By Ana Rodriguez Soto - The Archdiocese of Miami
MIAMI | Este año se realizará otro sínodo en la Arquidiócesis de Miami, pero esta vez, el Papa Francisco realizará la "escucha".
Para quienes no lo recuerden, la Arquidiócesis celebró su Segundo Sínodo General entre abril de 2012 y octubre de 2013, y el arzobispo Thomas Wenski pasó el verano de 2012 de visita en más de una docena de parroquias para escuchar las respuestas de los feligreses a varias preguntas. El objetivo era determinar lo que la Arquidiócesis estaba haciendo bien, lo que la Arquidiócesis podría hacer mejor, y cuáles deberían ser sus prioridades para los próximos años. Aquel sínodo concluyó en octubre de 2013 con una Misa de clausura y la publicación de un plan pastoral estratégico para la Arquidiócesis de Miami.
Algo similar ocurrirá en el Sínodo de los Obispos que tendrá lugar en octubre de 2023 en Roma. Pero quienes se reunirán serán los obispos del mundo después de escuchar a los católicos del mundo, y harán recomendaciones al Papa Francisco para la Iglesia universal.
El título oficial de este sínodo es "Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión". El título abreviado es "Sínodo sobre la Sinodalidad", y será el 16o Sínodo de Obispos a nivel mundial, una práctica que comenzó después del Concilio Vaticano II. El Papa Francisco lo anunció el pasado mes de mayo, y abrirá el proceso el 9 de octubre en Roma.
"El Papa ha pedido a todas las diócesis del mundo que participen en este proceso", informó Rosemarie Banich, directora del segundo sínodo de la Arquidiócesis.
Comparó ese proceso con un tren de alta velocidad y en el que ella misma es la conductora. Este sínodo será más bien un tren bala, y una vez más, ella será la conductora.
"No vamos a comenzar de nuevo y hacer todo lo que realizamos para el Segundo Sínodo General", afirmó Banich. "El proceso es mucho más condensado en tiempo y en alcance".
En resumen: la Arquidiócesis inaugurará este sínodo especial con una Misa en la catedral de St. Mary el 17 de octubre; las sesiones de consulta tendrán lugar en octubre y noviembre en cada una de las parroquias y a nivel de decanato, o regional; las conclusiones serán recopiladas y revisadas por equipos de trabajo entre enero y marzo de 2022; y el informe de la Arquidiócesis se presentará a la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos en abril de 2022.
Los siguientes pasos serán a nivel de los obispos estadounidenses y de las conferencias episcopales continentales, y finalmente llevarán a la reunión de los obispos con el Papa en Roma en octubre de 2023.
Mientras tanto, la Arquidiócesis tomará los resultados de las consultas y creará un plan para la implementación local, con una Misa de clausura del sínodo y una celebración programada para el 5 de junio de 2022.
Aunque se trata de un sínodo "especial" y no "general", Banich indicó que "será muy bueno para la Arquidiócesis. Una parte responderá a lo que pida el Papa, y otra parte será para nuestra propia planificación y discernimiento".
El Vaticano acaba de enviar este mes el "vademécum", o "manual oficial para la escucha y el discernimiento en las iglesias locales", junto con el Documento Preparatorio del Sínodo, que incluye un tipo de cuestionario.
Según el documento preparatorio, la pregunta fundamental que guía esta consulta al Pueblo de Dios es la siguiente: En una Iglesia sinodal, que anuncia el Evangelio, todos “caminan juntos”: ¿cómo se realiza hoy este “caminar juntos” en la propia Iglesia particular? ¿Qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer en nuestro “caminar juntos”?
Para este sínodo especial, la Arquidiócesis nombrará a 14 personas para la Comisión Preparatoria del Sínodo, un órgano oficial de derecho canónico cuya función es asesorar, discernir y aconsejar al arzobispo durante todo el proceso. Los miembros de la comisión, que están siendo nombrados en estos momentos, tendrán su primera reunión el 23 de septiembre.
Además, cada parroquia seleccionará a tres personas como miembros del sínodo. Deberán estar en sus puestos antes de la Misa de apertura del 17 de octubre. Su función será facilitar las consultas a nivel parroquial —algunas de las cuales podrían realizarse en línea— e informar sobre los resultados al decanato.
"Queremos hacerlo lo más sencillo posible", aseguró Banich, y añadió que "esta es una oportunidad para que las parroquias se desprendan de la calima causada por el COVID, aunque todavía estemos en eso".
Los equipos de trabajo, que funcionarán de enero a marzo, estarán integrados por expertos en un área concreta del ministerio o de la gestión de la Iglesia. En algún momento de abril se celebrará una asamblea sinodal para revelar los resultados de las consultas y hacer recomendaciones de acción al arzobispo.
"Vamos a aprovechar este proceso" para evaluar la solidez actual de las iniciativas puestas en marcha tras el sínodo arquidiocesano, y trazar nuevas prioridades pastorales "para responder a la realidad actual de la Iglesia", dijo Banich. "¿Qué haremos para avanzar?"
Banich es un rostro familiar para muchos en la Arquidiócesis. De hecho, los sínodos representan el principio y el fin de su servicio en la Arquidiócesis. Comenzó como directora del sínodo arquidiocesano en 2012 y se convirtió en directora de la Pastoral de Jóvenes y Adultos Jóvenes en 2014, responsable de implementar una de las prioridades identificadas por el sínodo: más alcance a los jóvenes y adultos jóvenes. Hace unos años, asumió responsabilidades adicionales como directora de Vida Parroquial.
Una mudanza familiar a la región de Atlanta puso fin a su empleo aquí a finales de agosto, pero a petición del arzobispo, viajará de un lado a otro cuando sea necesario para "conducir" este "tren" sinodal "especial".
"Concluirá antes de que nos demos cuenta", predijo.
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