By Cristina Cabrera Jarro -
Photography: CRISTINA CABRERA JARRO | FC
MIAMI | Los alumnos Stephens Daphinis y Rodthalia Joseph, de primer grado, y Michael Fortilus, de segundo, practicaron saludos y reverencias. Su Alteza Serenísima la Princesa Nora de Liechtenstein visitaría su escuela de la Catedral St. Mary, en Miami, y ellos fueron seleccionados para entregarle obsequios.
“Pensé que era algo importante. Me sorprendió”, afirmó Stephens, que llevaba una camisa roja con motivo del Día de San Valentín.
Sujetaba con cuidado sus obsequios: un gran chocolate Hershey’s Kiss y una estampa de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Rodthalia, vestida de color rosado, llevaba un ramo de rosas, y Michael, también de rojo, un rosario.
Al no haber conocido nunca antes a una princesa de la “vida real”, su emoción se multiplicó en los compañeros de clase, e incluso en los profesores y maestros que esperaban en el patio del colegio.
La princesa católica no es ajena al Sur de La Florida ni a la Arquidiócesis de Miami, pues ya estuvo de visita en 2002. En aquella ocasión, la Princesa Nora fue invitada por la Fundación James J. Norris—una organización de ayuda internacional dedicada a aliviar la difícil situación de los inmigrantes, refugiados y desplazados—a visitar los campos de inmigrantes en Homestead. Posteriormente se reunió con voluntarios de la Misión de St. Ann que ayudan a la comunidad inmigrante. También visitó la escuela de la Catedral St. Mary y organizó un almuerzo a beneficio de su fondo de becas. En aquel momento, manifestó a los periódicos arquidiocesanos que se marchaba fascinada por la diversidad de la población que reside en el área metropolitana.
“Lo bonito es que se trata de una población evidentemente distinta de la que vive en Liechtenstein, te lo puedo asegurar. En lo personal, creo que también es estupendo para Liechtenstein. Es maravilloso que se haya tomado la molestia de venir”, dijo Susan Abell, tutora voluntaria de lectura para estudiantes de preescolar hasta cuarto grado en St. Mary.
Al regresar a la escuela después de tantos años, la Princesa Nora fue recibida por un grupo de alumnos representantes del séptimo y octavo grados, algunos de los cuales fueron sus “escoltas reales” hasta el patio, donde tuvo lugar una ceremonia de bienvenida elegante y sencilla.
“Es maravilloso verlos a todos”, expresó la princesa a la audiencia de alumnos de preescolar, primero, segundo y tercer grados. “Estoy muy contenta de estar aquí. Creo que tienen una escuela preciosa. El otro día estuve en la Misa y la catedral también me pareció muy bonita. Sólo espero que pasen un tiempo fantástico aquí, que aprendan mucho, pero que también se diviertan bastante”.
Al recibir los regalos, la princesa católica prestó atención especial al rosario. “Intento rezarlo todos los días. Es muy bueno si pueden rezar el rosario”, dijo a los alumnos.
Mientras caminaban, la directora de St. Mary, Julie Perdomo, le presentó a cada clase y a sus profesores, así como a las animnadoras, los deportistas y los exploradores. Un alumno de primer grado se acercó para “chocar los cinco”, y la princesa se los devolvió, lo que dio lugar a que varias manos más se acercaran para “chocar los cinco” de la realeza, que felizmente devolvió cada saludo.
Un alumno de segundo grado se armó de valor y preguntó a la princesa dónde vivía. Actualmente vive en Madrid, pero también en Liechtenstein, “que es el país pequeñito de dónde vengo. Y si buscas en un mapa de Europa, ves una cosa pequeñita entre Suiza y Austria. Eso es Liechtenstein”.
El principado europeo, de unas 7.5 millas de largo (12 km) y 62 millas cuadradas (260 km cuadrados) en total, es conocido por sus castillos, paisajes alpinos y aldeas, y una población de poco más de 39,000 habitantes, todo lo contrario que Miami, con su gran población y diferentes culturas.
Eso, y el encanto de cuento de hadas asociado a la realeza, animó a los alumnos a preguntarle a la princesa aún más sobre su vida.
Una alumna de cuarto grado le preguntó cuánto tiempo llevaba como princesa.
“Te conviertes en princesa cuando naces. Tiene unos pocos privilegios, pero también significa que tienes que servir, y tienes algunas responsabilidades”, respondió.
¿Y una corona?
“Nunca la he tenido, así que olvídenla”, dijo a los alumnos, que soltaron una risita.
Los alumnos de primer curso de la clase de Jeffrey Phillipe tuvieron el honor y el inesperado placer de que la Princesa Nora les leyera “I Love You, Spot” (Te quiero, Spot), de Eric Hill.
“No es habitual que tengamos una princesa en nuestra clase”, dijo Phillipe mientras organizaba a los alumnos en su zona de lectura, cómoda y afelpada.
Después de acomodarse, la princesa leyó el libro infantil ilustrado en forma de corazón que narra la sorpresa que el cachorro Spot le dio a su madre el Día de San Valentín.
“Quizás puedan organizar una sorpresa especial para su madre, su padre, o alguien a quien quieran de verdad. Y si no tienen tiempo de preparar nada, simplemente vayan y díganle: ‘Te quiero mucho. De verdad te quiero muchísimo’. ¿Les parece buena idea?”, preguntó la princesa.
Phillipe reveló que, de hecho, estaban haciendo tarjetas de San Valentín.
Antes de que la princesa se marchara, la clase coreó un “¡Feliz San Valentín, te quiero!” para ella y sus invitados.
“Feliz Día de San Valentín para ustedes, y los quiero”, respondió la Princesa Nora. “Ha sido un encanto estar aquí”.
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