By Ana Rodriguez Soto - The Archdiocese of Miami
MIAMI | En una sala llena de gente, el P. Jorge García pasaba inadvertido. Pequeño en estatura, siempre delgado y decididamente introvertido, tendía a trabajar duro y dejar que otros hablaran. Entre amigos, sin embargo, era divertido, buen amigo y generoso con su tiempo.
“Realmente mi mejor amigo”, dijo Araceli Cantero, antigua editora de La Voz Católica, que conoció al P. García en la década de los 70, cuando él ejercía como capellán de los estudiantes católicos en la Universidad de Miami, con sede en la parroquia de St. Augustine, en Coral Gables.
Cantero anotó que el círculo de estudiantes que se creó en aquel entonces sigue reuniéndose. Ahora son médicos, abogados y arquitectos, y algunos se presentaron en el hospital este fin de semana para despedirse del sacerdote.
El P. García, de 73 años, murió el 19 de diciembre después de sufrir una serie de enfermedades, y al final un derrame cerebral. Se había retirado debido a problemas de salud en junio del 2012, después de haber servido 16 años como párroco de St. Hugh en Coconut Grove.
Pero antes de que su condición se agravara, había pasado una buena semana, dijo Cantero. “Lucía de lo más bien, estaba alerta y se reía de sí mismo. Hasta salió a comer con tres grandes amigos”.
Uno de ellos era el P. Pedro Lleó, también sacerdote retirado de Miami. Los dos se conocían desde 1964. Habían sido compañeros de estudios � y de cuarto � en California durante su periodo de formación en los Padres Escolapios.
“Yo me dormía todas las noches al sonido del teclado de la máquina de escribir”, dijo el P. Lleó, recordando que el P. García estaba terminando su tesis. “Jorge era brillante. Era inteligentísimo”, añadió.
En lo personal, era “buen amigo, muy leal”, y su pasatiempo era viajar. Los dos visitaron juntos muchísimos países, incluyendo una última excursión en 2012 a Cambodia para ver los templos de Angkor � por muchos años un anhelo del P. García. También iban con regularidad al teatro y a la ópera.
El P. Lleó dijo que pasó muchos de sus días libres en la parroquia del P. García, ya que “para él la principal virtud era la hospitalidad. Recibir a cada huésped como si fuera Jesús”.
Cantero trabajó con el P. García durante los dos años (1982-84) que él ejerció como director de La Voz, el periódico en español de la Arquidiócesis. Considera que el P. García era “muy buen administrador. Dejó en muy buen estado las parroquias que le encomendaron”.
Posiblemente menos conocido, salvo a los que fueron sus feligreses, era el hecho de que el P. García era un experto bíblico y “excelente predicador. Siempre suscitaba inquietud interior y deseos de ser mejores”, dijo Cantero.
Recordó que, en 1998, el P. García pasó un tiempo sabático de tres meses en Tierra Santa, “para vivir los lugares de los que hablaba en su predicación”. También escribió una serie de artículos para La Voz, en la década de los 90, bajo el tema “las peregrinaciones de Jesús”.
Nacido en La Habana, Cuba, el 25 de febrero de 1945, el P. García era el más joven de dos hermanos. Estudió en escuelas elementales y secundarias dirigidas por los Padres Escolapios antes de salir de Cuba con su hermano a través del programa Pedro Pan. Pasaron un tiempo solos hasta que se reunieron con sus padres, que se establecieron en Miami.
Poco después, el joven García entró en el noviciado Escolapio en Derby, New York y en 1968 se graduó de la Catholic University of America con títulos en química y filosofía. También obtuvo títulos avanzados en teología y divinidades de St. Albert’s College (Graduate Theological Union) en Berkeley, California, en 1973 y 1974, respectivamente. Además de dominar el inglés y el español, entendía italiano y alemán.
Fue ordenado sacerdote Escolapio el 23 de junio de 1973 en la iglesia San Juan Bosco, en la Pequeña Habana, por el entonces obispo auxiliar de Miami, René Gracida.
El P. García enseñó en St. Bernard High School, en Los Ángeles, California, de 1973 a 1975, y se pasaba los veranos ayudando en la iglesia St. John the Baptist en Fort Lauderdale.
“Muy buen hijo, por cuidar a sus padres ancianos tuvo que dejar la orden de los Escolapios que amaba”, dijo Cantero.
A partir de entonces, en junio de 1975, comenzó a servir en la Arquidiócesis y se incardinó � se hizo sacerdote diocesano � el 21 de octubre de 1981.
De 1975 a 1976 enseñó en Cardinal Gibbons High School, en Fort Lauderdale. Ejerció como capellán de los estudiantes en la Universidad de Miami, y como vicario parroquial en la iglesia St. Augustine, de 1976 a 1979.
De 1977 a 1984 sirvió como proponente del Tribunal Metropolitano, y al mismo tiempo, de 1979 a 1982, fue vicario parroquial en St. Agatha, en Miami, y capellán en la Florida International University, que está localizada frente al templo.
Fue nombrado director asociado de la Oficina de Catequesis de la Arquidiócesis en 1982, y su director en 1983, posición que sostuvo hasta 1986. Durante esos años, vivía y ayudaba en la iglesia Sts. Peter and Paul, en Miami.
Desde diciembre 1985 hasta marzo 1986, sirvió de administrador temporal en la iglesia St. Kevin, en Miami. Después fue nombrado administrador, y luego párroco, de la iglesia St. John the Apostle, en Hialeah, donde permaneció desde 1986 a 1992. También fue capellán del Catholic Educators Guild (Cofradía de Maestros Católicos) de 1985 a 1987.
En 1992, fue nombrado profesor del Seminario St. John Vianney en Miami, convirtiéndose en rector en 1993. Ahí permaneció hasta 1996, cuando fue nombrado párroco de St. Hugh.
Al enterarse el sábado que su gran amigo se había puesto grave, el P. Lleó se dirigió al hospital para ungirle. Por el camino, encendió la radio y sintonizó una estación que tocaba sólo villancicos. Oyó primero, “I’ll Be Home for Christmas” (Estaré en Casa para Navidad), y después, “God Rest Ye Merry Gentlemen” (Dios Les Dé Descanso, Caballeros Alegres).
“Como hombre de fe, dije ‘aquí hay un mensaje’,” recordó el P. Lleó.
Unos días después, volvió a visitarlo, esta vez con el P. Mario Vizcaino, que había sido maestro de clérigos de los dos en el noviciado Escolapio. El P. Lleó se despidió de su amigo y le dijo al oído: “Yoyo (su apodo), dentro de ocho días es Navidad. Tienes que tomar una decisión muy importante. O la celebras con nosotros o la celebras con Papá Dios”.
Al concluir la serie de “las peregrinaciones de Jesús” en La Voz Católica, el P. García había escrito: “Cada vida es una teología. Sólo cuando respondemos a la pregunta sobre Dios y descubrimos quiénes somos podemos ser profundamente humanos”.
Cantero considera que es un epitafio apropiado para el sacerdote y amigo que ella conoció. A pesar de la tristeza de su ausencia, dice que se alegra por él. “Seguro que tendrá la mejor Navidad de su vida”.
La vigilia por el P. García tendrá lugar el sábado, 22 de diciembre, comenzando a las 10 a.m. en Sts. Peter and Paul, situada en el 900 S.W. 26 Road, en Miami. Seguirá la Misa fúnebre a las 11:30 a.m., y después el sepelio en el cementerio Our Lady of Mercy, en Doral.
Sobreviven al P. García su hermano Carlos, su cuñada Julie, y sus sobrinos y sobrinas, Carla, Claudia, Carlín y Danny.