By Tom Tracy - Florida Catholic
MIAMI | El diácono Edgardo Farías, director del Ministerio de Prisiones de la Arquidiócesis de Miami y defensor de un sistema penal más restaurativo, dice que él y otros acogen con beneplácito el cambio del Papa Francisco en las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre la pena de muerte.
“He recibido muchas llamadas telefónicas, mensajes de texto y correos electrónicos de capellanes católicos de prisiones y laicos contentos con la noticia”, dijo el diácono Farías.
Los cambios al número 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica fueron anunciados el 2 de agosto por el Cardenal Luis Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
“La pena de muerte nunca fue la solución para los crímenes violentos. La pena capital es la máxima degradación humana; una sociedad que aplica la pena de muerte es violenta y genera más violencia”, dijo el diácono Farías.
“Una sociedad debería invertir más en la prevención del crimen. Más prevención, menos crímenes, menos encarcelados, menos cárceles”.
Al preguntarle si ha visto de cerca cómo la pena de muerte afecta a las familias y cómo se aplica aquí en La Florida, el diácono Farías señaló que la aplicación de la pena de muerte abre más heridas de resentimiento en las familias de los condenados y en las familias de las víctimas, porque no hay un proceso de curación y de reconciliación para los afectados.
Además, indicó que la declaración de la modificación en el catecismo por parte del Papa Francisco para enseñar sobre la “inadmisibilidad” de la pena de muerte, no fue un cambio repentino, sino gradual, “porque los Papas San Juan Pablo II y Benedicto XVI ya se oponían a la pena de muerte”.
“La pena de muerte ha sido durante mucho tiempo tema de un debate interminable. Hay discrepancias sobre la manera en que el valor de la vida humana debe ser proclamado y defendido usando las leyes”, dijo el diácono Farías. “Esto nos hace preguntarnos hasta qué punto la legislación penal actual refleja la naturaleza inviolable de la vida humana”.
Ahora, para la Iglesia, es explícito que la pena de muerte es “inadmisible”, añadió el diácono. “Esa frase �pena de muerte� es fuerte, porque atenta contra la dignidad de la vida humana, y el nuevo texto dice que la Iglesia trabaja con determinación para la abolición de la pena de muerte en todo el mundo”.