski dice algunas palabras al terminarse la Misa donde inauguró el Sínodo sobre la sinodalidad en la Arquidiócesis de Miami, el 17 de octubre de 2021.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

El Arzobispo Thomas Wenski dice algunas palabras al terminarse la Misa donde inauguró el Sínodo sobre la sinodalidad en la Arquidiócesis de Miami, el 17 de octubre de 2021.

Nuestra participación en este Sínodo sobre la sinodalidad durará hasta abril de 2022; una segunda fase, la continental, seguirá desde septiembre de 2022 hasta marzo de 2023. Después, las conferencias episcopales de cada país coordinarán y evaluarán juntas los resultados de la fase diocesana que, esperamos, darán al Sínodo de los Obispos que se reunirá en Roma a finales de 2023 un rico recurso de información, ideas y sugerencias para avanzar juntos. "Avanzar juntos" quizá sea una buena definición de lo que el Papa entiende por "sinodalidad".

Los sínodos no son nuevos para la Iglesia. En 2012-13, tuvimos un Sínodo Arquidiocesano, el segundo en nuestros más de 60 años de historia. Y el Sínodo de Obispos que se celebrará en Roma en 2023 es el 16º "sínodo general de obispos" desde el Concilio Vaticano II. Desde el primer concilio de Jerusalén convocado por Pedro para resolver la cuestión de si los nuevos cristianos debían circuncidarse (no lo hacen), la Iglesia se ha reunido para rezar y tomar decisiones sobre asuntos que afectan a las comunidades cristianas.

Sínodo significa "caminar juntos". En el evangelio de hoy, encontramos a Jesús caminando con los discípulos de Emaús. Su caminar junto a esos discípulos hizo posible un encuentro. También nosotros debemos estar dispuestos a encontrarnos unos con otros, a estar dispuestos a ser interpelados por la presencia y las historias de los demás. Jesús escuchó a los discípulos de Emaús, y ellos a él. Esto es más que escuchar con los oídos; es escuchar con el corazón. Y, en estos tiempos de polarizaciones políticas e ideológicas, qué importante es nuestra escucha mutua. No debemos atrincherarnos en nuestras certezas ni "insonorizar" nuestros corazones para no escuchar la voz del otro, o la voz del Espíritu. Incluso en su dolor, los discípulos de Emaús escucharon a Jesús explicándoles las Escrituras; y sus corazones se encendieron. En el camino de Emaús, a través de su encuentro, de su escucha, llegaron a discernir que el desconocido que les había acompañado por el camino era el propio Señor, al que reconocieron al partir el pan. Después, por supuesto, los discípulos de Emaús siguieron caminando juntos, pero tomaron una nueva dirección, no hacia Emaús, sino de vuelta a Jerusalén, donde anunciaron a los hermanos y hermanas allí reunidos que habían visto al Señor resucitado.

Así pues, se nos invita a caminar juntos, de forma sinodal, a modo de encuentro, escucha y discernimiento. A veces, cuando alguien me pregunta qué es un "sínodo", respondo que "sínodo" es una palabra "eclesiástica" para referirse a la planificación estratégica. La mayoría de las personas están familiarizadas con la planificación estratégica por sus ocupaciones y profesiones. Y esa planificación suele tener más éxito si la consulta es amplia. La planificación nos ayuda a entender, a evaluar, a llegar a las mejores decisiones, a las mejores prácticas. No podemos seguir aplicando viejas soluciones a nuevos problemas. Como dijo el Papa Francisco, la Iglesia no debe convertirse en un "museo" bello pero mudo, con mucho pasado pero poco futuro.

Ante la pérdida de credibilidad por los escándalos que han herido al Cuerpo de Cristo, ante el creciente secularismo de nuestra sociedad, un secularismo que quiere exiliar a Dios de nuestra conciencia y marginar a los que persisten en creer, y teniendo en cuenta los retos de una pandemia en curso, y por muchas otras razones, algo de planificación estratégica no nos vendrá mal.

Les agradezco la generosidad de su tiempo y talento para asegurar que en las próximas semanas y meses emprendamos un proceso sinodal creíble —para que al escucharnos unos a otros y al escuchar al Espíritu Santo, "no nos desviemos del camino de la verdad y la justicia, sino que en nuestro peregrinaje terrenal nos esforcemos por alcanzar la vida eterna".

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