By Ana Rodriguez Soto - The Archdiocese of Miami
MIAMI | En su 98 cumpleaños, sentado en su silla de ruedas cerca de la parte delantera de la Catedral St. Mary, Luis Rodríguez Iznaga vio a su nieto convertirse en sacerdote.
Al hacerlo, el P. Luis Pavón respondió al llamado que su abuelo materno©de quien recibió su nombre©creyó oír; pero "las circunstancias de la vida" en ese momento le impidieron responder.
"Cuando está destinado a ser, está destinado a ser", dijo Luisa Pavón, la madre del nuevo sacerdote, mientras esperaba el comienzo de la ceremonia de ordenación el 13 de mayo. Refiriéndose a su padre, añadió: "Él dijo desde el principio que sabía que Luis tenía algo santo en él”.
Otra abuela también predijo el futuro de su nieto.
"Mi abuela©por parte de mi mamá©siempre nos decía, desde que Gary tenía cinco años, que él sería sacerdote. Y está sucediendo. Ese sueño se está cumpliendo en este momento", dijo Alexandra De Los Santos, hermana del P. Edgardo "Gary" De Los Santos.
"Mi mamá, mi papá, mi hermana, se están regocijando en el cielo", añadió ella, refiriéndose a los miembros difuntos de la familia. También se imaginó a su abuela, que murió hace 39 años, "diciéndole a todos, 'se los dije'".
El P. Pavón, de 35 años, y el P. De Los Santos, de 54, son dos de los nueve hombres que el Arzobispo Thomas Wenski ordenó sacerdotes en el centenario de las apariciones de Fátima, la clase arquidiocesana de ordenados más grande en décadas.
Su ordenación fue atestiguada por una muchedumbre que desbordó la catedral y miles más que lo vieron por internet en la página web arquidiocesana y por Facebook en vivo.
Los nuevos sacerdotes tienen entre 28 y 59 años de edad. Provienen de Guam, Filipinas, Líbano, Colombia, Perú y la India, así como de Miami. Basta decir que, para la mayoría de ellos, el camino de la ordenación estuvo pavimentado con desvíos. (Lea sus historias aquí.)
Esos giros y vueltas estaban ciertamente en la mente de sus familiares hasta que llegó el día de su ordenación.
"Fue un milagro del Santísimo Sacramento", dijo Paula Beatriz Perdomo de Agudelo, madre del segundo mayor en edad del grupo, el P. Oswaldo Agudelo, de 54 años.
Ella y su padre, Gabriel de Jesús Agudelo, rezaron durante años para que su segundo hijo dejara la vida de trotamundos en la que vivía como productor ejecutivo del canal de noticias 24 horas, de Telemundo.
"Le pedí a Jesús en el Santísimo Sacramento que siguiera los pasos de su hermano", dijo el patriarca de la familia. Su hijo mayor, Gabriel, se prepara para la ordenación el próximo año, para la Diócesis de Brooklyn.
"Este es un verdadero milagro", dijo su hermana, Beatriz Aguelo. Pero Oswaldo no se lo contó a la familia al principio. "Había estado en el seminario un año y nadie lo sabía".
Norma Flores dijo que tenía una premonición sobre su primogénito, el P. Luis Flores, de 41 años, el día en que recibió su confirmación. Su padre, Luis Flores, Sr., también tuvo un sueño, días antes de que su hijo le dijera que estaba entrando al seminario. En su sueño, la familia estaba cenando, y su hijo se levantó diciendo: "Tengo prisa porque tengo que ir a dar Misa".
"Para mí es una inmensa felicidad que uno de mis hijos esté al servicio del Señor", dijo Norma Flores.
En el caso del P. Joseph Maalouf, de 59 años de edad, el mayor de la clase de ordenados, fueron sus hijas quienes notaron un cambio después de asistir a un retiro de Emaús, en 1996.
Realmente fue la noche y el día. Se podía decir que algo le sucedió durante ese retiro", dijo Angie Maalouf, sentada con su hermana, Mary Maalouf, y otros familiares.
Su padre comenzó a tomar un mayor interés en la vida de la iglesia. Comenzó ofreciéndose como acomodador en su parroquia St. John Neumann, en Miami, luego se convirtió en ministro extraordinario de la Santa Comunión, luego en diácono permanente, y finalmente en sacerdote.
"Ha tenido un camino muy largo. Lo hemos apoyado y estamos muy orgullosas de él", dijo Angie Maalouf.
En cuanto a tener un padre que es padre, ella señaló: "Creo que la gente se sorprende un poco al principio. Pero al final piensan que es algo genial".
Como también es genial la primera asignación del P. Alex Rivera: vicario parroquial de la Iglesia Epiphany, en South Miami, cuyo párroco, Mons. Jude O'Doherty, casó a sus padres y lo bautizó a él.
¡Estamos a punto de hacer Epiphany grande otra vez! exclamó contento el monseñor.